¿Qué formación, intelectual y
moral, tendría María Magdalena para ser la principal interlocutora de Jesús de
Nazaret?
Está históricamente
contrastado que las mujeres de Galilea, como la Magdalena , eran más libres
que las de Judea.
En los evangelios gnósticos
no aparece como una mujer común, sino que es ella la que explica a los
apóstoles varones, comenzando por Pedro, los secretos más escondidos de las
enseñanzas de Jesús y la que le formula a Jesús las preguntas más comprometidas
(en Pistis Sophia) y se muestra como una iluminada, de gran personalidad, capaz
de enfrentarse a los varones.
En los primeros escritos
gnósticos ya aparece como la “compañera” de Jesús y líder de una corriente
cristiana desde el primer momento, muy cercana al Maestro tanto
intelectualmente como afectivamente.
Lo que cuentan los evangelios
es que era de Magdala, una ciudad floreciente, y económicamente autónoma pues,
con sus bienes, ayuda al sostenimiento del grupo.
¿Cuál era su formación
cultural?, ¿en qué escuela de pensamiento se habría formado antes de conocer a
Jesús para estar a su altura? ¿O ya se conocían desde muy jóvenes y fue el
mismo Jesús quien la instruyó?
No hay respuestas históricas
a tales preguntas.
Pero ¿cuál era la posición
que ocupaba la mujer en aquella sociedad de Israel, en aquella época, tanto las
mujeres judías tradicionales como las diferencias entre éstas y otras mujeres
no judías de esa misma época?
A las mujeres judías se les
prohibía estudiar (salvo alguna excepción), su lugar era el hogar y siempre
debían mantener la cabeza cubierta con el manto.
Flavio Josefo afirma que “la
mujer judía era inferior al hombre en todos los sentidos”
En el Templo no podía pasar
del vestíbulo y en la sinagoga nunca podía tomar la palabra.
No podía leer en público las
Escrituras.
La mujer adúltera era
condenada a muerte por lapidación.
Su palabra no tenía ningún
valor y su testimonio no era válido en los juicios.
En algunos lugares de la Biblia la mujer está
catalogada como un bien material de su marido que puede disponer de ella a su
antojo.
Jesús, que conocía la
situación de la mujer, sin embargo eligió a una a la que va a darle todo el
protagonismo.
Tampoco es que en la cultura
griega la mujer fuera más apreciada.
Aristóteles dice de ella que
“posee una naturaleza defectuosa e inferior a la del varón”
Igualmente en los misóginos
intelectuales romanos.
Cicerón afirma que “si no
existieran las mujeres los varones podrían hablar con Dios”.
Ya en el Cristianismo
posterior San Agustín, un crápula, el mayor sinvergüenza de la historia antes
de su conversión, y uno de los mayores santos tras ella afirma que “la mujer es
un animal que se complace sólo en mirarse al espejo”.
Ya en el siglo XIII Santo
Tomás afirmará “que es dudoso que la mujer tenga alma”.
Tanto en la Ley Mosaica como en la
cultura judía la mujer aparece, siempre, devaluada y la civilización
grecorromana tampoco le concedía a la mujer especial relevancia, ni social, ni
política, ni intelectual (siempre exceptuando algún caso)
Existía una comparación
negativa respecto al varón.
Quizá, por eso, todo judío
daba gracias a Dios cada día por “no haberlo hecho mujer”
Ni siquiera la esposa de un
monarca podía ser reina por derecho o representante real de su esposo.
Las únicas mujeres que la Biblia reconoce como reinas
son extranjeras o hebreas que vivían en una corte extranjera.
Había reyes y reinas en
Mesopotamia y en Egipto.
En Israel, sin embargo, la
mujer va perdiendo algunos derechos que había llegado a tener en los tiempos de
los patriarcas.
Por ejemplo, ya no podía ser
jueza, ni profetisa, ni maestra, ni discípula.
La mujer quedaba recluida al
hogar y a la familia. Su destino era la procreación.
Un matrimonio judío sin hijos
era una maldición.
La felicidad consistía en
traer hijos al mundo (hijos, varones), porque tener hijas era una desgracia,
eran nuevas Evas, causantes de pecado.
La mujer judía, en general,
estaba fuera de la cultura de los libros. No podía estudiar la Biblia ni, por supuesto
estaba autorizada a comentarla.
Entonces ¿dónde habría
conseguido la Magdalena
la cultura que le atribuyen todos los escritos gnósticos?
Aunque, como hemos dicho y
repetido, en la solvencia económica y la ayuda al mantenimiento del grupo
también había otras mujeres.
¿Por qué, si existía ese
férreo control de los maridos sobre sus esposas judías, las mujeres que
acompañaban a Jesús fueran tan independientes y liberadas?
Algunas de ellas se habían
trasladado desde Galilea a Judea y nada se habla de sus maridos, de sus
hermanos, de sus padres,…supuestos protectores de las mujeres.
¿Es posible que todas ellas
fueran viudas o estuvieran solteras?
Es improbable porque, en
aquel tiempo, las mujeres se casaban siendo casi niñas.
¿Y cómo podían gozar de
independencia económica?
Y es que Galilea (al norte)
era el contrapunto de Judea (al sur). En medio se encontraba Samaria.
En Galilea, con sus prósperas
ciudades, el pueblo era diferente, no sólo en su aspecto físico y en su lengua,
sino también en sus ideas, sueños, ideales y modos de vivir.
Ello podría explicar que las
mujeres judías procedentes de Galilea, incluso las de Samaria, hubiesen
conseguido más márgenes de libertad y fueran más abiertas, más receptivas, a
las nuevas ideas del Profeta, también él galileo.
Las costumbres en Jerusalén
eran más conservadoras y las leyes judías más estrictas, mientras Galilea era
más permeable a otras culturas extranjeras, sobre todo a la griega.
Y en Galilea también se había
originado la resistencia política, con el fin de librarse del yugo romano.
En Judea, los dos poderes, el
religioso y el civil, cohabitaban, llevándose bien. “Yo no molesto,
políticamente” y “tú no te metes en asuntos religiosos”.
Los samaritanos eran
considerados impuros por los judíos al no seguir la religión de Yahvé.
Samaria había sufrido la
conquista persa y era famosa por haber conservado parte de los rituales de las
viejas religiones paganas.
María Magdalena, si es que
era judía, procedía de Galilea según los evangelios canónicos. Estaba formada,
pues, en un judaísmo más abierto a las influencias extranjeras.
Quizá fuera esta
permeabilidad lo que las hacía más cercanas a las ideas de Jesús, aunque no se
sepa cuándo y cómo la
Magdalena conoció a Jesús.
Según una hipótesis la Magdalena pudo haber
oído hablar de un profeta inconformista, que quebraba todas las reglas
sociales, alabado por los pobres y, ante tanta repercusión pudiera ser que se
acercara a él para comprobarlo y como ella poseía una formación más libre que
las mujeres de Judea conectaría, enseguida, con las enseñanzas libertarias del
Maestro y que se enamorara de él hasta el punto de dejarlo todo para seguirlo y
ayudarlo económicamente.
Si, además, había conocido
algunas enseñanzas de los gnósticos habría sido más fácil convertirse en una
buena interlocutora.
Mientras, los apóstoles,
varones, eran simples pescadores y con poca formación cultural.
Es verdad que alguno
trabajaba en la
Administración judía, pero otros eran analfabetos.
Según otra hipótesis pudieron
haberse conocido antes incluso de que el Profeta de Nazaret abandonase su
aldea. Es la hipótesis defendida por los que consideran a la Magdalena como compañera
sentimental, amante o esposa de Jesús, apoyándose en los escritos gnósticos.
Es difícil creer y sostener
que Jesús permaneciera en la insignificante aldea de Nazaret hasta los treinta
años, en que comenzaría su vida pública.
Cuando aparece en público,
Jesús demuestra una gran cultura, es capaz de discutir con los intelectuales de
su tiempo, con los sacerdotes del Templo, con los escribas y fariseos.
Y es capaz de utilizar varias
lenguas, se conoce la cultura griega y se revela como un gran polemista.
¿Dónde aprendió todo lo que
sabía?
Parece ser que Jesús pudo
haber viajado a diferentes lugares durante su juventud. Pudo haber viajado a la India , pudo haber conocido
otras culturas, pudo haber encontrado, en alguno de sus viajes, a la Magdalena.
Son hipótesis explicativas de
unos hechos pero no existe documento alguno que lo pruebe, aunque la hipótesis
no sea absurda y puramente imaginaria.
Existe un misterio acerca de
la formación cultural y del origen étnico y religioso de la mujer más
importante de los evangelios, después de María, su madre.
Nada impide sospechar que
fuera su esposa.
La tradición la hace vivir en
Éfeso, en Turquía, con María, la madre de Jesús.
Con María y con el famoso
“discípulo amado”, si es que esto último no era sino un eufemismo de los
evangelistas para ocultar a la propia Magdalena o al hijo de ambos.
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