El otro tabú, además del
posible matrimonio de Jesús con la
Magdalena , es el de la resurrección.
Es un dogma fundamental de la Iglesia Católica , según afirmó
Pablo: “si Cristo no resucitó vana es nuestra fe” y uno de los artículos del
Credo: “y al tercer día resucitó de entre los muertos”.
Pero ¿fue un hecho físico,
real, o debe entenderse sólo simbólicamente?
¿Y si un día aparecieran,
realmente, el cadáver/los huesos de Jesús de Nazaret? Pues, adiós resurrección.
Para la Iglesia es un dogma de fe
la resurrección de Jesús en cuerpo y alma.
Pero esa resurrección ¿fue un
hecho físico y atañe a la
Física o es sólo un hecho simbólico, en el sentido de que la
vida es más fuerte que la muerte y que el espíritu de Jesús sigue vivo en el
mundo, aunque su cuerpo se haya podrido como todos los demás cuerpos de los
hombres, todos ellos mortales?
Lo que afirman los
evangelios, por activa y por pasiva, es que Jesús había afirmado varias veces
que él resucitaría al tercer día después de la muerte.
Quizá tanta insistencia y
repetición haga sospechar que pudo haber sido introducido más tarde, De lo
contrario no se explica cómo los discípulos no lo creyeron.
Y no es que él fuera un
charlatán, es que los discípulos habían visto que hacía prodigios y cómo había
resucitado a su amigo Lázaro.
Y por no creerlo, no creyeron
ni a la Magdalena
cuando vino a sus escondites a decirles que la tumba estaba vacía, que había
resucitado y que se le había aparecido/presentado a ella.
Los tres evangelios
sinópticos lo afirman:
Mateo (16, 21): “Desde
entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a
Jerusalén y sufrir mucho, de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los
escribas y ser matado y resucitar al tercer día”.
Marcos (9, 30-31): “El Hijo
del Hombre será entregado en manos de los hombres, le matarán, y a los tres
días de haber muerto, resucitará”
Lucas (9, 23): “El Hijo del
Hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes
y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día”
El evangelio de Juan (8, 51)
lo afirma de otra manera: “En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi
palabra, no verá la muerte jamás” y esto lo dice Jesús discutiendo con sus
adversarios, poco antes de la curación del ciego de nacimiento, lo que servirá
de escándalo.
Y como sus adversarios
entienden que está hablando de una “resurrección física” se irritan con él y le
dicen que está endemoniado, que está loco.
“Le dijeron los judíos:
“ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los
profetas, y tú dices: “si alguno guarda mi palabra ¿no probará la muerte jamás?
¿Eres tú, acaso, más grande que nuestro padre Abraham, que murió?”
Y tanto les indignaron estas
palabras de Jesús que, dice Juan (8, 59) “que sus adversarios tomaron piedras
para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo”.
¿Por qué nadie lo creyó si
nunca había mentido?
En el discurso de despedida,
antes de que Judas lo entregara (¿lo entregó?) a sus enemigos vuelve a repetir
a sus apóstoles que ya quedaba poco tiempo, que pronto moriría, pero que
pronto, también, volverían a verlo. Al tiempo que también ellos sufrirán
persecución, pero que después se alegrarán sus corazones, como la mujer que
tiene miedo antes de dar a luz pero después siente la alegría de haber dado una
nueva vida al mundo.
Todas estas conversaciones
debieron de tratarlas los discípulos y la Magdalena también estaría presente en ellas.
Pero hay que convenir,
leyendo las escenas de la pasión, que no se lo creyeron o, peor aún, a ver si
no se las había dicho y todo ha sido interpolaciones posteriores.
Una vez que vieron que había
sido condenado a muerte, trataron de desvincularse de él, no siendo que….y
procuraron que nadie supiera que habían sido amigos suyos, y se escondieron.
Y al tercer día ninguno fue a
comprobar si estaba o no en la tumba.
¿Era por miedo o porque nunca
se lo habían creído?
Cuando la Magdalena va a
decírselo, tampoco a ella la creen (es verdad que la mujer era poco creíble en
la sociedad judía de aquel tiempo, pero la mujer que se lo dice tampoco era una
mujer cualquiera).
Si ellos hubieran creído a
Jesús habrían ido el domingo a ver la tumba o, al menos, a la que sí había ido
ya la Magdalena
y la había visto vacía. Pero no creen eso de la resurrección. Ni creyeron al
Maestro ni creyeron a la mujer amada por Jesús.
¿Pero lo había creído la Magdalena ?
Tampoco estaría muy segura,
porque fue a la tumba con la convicción de encontrarlo muerto, ya que llevaba
perfumes y ungüentos para celebrar el rito judío de ungir el cuerpo del
difunto.
Es más. Cuando la Magdalena ve la piedra
descorrida y la tumba abierta no piensa que ha resucitado, sino que han robado
el cadáver (los dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y
el otro a los pies de donde había estado el cadáver…por qué lloras…porque se lo
han llevado y no sé dónde lo han puesto (Juan 20, 11-13)
El primer pensamiento de la Magdalena no es que no
esté en el sepulcro porque haya resucitado sino porque se han llevado el
cadáver.
¿Y por qué no lo reconoce en
un primer momento?
“Dicho esto se volvió y vio a
Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién
buscas?”. Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice; “señor, si
tú te lo has llevado dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré” (Juan 20,
14-15)
¿En qué quedamos? En un
primer texto “María no sabía que era Jesús” y en un segundo texto: “María
reconocer a Jesús inmediatamente”.
¿No parecen dos textos
refundidos (mal refundidos, sólo unidos, yuxtapuestos) en uno?
¿Estaría llorando y por eso
no lo reconoce “por la vista” pero cuando la llama “María” lo reconoce “por la
voz”?
Tampoco ella pensaba en que
resucitaría al tercer día, porque al tercer día iba pertrechada de lo necesario
para tratar el cadáver.
Es verdad que Jesús era un
personaje peligroso tanto desde el punto de vista político como desde el punto
de vista religioso.
Lo normal hubiera sido:
1.- El Viernes lo crucifican
y muere.
2.- Puesto que el crucificado
no puede permanecer colgado, una vez muerto, durante el día del descanso, el
Sábado. A toda prisa José de Arimatea, su amigo, tras pedir permiso, cede su
sepulcro para enterrar a Jesús.
3.- El sábado nadie
puede/debe hacer ninguna actividad, ni siquiera ir a ver la tumba.
4.- “Al alba”, todavía
estando oscuro, con una antorcha, el domingo María Magdalena va y…
Lo de la “fosa común” donde
iban a parar los cuerpos muertos de los crucificados era lo normal.
Al ver la Magdalena la tumba vacía
llegarían a su mente esas ideas y piensa que alguien se lo ha llevado.
Los más interesados en
hacerlo desaparecer eran los judíos y los romanos.
En una conferencia de D. José
María González Ruiz, canónigo de la
Catedral de Málaga, ante mi pregunta sobre la tumba de José
de Arimatea, me respondió, tajantemente, “al bajarlo de la cruz harían con su
cadáver lo que hacían con todos los cadáveres de los ajusticiados: echarlos a
la “fosa común”.
Todos estos detalles que
cuenta Juan alguien muy cercano a ellos tuvo que contárselo o que ese alguien
sea el autor del cuarto evangelio.
También es, ahora, cuando se
lanzan las hipótesis más extravagantes:
1.- Que lo descendieron de la
cruz todavía vivo, pero fingiendo que estaba muerto y, una vez curadas las
heridas, se habría ido a la
India (a Cachemira) donde se casó y tuvo hijos y, a su
muerte, habría sido enterrado en el Everest.
2.- Que los apóstoles
(“teoría del mártir”) robaron, realmente, el cuerpo de Jesús y lo escondieron
dando así origen al “mito de la resurrección”, sobre el que se fundaría todo el
cristianismo posterior.
Lo cierto es que NADIE creyó
que resucitaría al tercer día, lo que implica que o no lo dijo Jesús o, si lo
dijo, nunca lo entendieron como un futuro acontecimiento real.
¿Cómo se le apareció? ¿Cómo
era en vida? Entonces ¿por qué la
Magdalena no lo reconoció, con la vista (a no ser que
estuviera llorando) y sí con la voz? ¿Por qué no lo reconocieron los apóstoles
camino de Emaús?
La verdad es que la Iglesia nunca ha creído,
ni aprobado, apariciones de la
Virgen a gente sencilla (pastores), se ha limitado a seguir
la tradición y acudir a los santuarios de turno donde se arremolinan muchos
creyentes.
Las apariciones pueden ser
fenómenos físicos o sólo psicológicos, producto de la mente de los videntes.
Pero lo cierto es que el
Cristianismo se basa, y parte, de apariciones, y en primer lugar a la Magdalena , luego a dos
apóstoles, luego a todos y, finalmente, a Pablo, camino de Damasco, cuando aún
era Saulo, un judío convencido que se divertía persiguiendo y matando o
haciendo matar a quienes, dejando el judaísmo, se convertían a la nueva
religión cristiana.
La verdad es que basar todo
un cristianismo en fenómenos de apariciones, que pudieran ser fenómenos
psíquicos de los videntes y nunca jamás explicados por la ciencia (porque,
seguramente, son inexplicables, por ir contra las leyes de la termodinámica) y
dejarlo todo en la creencia, más bien credulidad de algunos…
Pero ¿Y si el fenómeno de la
resurrección fuera sólo “simbólico” y no “real”?.
No se trataría del cuerpo
resucitado sino de que sigan vivas sus enseñanzas, de que no mueren o no
mueran, que Jesús siga vivo en su doctrina, que resuciten, de nuevo, sus
enseñanzas que, en vida del autor, fueron reales.
¿Que la Paz , la Justicia , la Igualdad ,…sigan
resucitadas y vivas…?
¿”No morir” el cuerpo o sólo
el espíritu?
Poco importa si se les
apareció, físicamente o no, y todo fueron meras sensaciones interiores de sus
discípulos de querer mantener viva su presencia ya que no estaba él presente.
Que todo hubiera sido el
fruto de un deseo ardiente de seguir sintiendo vivo al Maestro fuera o no
fuera, además, algo extraordinario y sobrenatural.
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