Como puedo y suelo equivocarme, tengo el derecho y el deber de corregirme o, al menos, de matizar lo antes afirmado.
Cuando es sólo la naturaleza la que selecciona, cuantas más vidas haya entre las que seleccionar, mejor.
Pero cuando se mete de por medio la cultura las cosas cambian.
Cuando sólo actuaba la naturaleza, entre las veinte vidas, por ejemplo, seleccionaba y sólo sobrevivían las que superaban el hambre, la peste, la infección, las guerras, las intoxicaciones, los partos, las riadas,... los fenómenos naturales.
Más de la mitad de las vidas se quedaban por el camino y no llegaban a la madurez, edad en la que podrían haber sido reproductores.
Pero cuando la cultura está presente, incluso antes de nacer la nueva vida, con los reconocimientos programados de la madre embarazada, y cuando, nada más nacer, se la somete a todo tipo de análisis, y se la vacuna, y se le suministra la alimentación adecuada, y cuando el pediatra le hace un seguimiento contínuo, con la posibilidad de acudir a farmacias y hospitales, con alimentación asegurada y casas acondicionadas para el calor y para el frío, y.....y..... No ha lugar a la selección, nada o casi nada puede hacer la naturaleza, porque no se la da opción a la naturaleza, ocupando la cultura, previamente, su espacio.
Somos, cada vez más, animales (vivientes sensibles) culturales.
La casi totalidad de los que nacen llegan a la madurez, sin haber sido seleccionados, y ya con capacidad de reproducirse.
Cualquier Estado sensato no prima ni alienta el exceso de población.
Si en otros tiempos el incremento poblacional era moderado porque una gran natalidad era contrarrestada por una gran mortalidad, sobre todo en edades prematuras, en los tiempos actuales ya no es así.
Yo me escandalizaba cuando contemplaba, en videos, las arengas de San José María Escrivá de Balaguer y la consideración, incluso hoy, de las familias numerosas como una "bendición de Dios" por parte de la Jerarquía eclesiástica actual.
Mientras en los países occidentales el índice de natalidad no da ni para reponer la población, porque no llega a 2, a nivel mundial, y sobre todo en los países subdesarrollados (aunque, a veces, se les denomine "en vías de desarrollo") por motivos culturales y/o religiosos se da una explosión demográfica, empeorando la ya muy mala situación.
Pero la Iglesia sigue "erre que erre", en que "todo acto sexual, deliberada y voluntariamente infecundo, es intrínsecamente malo".
Reproducción indiscriminada, por lo tanto más "hijos de Dios y herederos del cielo".
Esto no es sólo un error biológico, es la firma de una calamidad humana previamente anunciada y es una irresponsabilidad desde el punto de vista moral.
¿Por qué Dios nos creó sexualmente activos todo el año, sin épocas de celo para reproducirse como en los animales?.
¿No será que el sexo cumple otras funciones, además de las reproductivas?. Por ejemplo las afectivas, las simplemente amorosas, las de amistad, las del vínculo entre mujer y varón, las de reparto de funciones, las de compañía, las de ayuda mutua, las de sentirse mejor juntos,... las de "amar y hacer el amor" sin permitir que el espermatozoide llegue hasta el óvulo
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