Decía Ortega que “la claridad es la cortesía del filósofo”.
Que también defendía Wittgenstein: “lo que puede ser dicho debe poder ser dicho
de manera clara”.
Sin embargo, suele darse un prurito de que la filosofía es
un saber tan elevado, tan profundo que debe expresarse de manera oscura, sólo
para entendidos y especialistas, cuando lo que debería entenderse a defensores
tales como incapaces de exponer su pensamiento de manera clara y sencilla.
La filosofía nunca puede ser responsable ni culpable de la
incapacidad de muchos filósofos.
Incluso nuestro Azorín lo decía: “cuando el estilo es oscuro
hay motivos para creer que el entendimiento no es neto”.
Heráclito era llamado “el oscuro” y leer a Hegel es hacer
ejercicios gimnástico-lingüísticos en ese lenguaje tan enrevesado, y no digamos
de Heidegger y su “la nada nadea”.
Pensar bien es hablar y escribir con claridad, como Ortega y
es que la filosofía debe bajar a la calle y poder hablarle a los profanos de la
calle y no sólo y sobre todo a los académicos, al gremio.
Poner la filosofía al alcance del vulgo no es vulgarizarla.
La filosofía no sólo surgió para “explicar la realidad,
huyendo de la debilidad y de la ignorancia del mito, también surgió como
“orientadora de vida”.
También hoy, cuando lo tecnológico, lo económico, lo
pragmático y lo comercial lo anega todo en un “todo es comprable y todo es
vendible”.
La filosofía es gratis, gratificante y gratuita, pero no por
eso “des preciable” y sin valor.
Hoy más que nunca necesitamos poder y saber desenmascarar la
“Doxa” (opinión vulgar y corriente) de la “Episteme” (conocimiento fundado).
La filosofía debe estar no sólo al servicio del pensamiento,
también al servicio de la acción, la filosofía como terapia y como orientadora
de vida.
La filosofía como invitación a pensar y actuar
reflexivamente, filosóficamente, sacudiéndose tutores interesados en tutoriar.
No sólo saber por saber y para saber, también saber para
saber actuar bien.
De nuevo Sócrates:
.- Maestro:
¿saber?, ¿para qué?
.- Saber para
Obrar bien.
.- Maestro ¿y
Obrar bien?, ¿para qué?
.- Obrar bien
para Ser feliz.
Así se cierra el círculo: Saber – Obrar – Ser – Felicidad.
Y soy consciente de que hay libros de filosofía que, nada
más abrirlos, invitan al rechazo y al abandono, pero otros muchos invitan a lo
contrario.
Y, precisamente, son muchos los filósofos españoles que
invitan a ser leídos.
Quienes quieren venderte “la felicidad en 24 horas” lo único
que pretenden es rascarte el bolsillo.
Quienes quieren venderte la filosofía como un consuelo para
esta vida, te dejan desconsolado, sin filosofía y, seguramente, con menos
dinero en sus bolsillos.
La filosofía no es un padre espiritual que guíe tu vida, es
una invitación a que seas tú tu propio jefe, autónomo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario