martes, 24 de marzo de 2015

DESPEDIDA ALUMNOS 2002-2003 (1)



(Confieso que soy un desastre, un caos. Tengo escrito y grabado muchos artículos. Pero no me preguntéis dónde. Abro una carpeta que contiene cuatro carpetas y al abrir una de ellas aparecen carpetas…. Un desastre, un caos.
Hace no mucho tiempo algún antiguo alumno me solicitaba el discurso en el día de su despedida del Instituto. A lo que le respondí que si pudiera se lo mandaría por email.
Por casualidad, buscando en “el baúl de los escritos” me encuentro con éste, del año anterior al colgado en anteriores entregas.
Es la despedida de los alumnos del año 2.002-2.003)

Hoy no es un día cualquiera, de un año cualquiera.
Hoy es un día especial. 
Hoy, ritualmente, es el día de vuestra puesta de largo social, de vuestra mayoría de edad social. Es el día del reconocimiento de vuestra autonomía, de vuestra independencia, de vuestra madurez.
Hoy es el día del  reconocimiento oficial de que ya podéis enfrentaros, solos, a la vida.

Pero los que ya hemos estado allí y venimos de vuelta, os tenemos que recordar que, por desgracia, tenía razón Hobbes, que “el hombre es un lobo para el hombre” y que sólo los débiles han cambiado el “no puedo”, por el  “no quiero” y, además “te perdono”.
La vida, a nuestro pesar, es una “guerra de todos contra todos”, no ya guerras de a vida o muerte, sino en forma de competitividad excluyente, donde aquí sólo cabemos dos y tú no eres el otro; donde aquí sólo hay cinco plazas y tu eres, no sólo mi contrincante, sino mi enemigo.
Ahí fuera hay mucho monopolio y a ti sólo te quieren como seguidor fiel y consumidor.
Hay mucho dictador camuflado, mucho iluminado. Sois presas fáciles de cualquier fundamentalista. Porque  os dejáis llevar fácilmente del “para” y os olvidáis del “porque”.
 A vuestra edad uno es muy proclive a afirmar que “tenemos ojos para ver” en vez del “vemos porque tenemos ojos” Y !anda que no es nada la diferencia!.

 Nos preocupáis porque estáis en una edad de extremismos, de blanco o negro, de sí o no, de todo o nada, de verdadero o falso y os olvidáis de los matices, del “si pero...” o del “no, sin embargo...”. Ahí fuera  hay mucho fundamentalista, que querrá imponeros su punto de vista.
        
Un maestro contemporáneo acaba de descubrir el Mar Mediterráneo al afirmar que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento, y que cuando se ha perdido una moneda de oro, se encuentra con la ayuda de una vulgar y minúscula vela.

Hace ya dos mil quinientos años un tal Platón decía que la mejor manera de hacer llegar un mensaje  era a través de un cuento.
Que un cuento no era ni Verdadero ni Falso, sino que era un recurso pedagógico, una estrategia didáctica para enfrentar al alumno con la realidad.

Por eso:

“Érase una vez que cuatro ciegos se reunieron en el umbral de la selva.
Otros hombres le habían hablado de un ser extraordinario. Distinto. Único.
Según las noticias proporcionadas a los cuatro ciegos, aquel ser recibía el nombre de “elefante”.
Y los cuatro ciegos, decididos a conocer la verdad, se adentraron en la jungla y no tardaron en llegar hasta el gran paquidermo.
Los cuatro ciegos lo palparon .

El primero tocó la trompa del elefante, el segundo palpó una pata, el tercero reconoció la panza y el cuarto sintió el aleteo de la orejas (si queréis podéis alargar el cuento: los colmillos, el rabo, la boca...).

Una vez concluida la exploración del elefante, los cuatro ciegos se sentaron a reflexionar. Pero sus conclusiones fueron muy diferentes.
Para el que había tocado la trompa el elefante no era otra cosa que una serpiente.
-“Ni mucho menos, estás en un error”, gritó el segundo, (el de la pata). “Este formidable ser  es una simple columna redonda”.
-“¿Pero qué estáis diciendo” – vociferó el tercero, “es que os habéis vuelto locos”?. “El elefante es una gran concha, un gran cuenco, un cuenco enorme” (este es el que palpó la panza) .
El cuarto ciego se negó a admitir las opiniones anteriores exponiendo su verdad. “El elefante es una gran mariposa”.

Y los cuatro abandonaron la selva absolutamente convencidos de que habían conocido la verdad y que cada uno de ellos se había topado con tres locos.

En vez de cuatro ciegos, poned cuatro generaciones, cuatro ideologías, cuatro culturas, cuatro religiones.
Y en vez del elefante, poned el problema de la emigración, el problema de los maltratos, el problema de la agresividad, el problema de la inseguridad, el problema del paro, el problema de la educación, el problema de Dios, el problema de los valores, el problema del consumismo....
(Podéis continuar la historia,  con nuevos protagonistas y nuevos problemas, cómo se pelean, incluso se matan por imponer “su” verdad como “LA” verdad, cómo restringen las áreas de conocimiento, cómo funciona la censura impidiendo que el “error de los otros” contamine la mente virgen de sus niños, cómo el demonio ha tomado cuerpo en el alma de los otros, cómo tenemos  derecho a encerrarlos de por vida por el bien de la sociedad, cómo hay que  acotar o prohibir la libertad de expresión, cómo hay tanto embaucador que os quiere llevar por el camino de la perdición, del error, de la mentira,..

Cuánto perspectivista absurdo que afirma que sólo existe una perspectiva, y esa es la suya.
La monoperspectiva es como el triángulo cuadrado.
Ya nos previene Ortega y Gasset con la perspectiva Ontológica ( de la realidad) y la perspectiva Gnoseológica ( del conocimiento).

¿Qué es la Sierra de Guadarrama para mí que estoy en el Escorial y para ti que te encuentras en Segovia?.. ¿Qué es un objeto independientemente de los sujetos cognoscentes?.

 La verdad ha muerto, “vivan las perspectivas”. Pero las perspectivas nunca son excluyentes. Las perspectivas, por serlo y para serlo, tienen que ser, a la fuerza, complementarias.

La Verdad con mayúscula ha muerto, vivan las verdades con minúscula”. Y, por ello, todos tan amigos o más amigos que antes.
Y quien esté libre de ceguera que tire la primera piedra.

¿Sois capaces de poneros en el lugar del otro?.

Cuando miráis a una persona mayor, a un viejo, orinando en la calle, en una pared, ¿Qué veis?, ¿ a un viejo, guarro, meando o a un anciano con problemas de incontinencia urinaria?.

Cuando miráis a esa muchacha, de vuestra edad, de color negro, en minifalda, haciendo la calle, la carretera o el Polígono, ¿qué veis?, ¿sois capaces de poneros en otra perspectiva, de ver la otra cara, la de la explotación, la de la desesperación, aun con fingida sonrisa?. ¿Sois capaces de ver tras esa alma inocente, virgen, la del desalmado hijoputa?

Lo que sigue es una historia.

En el siglo XVII, indios polinesios, que no conocían el ajedrez, encuentran, en una isla del Pacífico, un ajedrez abandonado, y se les dispara la pregunta, filosófica,... y esto ¿qué es?..

Semanas más tarde los sabios tienen la respuesta; se trata de madera de boj.

En efecto, es de boj la madera de la que están hechos el tablero y las piezas. Pero uno de los sabios no queda satisfecho, y piensa que hay una diferencia abismal entre “esto es madera de boj” y “esto no es más que madera de boj”.
Es decir lo esencial del objeto se les ha escapado a los sabios.
De los dos niveles de realidad, sólo han captado el menos importante; han hecho la lectura superficial, pero no han llegado a la lectura profunda.

Han visto del ordenador únicamente el hardware. El ordenador “es eso” pero “ no es solamente eso” ni eso es lo más importante.
 Nos preocupáis porque estáis en la edad proclive al reduccionismo. “Esto no es más que”.
No podemos, hoy, pensar al hombre a espaldas de las CCNN.
 El hombre es física, es química, es biología. Es eso, pero “no sólo eso”.
El hombre es también cultura, es materia, pero también es espíritu, es bestia pero también ángel, es razón pero también pasión, sentimiento, amor. No tenemos cuerpo.  Somos cuerpo. La persona es cuerpo, pero no sólo, ni sobre todo, cuerpo.

Por favor. Tenéis que educar vuestra mirada y vuestra mente. Tenéis que a prender a ver, a ver más, a ver de otra manera, a ver más allá de las primeras impresiones.

Tenéis que ser críticos hasta la exasperación. Que os ilustréis, que examinéis, a fondo, las cosas, las situaciones, los comportamientos, las personas, antes de valorarlas.
Tenéis que contrastar vuestros puntos de vista.
Desdecirse de un error, es un acierto.
Desandar el camino equivocado es estar en el buen camino.

Que no os dé corte preguntar, pero que no os dé corte rechazar la respuesta, una vez examinada.

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