C. Suetonio
En su obra “Vida de los
Césares”, el historiador romano Suetonio narró los sucesos acontecidos en
los reinados de los primeros once emperadores romanos.
En la sección dedicada a
Claudio, hizo referencia a unos disturbios que surgieron entre los judíos de
Roma, tal vez provocados por disputas a causa de Jesús (Hechos 18:2).
Suetonio escribió: “Puesto
que los judíos constantemente causaban disturbios por instigación de Cresto
[Cristo], él [Claudio] los expulsó de Roma” (El divino Claudio, XXV, 4).
Aunque culpó erróneamente a Jesús de generar disturbios, Suetonio no dudó
de su existencia.
Este escritor romano (años 75-160 d. C.) muestra su conocimiento de Cristo y los cristianos.
Pero Suetonio consideraba a
Cristo (Chrestus) como un insurgente romano que incitó sediciones bajo el reinado
de Claudio (años 41-54 d. C.): "Judaeos, impulsore Chresto, assidue
tumultuantes (Claudius) Roma expulit" (que, traducido, dice: “Claudio
expulsó de Roma a los judíos a causa de sus continuos tumultos,
impulsados por un tal Chresto”)
En su “Vida de Nerón”,
considera a este emperador como un benefactor público por su severo tratamiento
hacia los cristianos: "Multa sub eo et animadversa severe, et coercita,
nec minus instituta . . . . afflicti Christiani, genus hominum superstitious
novae et maleficae" que, traducido, dice: “Bajo éste [su reinado] se
reprimieron y castigaron muchos abusos, dictándose reglamentos muy severos
[...]
(Nerón) infligió suplicios a
los cristianos, un género de hombres de una superstición nueva y maligna”.
Quizá el escritor romano no
comprenda que los problemas con los judíos surgían del antagonismo de los
mismos hacia el carácter mesiánico de Jesucristo y hacia los derechos de la Iglesia Cristiana.
D. Plinio el Joven
Fue escritor y gobernador de
Bitinia (actual Turquía).
De gran importancia es la carta de Plinio el Joven al Emperador Trajano (años 61-115 d. C.), en la cual el Gobernador de Bithynia consulta a su majestad imperial sobre cómo manejar a los cristianos que vivían en su jurisdicción.
Le dijo que había
intentado obligarlos a renegar de su fe y que había ejecutado a todos los
que se negaron a hacerlo.
Agregó: “Quienes repitieron
conmigo una invocación a los dioses [paganos] y ofrecieron ritos religiosos con
vino e incienso delante de tu estatua [...] y maldijeron a Cristo
[...,] pensé apropiado absolverlos” (Plinio el
Joven, Cartas, Libro X, XCVI).
Por una parte, sus vidas eran
manifiestamente inocentes, no podía probarse ningún crimen contra ellos excepto
su creencia cristiana, que le parecía al romano una superstición extravagante y
perversa.
Por otra parte, a los
cristianos no se los podía desvincular de su alianza con Cristo, a quien
celebraban como su Dios en las reuniones tempranas de la mañana.
La cristiandad aparece aquí
ya no como una religión de criminales, como lo hacía en los textos de Tácito y
Suetonio; Plinio reconoce los altos principios morales de los cristianos,
admira su constancia en la fe (pervicacia et inflexibilis obstinatio), que
parece remontarse a su culto de Cristo (carmenque Christo, quasi Deo, dicere) y
que, traducido, dice: “le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen) con
perseverancia e inflexible obstinación”.
E. Otros escritores paganos
Los testigos paganos restantes son de menor trascendencia.
E. Otros escritores paganos
Los testigos paganos restantes son de menor trascendencia.
.- Luciano, en el siglo segundo,
desprecia a Cristo y a los cristianos de la misma forma que se mofa de los
dioses paganos.
Hace alusión a la muerte de
Cristo en la cruz, a sus milagros, al amor mutuo que prevalecía entre los
cristianos.
.- Numenio hace también
supuestas alusiones a Cristo, a sus parábolas, al terremoto en la Crucifixión.
.- Celso, fue un filósofo griego, que vivó en el
siglo II.
Su figura transcendió
históricamente debido a que escribió una serie de textos contra el
cristianismo, escritos y teorías que fueron contestados por el filósofo
Orígenes.
Su obra más conocida,
el “Discurso verdadero” o “La verdadera palabra” (Λόγος 'ΑληΘής), fue
criticada por Orígenes en su obra “Contra Celso”, escrita entre los años 70 y
80 más tarde y gracias a la cual se conserva parte de la obra de Celso.
Se cree que, dada la
creciente propagación del cristianismo —ya denunciada por Plinio el Joven—,
Celso dirigió sus escritos contra esta religión y en especial para
contrarrestar las conversiones entre paganos.
Testifica que, para esa época,
los hechos relatados en los Evangelios estaban generalmente aceptados como
verdaderos históricamente.
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