martes, 12 de enero de 2016

CON LOS AÑOS A CUESTAS (7)


Solemos decir los filósofos (que no es un pecado serlo y no es un insulto el que te lo digan) que no es igual “querer” que “desear”.

Cuando un alumno se me acercaba y me decía:”profesor yo “quiero” aprobar la Filosofía”, solía responderle: “tú sólo “deseas” aprobar la Filosofía”. Si “quisieras” aprobar deberías también “querer” todo lo que conlleva aprobar, tener callos en los codos y en el culo, tener quemadas las pestañas, tener un moreno de flexo, sacrificar fines de semana…..

“Querer” a una mujer (o a un varón) es mucho más que desearla (lo). “Quererla” es hacerte cargo de ella no sólo en todo lo que ella es, también en todo lo que ella hace, en todo lo que ella tiene, en todo lo que ella necesita.

Ortega y Gasset decía aquello de “yo soy yo y mi circunstancia”, pero lo que no todos saben es que continúa “y si no la salvo a ella (a la circunstancia) no me salvo yo”. La circunstancia es el segundo sumando de la suma total que yo soy.

“Querer” a una persona es “querer” también su circunstancia. Y la circunstancia son las cosas, las ideas, las personas (las suegras son las madres de nuestras esposas), los ideales, los proyectos, los sacrificios, la presión, el sinvivir,….y esto, a veces, pesa.

En cada etapa de la vida hay deseos, deseos distintos. El niño, el joven, el viejo…todos deseamos y deseamos cosas distintas.

“Querer” es otra cosa.

Creo que era Unamuno quien, en una de sus novelas ponía en boca de uno de sus personajes, dirigiéndose a otro: “Si, de verdad, me quieres, quiéreme como soy, no como tú quieres que sea”. Si me quieres como tú quieres que sea  estás queriéndote a ti mismo, porque estás amando una idea tuya que no es reflejo de lo que yo soy. No me falsees, estarás amando mi falsedad, no a mí.

Quiéreme como soy, como un todo, a mi yo y a mi circunstancia, ¿te atreves?. ¿me quieres o sólo me deseabas?.

Querer a alguien es cargar con todo a cuestas. ¿Tú amas, de verdad, a Dios o sólo deseas que te sea propicio?.

Obras son amores. El amor es el amar, es el querer, es el obrar. Obras son amores.

Cuando una persona le pregunta a la otra ¿tú me amas?, malo. O es que tú no ves o es que no hay nada que ver, porque no te ama.
El amor, si no lo ves, malo.

Porque amar al otro es obrar, es hacer cosas por el otro.

“Dime que me quieres”. Malo.
¿Necesitas oírlo?. Peor.
¿No lo ves?. Peor todavía.

Obras son amores.

¿No hay obras que ver?. No hay amor.


¿Qué cosas haces, que incluso no te gustan, o qué cosas no haces y que te gustaría hacer, por la otra persona?. ¿Ninguna?. Entonces no hay “amor”, sólo “deseo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario