Durante nuestra estancia en el claustro
materno (nueve meses más o menos) nuestro único y completo alimento procede de
la madre y a través del cordón umbilical (cañería y desagüe).
Nada más abandonarlo y durante nuestra
nueva ubicación en el claustro familiar ello supone, como un cambio de
paradigma.
No sólo se produce el corte del cordón
umbilical, sino también la separación y diferenciación entre cañerías (de aire
y de alimentos) y desagües de desechos (líquidos y sólidos), ya diferenciados.
Cambia el alimento, comenzando por la leche materna, que tendrá que succionar,
y demás alimentos, en forma adecuada, ya proporcionado, por lo general, por
ambos padres.
A la vez que el cuerpo va nutriéndose y
alimentándose, de forma adecuada, también su alma iniciará el proceso
alimenticio, comenzando por el lenguaje-pegatina o nominal (cada nombre para
una cosa y cada cosa con su nombre), por el aprendizaje de imitación y
experimental y los primeros límites a sus deseos y obligaciones no deseadas.
La salida del útero familiar y el ingreso en el
"cole" supone otro gran salto, con las nuevas relaciones sociales,
con la obediencia gradual a la autoridad del maestro y ya no de los padres, con
tener que compartir, con la obligación de no disponer, a su voluntad, ni del
tiempo ni del espacio a ocupar.
Es el comienzo de los deberes, no sólo
culturales, también sociales y morales, con la pérdida progresiva de su
ilimitada libertad.
La cultura occidental (y no otra) y la
religión y moral cristiana (y no otra) es la que se nos dio por activa, por
pasiva y por perifrástica (tanto activa como pasiva).
Todo lo que vendría después, durante la
niñez, pubertad, adolescencia,….no fue sino "incidir" sobre ello,
bien incrementándolo, o matizándolo, o negándolo, o criticándolo, o…. pero
siempre, esa cultura y esos valores, como referentes.
Así que cuando se nos habla, oímos o
leemos el término "cultura", como un resorte bien o mal encajado, se
nos dispara el adjetivo "occidental". "Cultura occidental".
Igualmente ha ocurrido cuando el término
ha sido "religión". El adjetivo automático ha sido
"cristiana/católica".
Y es verdad que ha habido y hay otras
culturas, además de la occidental, pero….
Y es verdad que ha habido y hay otras
religiones, además de la cristiana/católica, pero….
Y es verdad que la Filosofía es
pensamiento, pero también es verdad que no todo pensamiento es filosofía. Aquel
desborda a ésta. La parcela sólo es una parte del terreno.
Las ciencias, las artes, la literatura, la
música… en sus múltiples manifestaciones, también son parcelas, y muy amplias,
en ese terreno del pensamiento, pero, para todas ellas, se nos dispara el
adjetivo "occidental".
Si es pintura será de Miguel Ángel, de
Velázquez, de Rembrandt, de Picasso,… pero siempre "occidentales".
Lo mismo ocurre con cualquier parcela del
pensamiento.
Para nosotros "la filosofía" es
la que arranca en las colonias griegas del Asia Menor, pasando por Atenas,
Roma, Europa (en general) y saltando el charco hasta el continente americano.
Todo comienza (para nosotros) con los
griegos, que comenzaron a pensar por sí mismos, ajenos a los mitos, a la
credulidad, a la creencia,… con la sola brújula de la incipiente razón.
Se imponen los argumentos racionales sobre
la voluntad de los dioses y de la tradición. Todo lo racional es defendible y
se dialoga y se discute sobre todo, desde el saber hasta la forma de convivir.
Sólo así pudo surgir la Filosofía , como la
manera de pensar sobre cuestiones importantes, sean las ciencias, como la mejor
forma de conocer la realidad, o sea la democracia, como la mejor forma de
convivencia.
Esa fue (y sigue siendo) uno de los
principales objetivos de la
Filosofía : liberarse de las supersticiones, superar el estado
de credulidad y/o de creencia, oponerse al argumento de autoridad.
Allí, con los griegos, comenzó la aventura
de pensar por sí mismos, de descubrir la verdad, de conocer la realidad
externa, terrestre y supraterrestre, de conocerse a sí mismo para detectar
nuestra capacidad y nuestros límites.
El instrumento de la razón como el arma
para conocer y dominar la realidad, poniéndola a nuestro servicio, y para
dirigir nuestra convivencia, con la Ética y la Política.
Sólo así, sueltos de la mano de los dioses
y de la tradición, comenzamos a equivocarnos (pero también a acertar), tanto en
el conocimiento de la verdad como en la consecución del Bien, para ser felices.
Ésa es, para nosotros, los occidentales,
nuestra historia, "la historia de los grandes errores cometidos y de los
pequeños aciertos que, acumulados constantemente, nos han traído hasta
aquí".
Pero hay que reconocer que, en esta
nuestra marcha, han sido muchos, no occidentales ni cristianos, los aliados.
Sin Averroes (árabe y musulmán) y sin
Maimónides (judío) difícilmente habríamos tenido a un San Alberto Magno y a
Santo Tomás de Aquino y no habrían descubierto al auténtico Aristóteles.
Sin los árabes y la cultura india no
habríamos dado ese salto "aritmético" como lenguaje científico en el
que la realidad se manifiesta.
Todo esto es verdad, pero también es
verdad que todos ellos eran, para nosotros, unos "grandes
intelectuales" más que de otra cultura y/o creyentes de/en otras
religiones.
Y sin la burguesía y las monarquías no
habríamos superado el feudalismo y el monopolio intelectual y didáctico de la Iglesia , yendo con las
Ciencias y, posteriormente, la tecnología, más allá de la Teología.
Y querer hacer de este mundo morada, y no
posada, lugar de residencia y no de paso.
Salvarnos aquí, en esta vida, actual y
real, y por nosotros mismos, no en el incierto allí, tras la muerte, y como
recompensa por los buenos servicios prestados.
Y es verdad la cultura milenaria china e
india, la cultura Oriental.
Y son verdad esas otras religiones
(morales) Orientales (a las que muchos occidentales están dirigiendo sus
miradas, como bálsamo al estrés de esta vida alocada que llevamos.
Y es verdad que…..
PERO…. COMO SI NO
No hay comentarios:
Publicar un comentario