jueves, 30 de julio de 2015

MARÍA MAGDALENA (13). CUESTIONES ANEJAS A ELLA.



Repito, una vez más, que sabemos muy poco sobre Jesús de Nazaret.

Que Jesús hubiera podido estar casado, que su esposa fuera la Magdalena y que hubiera podido tener uno o varios hijos, son posibilidades que, conociendo la cultura y la sociedad de su tiempo, son hipótesis no descabelladas.
Pero, repito, ningún documento histórico lo avala.

Si así hubiera sido, en sí, sería un dato irrelevante, porque era uso común de los judíos, pero chocaría brutalmente con la tradición machacona de la Iglesia que durante casi toda su existencia ha defendido su celibato, su soltería, su no actividad sexual, sus no hijos,… y en lo que se apoyará, después, el celibato eclesiástico.

Si un día pudiera demostrarse, como sugieren los manuscritos gnósticos, y se confirmaran las hipótesis no descabelladas anteriormente expuestas, ¿pasaría algo grave, algún peligro, para la fe de los cristianos?

Si lo normal, en el mundo judío, era eso quizá debería ser la Iglesia la que tuviera que demostrar la excepción, la rareza de Jesús de Nazaret.
¿No debería constar, en los evangelios, la excepcionalidad, la rareza de un joven no casado o alguna alusión a su soltería en los escritos de las primeras comunidades cristianas?

Con 20 años un joven judío ya debía tener formada una familia y la ausencia de hijos era la mayor maldición de Dios, aunque la culpa siempre fuera la esterilidad de la mujer no la del varón.
Los matrimonios se hacían, generalmente, mediante acuerdos entre familias y con reglas prescritas desde muy antiguo (Éxodo, Levítico, Deuteronomio)

Para los judíos la familia siempre ha sido el centro de su vida y en tiempos de Jesús aún más.
El padre y la madre eran considerados como “compañeros de Dios en la procreación”.
Tener hijos era una obligación y quien no la cumpliera era considerado poco menos que un homicida. Nadie debía quedarse soltero, el hombre no casado no era un hombre completo.
Un hombre sin familia era un hombre sin alegría, sin bendición, sin felicidad.

En realidad, este tema poco o nada tiene que ver con la fe cristiana, porque el celibato o la virginidad de Jesús no es un dogma de fe. Es el matrimonio y no el celibato el que es un sacramento.
Si el día de mañana se demostrara que las hipótesis expuestas al principio se confirmaran no pasaría nada grave, puesto que no es dogma de fe.
Lo que sí sería un problema es si el día de mañana aparecieran los restos de Jesús, porque, ¿entonces la resurrección de Jesús “en cuerpo y alma y su ascensión a los cielos…..?

¿Y si tanto la resurrección de Jesús como la virginidad de María se interpretaran en clave más simbólica que física?

Pero el tema continúa siendo un tema tabú, pero por motivos ajenos a la fe. Como tampoco el celibato obligatorio del clero tiene que ver con la fe.

Jesús (al revés que Pablo) nunca manifestó su preferencia por el celibato sobre el matrimonio.
No exigía el celibato, no escogió a hombres célibes para convertirlos en apóstoles.

Recordemos la escena de la samaritana, que había bajado a la fuente a buscar agua y el diálogo (muy movido, pícaro y que hasta parece picante) entre Jesús y la samaritana, a la que envía como embajadora al pueblo, para prepararle el camino. Ella obedece y convence a los samaritanos de que Jesús era el Mesías esperado por los judíos: “venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será él el Cristo”? (Juan 4, 29).

Defiende a las prostitutas, no por ser prostitutas, sino por ser personas y, además, prostitutas, provocando el escándalo social al colocarlas, en el otro mundo, en un lugar superior al de los sacerdotes del Templo.

Los evangelios nunca hablan de las mujeres de los apóstoles aunque es evidente que la mayoría estaba casado y seguro-seguro lo estaba Pedro: “Al llegar Jesús a casa de Pedro vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levanto y se puso a servirles” (Mateo 8, 14-15).
En los principios del cristianismo,  además de Pedro, fueron muchos papas los que estuvieron casados. Incluso a los obispos se les aconsejó dar buen ejemplo y tener sólo una mujer.

Cuando los fariseos le preguntan si se puede repudiar a una mujer y por qué motivos, Jesús se remite al Génesis y dice que “lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mateo 19, 6) aunque advierte que despedir caprichosamente a una mujer, para tomar a otra, es adulterio. Los apóstoles, escandalizados, le dicen que “si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, lo mejor es no casarse” (Mateo 19, 10)
“Hay eunucos –responde Jesús- que nacieron así del seno materno y hay eunucos que fueron hechos tales por los hombres y hay eunucos que se hicieron tales a sí mimos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda” (Mateo 19, 12)

Este texto es el que siempre ha utilizado la Iglesia para defender la primacía de la virginidad sobre el matrimonio, el celibato sobre la sexualidad.
Pero es raro que este texto, si es tan importante, no aparezca en ninguno de los otros tres evangelios, por lo que se sospecha que haya sido un añadido al original para favorecer la defensa de la tesis que empezaba ya a privilegiar la castidad.

Y si el texto fuera original, es sospechoso que no se pusiera él como ejemplo de castidad y si fuera una interpolación, el autor de la misma tampoco  se atrevió a poner el ejemplo de un Jesús célibe, lo que demostraría que las primeras comunidades sabían muy bien que Jesús no lo había sido

La Iglesia sigue defendiendo el celibato de Jesús, pero sin pruebas.

El hecho de que los evangelios nada digan de la mujer de Jesús no es prueba de que no estuviera casado.
Pero en el contexto en que Jesús vivió lo lógico es que se hubiese casado.
De no haberlo hecho sería una excepción tan rara que es difícil que los evangelios no lo hubieran anotado.
Los evangelistas pasan por alto lo común, lo ordinario, pero registran lo inusual.

Pablo recomienda la castidad pero si alguno no puede aguantarse “tenga cada hombre su mujer y cada mujer su hombre,….lo que os digo es un consejo, no un mandato (I, Corint, 7, 1-7)
“Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor”

Si Pablo hubiese sabido que Jesús no había estado casado, no hubiese dejado de usar dicho argumento para aconsejar el celibato, apoyándose  “en el ejemplo dado por el Señor”, como hace en otras ocasiones, cuando desea usar la conducta de Jesús en su vida terrenal para ponerla como ejemplo.

Cuando las primeras comunidades cristianas comienzan a considerar la virginidad como una virtud, podían haber puesto a Jesús como ejemplo, si hubiera permanecido célibe.
Ni Pablo ni los primeros cristianos que decidieron exaltar la virginidad sobre el matrimonio pudieron utilizar el ejemplo de Jesús, por el simple hecho de que sabían muy bien que había estado casado.

¿Estuvo casado Pablo?
“He aquí mi defensa contra mis acusadores: ¿por ventura no tenemos derecho a comer y a beber?, ¿No tenemos derecho nosotros a llevar una esposa creyente como los demás apóstoles y los hermanos de Jesús y Cefas? (I Corint. 9, 3-6)

Pablo, sin embargo, acabaría aconsejando a los cristianos que era mejor mantenerse célibes (se baraja la hipótesis de que un Pablo casado tomara más tarde la decisión de llevar una vida de célibe).

Un argumento en defensa del celibato de Jesús es el caso de los esenios, una comunidad en rebeldía contra el judaísmo tradicional en la que vivían también algunos grupos de monjes célibes. Pero Jesús nunca fue un monje, sino un profeta itinerante.

Seguramente que algunos judíos, por las causas que fueren, no se casaron, eran la excepción, porque lo habitual en la vida judía era el matrimonio.

Incluso algunos judíos que deseaban dedicarse durante algunos años al estudio, primero se casaban, tenían hijos, y después pedían permiso a su mujer para quedar libres algún tiempo. Pero antes de casaban.

Cuando se descubrieron los manuscritos del Mar Muerto, en Qumram, la Iglesia temió que los evangelios fueran escritos por esenios, pero pronto se constató que nada más ajeno a ellos que Jesús.
Los esenios predicaban la castidad sobre le matrimonio, Jesús nunca ensalzó la virginidad ni que fuera necesario mantenerla.
Los esenios no admitían en su secta a cualquiera que tuviera algún defecto físico, Jesús era lo contrario (tullidos, ciegos, leprosos,..)
Los esenios predicaban las mortificaciones corporales, Jesús lo contrario.
Los esenios vivían retirados en sus monasterios, Jesús lo contrario, itinerante, sin casa, amante de la buena mesa y del buen vino (fue tachado de comilón y bebedor). “Vino Juan el Bautista, que no comía ni bebía y decís que estaba endemoniado. Vengo yo que…y decís: comilón, borracho, amigo de publicanos y pecadores (Lucas 7, 33-35)

Jesús predicaba una religión sin templos (escena de la samaritana), sin jerarquías, basada en la conciencia personal.
Lo que, poco a poco, fue haciendo la Iglesia era lo contrario.

Es verdad que los evangelios gnósticos fueron rechazados por la Iglesia como heréticos, pero también es verdad que casi hasta el siglo IV todos los evangelios gozaban de la misma autoridad y se presentaban como intérpretes de la tradición oral de las diferentes comunidades cristianas.
Y en ese grupo de evangelios estaban los que luego se llamarían apócrifos y los gnósticos.
En el Evangelio de Felipe es donde aparecen las relaciones amorosas de Jesús y la Magdalena, “la compañera de Jesús”, “el apóstol preferido”.

Es Juan quien más pone de relieve a la Magdalena, quien llega a llamar a Jesús “Rabbuní” (término usado por las mujeres para dirigirse a sus maridos (“cariño mío”, “amor mío”….)

Si, como decía el Ripalda, Jesucristo fue “un verdadero Dios y un verdadero hombre” o como dice el Credo: “Dios y hombre verdadero”, ¿si fue verdadero hombre, en todo por qué no pudo estar casado y haber tenido hijos? Eso sería lo lógico y normal en un tiempo y en una cultura en los que un hombre no casado no era considerado un “verdadero hombre”.

Durante los primeros siglos, para la Iglesia oficial, Jesús era sólo una semblanza de hombre, pero, en realidad era un espíritu, una especie de Dios que se había disfrazado de hombre, lo que llegaría a ser una de las primeras herejías cristianas.
Para la Iglesia, Jesús había sido un hombre “completo en todo, menos en el pecado”, por lo que tendría sus pasiones, sus preferencias, su temperamento, sus dudas,…todo lo humano.
Luego Jesús tuvo que haber ejercido también la sexualidad o, al menos, no habría habido problema alguno que la ejercitara sin que ello afectase negativamente a su dignidad.
Entonces o se admite su posible matrimonio y paternidad por el ejercicio de la sexualidad o se considera a ésta como pecado y si él fue…menos en el pecado…
Y si sólo va encaminada la sexualidad a la reproducción y a la creación de una familia ¿también es pecado?

¿Por qué, entonces, es tan escandalosa la hipótesis de que Jesús hubiese podido tener una relación sexual y amorosa con la Magdalena?

Como, además, también se afirma que “Jesús fue un hombre de su tiempo” y no un ángel caído del cielo…pero como los “hombres de su tiempo” se casaban…de lo contrario sería considerado un “hombre incompleto” o, incluso, algo peor.

La Iglesia admite que Jesús, como “hombre verdadero que era” cometió el pecado (¿) de la ira (contra los mercaderes del Templo), insultó a Herodes llamándolo “esa zorra”, fue acusado de comilón y bebedor (pecado de gula), los fariseos lo acusaban de haberse dejado lavar los pies con perfumes preciosos por las prostitutas, y, reconozcámoslo, no fue un niño ni un adulto ejemplar en el trato con sus padres en el Templo o con su familia cuando querían verlo, y los “desplantes” que les dio, de muy poca educación, poca finura, un comportamiento no ejemplar; y tuvo dudas de fe, en el momento de la agonía quejándose ante su Padre Dios de “haberle abandonado”.

La Iglesia acepta todas las virtudes y defectos de Jesús, sus grandezas y sus miserias, como cualquier hombre normal PERO no que hubiera podido ejercer la sexualidad. ¿Es que la sexualidad no es humana?

Y en el rito del matrimonio cristiano se les dice a los contrayentes que se amen y se unan sexualmente “como Cristo amó a su Iglesia” y que acepten todos los hijos que Dios les dé (pero a través de la sexualidad, se supone).

De los tres sacramentos fundamentales: el Bautismo Jesús lo recibió de Juan el Bautista, la Eucaristía la instituyó él en la Última Cena, ¿por qué no pudo contraer “matrimonio”, el “santo sacramento del matrimonio”, la unión del varón y la mujer, de Jesús y la Magdalena, en este caso?

Igualmente, ¿por qué no la posibilidad de haber tenido hijos? Si la procreación es un don de Dios y es una bendición divina tener una familia numerosa…
¿Sería una blasfemia decir que el judío Jesús de Nazaret, como todos o casi todos los judíos, fue padre? Porque él siempre manifestó un amor especial por los niños (“dejad que los niños se acerquen…” y “el que escandalizare a un niño más le valdría….” Y “si no os hacéis como niños…”

Quizá nunca sepamos si tuvo hijos con la Magdalena ni sabremos si el “discípulo amado” pudiera haber sido su hijo, o quizá sólo sean imaginaciones y fantasías novelescas.

Es verdad que “lo amaba más que a los demás” pero de aquí no puede concluirse que fuera su hijo.

¿Es también fantasiosa y novelesca la hipótesis de que la Magdalena estuviera embarazada de Jesús cuando éste fue crucificado?

Pero una cosa no puede negarse: que para un judío no tener hijos era, más bien, una vergüenza.

También se afirma que si Jesús hubiera tenido un hijo las primeras comunidades cristianas lo habrían hecho constar en algún texto, y no consta.
Pero, para otros, las verdaderas preocupaciones de las primeras comunidades cristianas era que Jesús había sido el Mesías esperado por los judíos y que, además, era Dios. Todo lo demás no les interesaba. Por eso ofrecen tan pocos detalles de la infancia y juventud de Jesús.

Tampoco se habla de los hijos de Pedro, de Santiago,…de ninguno de los apóstoles. Y, aunque la mayoría, estaban casados tampoco se habla de sus mujeres. No eran informaciones que interesaran a aquellos primeros cristianos, por eso nada se recoge en los canónicos y sólo hay alguna información en los apócrifos y por eso fueron prohibidos y quemados casi todos, excepto los de Nag Hammadi, que se libraron “de la quema”.

En aquellos tiempos los varones se casaban, como máximo a los 20, y normalmente a los 18, mientras las mujeres lo hacían entre los 12 y los 16, desde el momento que les bajaba la regla, y ya podían ser madres.
¿Por qué no pudo casarse cuando y como todos sus compañeros y amigos se casaban? ¿Se mantendría soltero durante 12 o más años, antes de empezar su vida pública? ¿Incluso después? Es raro, muy raro, si era “verdadero hombre”…

¿Qué razones podría haber alegado en su entorno, en su familia, para no haberse casado antes?
Si el motivo era su “misión religiosa” ¿por qué no comenzó ésta a los 18 ó 20 años y esperó hasta los 30?
Resulta difícil imaginarse a Jesús, en aquel villorrio de Nazaret, soltero desde los 18 años hasta que empieza su vida pública o soltero toda la vida.
Sería la burla de sus amigos y vecinos y el deshonor de su familia, ya que para un judío era de capital importancia formar una familia.

Socialmente sería una verdadera vergüenza que el hijo del carpintero no le diera nietos a sus padres y la vida en Nazaret tendría que haber sido, para él y para su familia, muy difícil, fácil objetivo de escarnio.

Este escenario se hace fácilmente imposible de soportar.

Una hipótesis dice que Jesús estuvo casado antes de su vida pública y otra hipótesis dice que Jesús formalizó un nuevo tipo de matrimonio, no tradicional, sino basado en una relación diferente y más libre.
A esta segunda hipótesis cada vez se apuntan más, sobre todo viendo cómo Jesús fue un transgresor de la tradición de su tiempo y un crítico feroz de la familia tradicional (¿recuerdan lo de “¿Quién es mi familia….los que cumplen….”)

NO HAY ninguna prueba histórica de que hubiera estado casado, pero tampoco existen argumentos definitivos para negarlo.
El interrogante, pues, sigue en pie.

Si hubiera contraído matrimonio es más que probable que la elegida hubiera sido la Magdalena.

Existe, también, una teoría peregrina que afirma que la famosa escena de la boda de Caná, donde Jesús, por insistencia de su madre, hace el primer milagro al convertir el agua en vino, escondería el hecho histórico de la boda del propio Jesús con la Magdalena.
Aunque otra hipótesis prefiera imaginar que fue la boda de Juan, “el discípulo amado”.

Que el novio fuera Juan Evangelista apareció por primera vez en el prefacio de San Agustín (“El Evangelio de San Juan), aunque no se habla de quién era la novia.
En La Leyenda Dorada, de Santiago de Vorágine se niega que la boda fuera de Juan con la Magdalena, lo que muestra o demuestra que llegó a hablarse de ello durante mucho tiempo.

Los mormones sí defienden que la escena del IV Evangelio es la boda de Jesús y la Magdalena.

¿De quién sería la boda, para estar invitados todos los apóstoles más la madre de Jesús? Resulta un tanto incomprensible.
¿Era una boda de parientes muy cercanos y por eso estaba invitada la madre, que nunca lo acompañaba en sus correrías?

También, como se ha señalado en otro lugar, el IV evangelio se le atribuye a la Magdalena, por su carácter gnóstico.
Este Evangelio es el último en escribirse, a finales de siglo, cuando ya había perdido terreno la comunidad cristiana inspirada en la Magdalena y cuando ya no se quería dar importancia al matrimonio de ella con Jesús.
El relato, aunque desfigurado, se habría mantenido porque se trataba de un hecho histórico difícil de ocultar.
Si el IV Evangelio no fue escrito por la Magdalena, sí fue inspirado por ella, tanto por los detalles que aparecen como por la terminología empleada.

Lo curioso, y lo significativo es ¿Por qué no aparece la Boda de Caná en ninguno de los tres evangelios sinópticos, ya que fue el primer milagro público de Jesús, la conversión del agua en vino?


Una explicación posible es que hubiera sido María Magdalena quien hubiera contado aquel episodio, que fue después recogido por el evangelista más cercano a las corrientes gnósticas y a la comunidad de la Magdalena.

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