Ya hemos dicho que sin la muerte, sin la conciencia de que
también nosotros moriremos, porque vemos que todo a nuestro alrededor, antes o
después, muere no habría posibilidad de crear y creer en una existencia
posterior, tras la muerte en este mundo.
Es un salto, desde la conciencia de estar vivo, con una vida
temporal y con fecha de caducidad, aunque desconocida, y tener que morir, a la
no conformidad en desaparecer del todo, por lo que creamos y creemos en una
inmortalidad, además eterna.
Desde el principio, y sobre contenidos preexistentes, fue
amasándose la religión, toda religión.
No existe (al menos no sabemos que exista) el grado 0 del
origen de las religiones.
Siempre aparecen (religión, lenguaje, cultura, sociedad,…)
como ya constituidas, existentes, sin poder aprehender el primer instante de su
emergencia inicial.
Con una mentalidad evolucionista se parte del principio de
que la religión más antigua debe ser la menos evolucionada, la más simple y
rudimentaria, la más alejada de las complejas religiones posteriores.
¿Se podía hacer tal supuesto sobre el estudio de los
actuales pueblos primitivos, como los supervivientes de los inicios de la
humanidad?
Así surgió el estudio de las religiones practicadas en
Australia, en la Polinesia ,
en las numerosas islas de los mares del sur.
Así comenzó, en el siglo XIX, a estudiarse el origen
histórico y antropológico de la religión.
1.- ¿Fue la
Magia el antecedente de las posteriores religiones? – Así lo
afirma FRAZER.
2.- ¿Fue el Totemismo o adscripción del clan a un
determinado animal, o tótem, que se suponía encarnaba y protegía la vida
colectiva del grupo? – es la teoría de DURKHEIM.
3.- ¿Fueron las entidades espirituales (un duplicado
anímico) el origen de la religión? Es la teoría del Animismo de TYLOR.
Cuando, por las noches sueño y se me aparece mi padre, ha
tiempo muerto, ¿es su duplicado anímico el que se me aparece?, porque el
original murió y está enterrado.
Incluso cuando me sueño ¿es mi duplicado lo que se me
aparece en los sueños?
4.- Abundando en el Animismo, SPENCER afirma que ese doble
anímico abandona el cuerpo en el momento de morir.
El origen de la religión estaría, pues, en el culto a los
muertos, cuyo doble anímico sigue viviendo, aunque sea en otro plano, en otra
dimensión, y sólo se nos aparece cuando no estamos despiertos y en vigilia sino
en sueños y soñando.
Los mismos dioses serían figuras resultantes de la
transformación de las representaciones de los antepasados.
Hoy se pone en duda ese método etnográfico como el más
adecuado para el estudio de los orígenes, que se pierde en un pasado
impenetrable siendo, pues, ésta una cuestión irresoluble porque, cuando se
estudian las primeras sociedades que nos son bien conocidas (Egipto,
Mesopotamia, cuenca del Indo) la religión aparece ya altamente organizada y
entremezclada con la organización política.
Sabemos que el “hombre de Pekín” o “sinántropo” tenía alguna
creencia religiosa o mágica, porque los 40 ejemplares hallados presentan los
cráneos partidos, acaso con el objeto de comer sus cerebros.
El hombre de Neandertal enterraba ritualmente a sus muertos.
En restos de enterramientos del Paleolítico superior
aparecen los cuerpos en posición flexionada, semejante a la de los fetos y a la
del dormir, y los huesos coloreados en ocre rojo, como si significase la sangre
de la vida.
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