Mis alumnos se cabreaban cuando alguien les preguntaba:¿Tú estudias o trabajas?. Ellos me decían que estudiar era trabajar, que les costaba trabajo hacerlo. Que la pregunta tenía que estar mal hecha.
Yo, entonces, tenía que explicarles que una cosa era el trabajo remunerado, el trabajo productivo, y otra distinta era el trabajo de estudiante, un trabajo de inversión en tiempo, pero no remunerado ni productivo, que ellos, con su trabajo, no sacaban nuevos productos al mercado, que todo quedaba en una mejor formación personal, en una mejor preparación para el día que tuvieran que ingresar, ya como tranajadores productivos, en la sociedad.
Pero está surgiendo una generación NINI (Ni trabajan, Ni estudian, Ni buscan trabajo, Ni tienen interés en ello, NI..... NI...
Los podemos ver a eso de las 12 de la mañana, en el parque del barrio, recién levantados, con el pelo aún mojado, hablando del Marca o de la Pantoja, hasta que lleguen las 15 horas en que la mamá tiene la comida en la mesa, para seguir, luego, en el sofá, viendo la tele, hasta que el móvil o el messenger los reúna de nuevo, antes de salir a vivir la noche, previa petición, por las buenas o por las malas, de dinero a los padres, que están desesperados y no saben qué hacer con ese hijo, que volverá a las tantas de la mañana, para repetir las rutinas del día anterior y del día siguiente.
Estamos hablando de jóvenes o ya no tan jóvenes, de entre 18 y 31 años, que sestean la vida, que han sido mimados en su infancia, que fueron "los reyes de la casa", por los que sus padres se partieron el espinazo para que "fueran más que ellos y no les faltara de nada", a los que les dieron todo y no les exigieron nada, NI esfuerzo NI sacrificio, que tienen móvil de última generación, cuya filosofía de la vida es la desmotivación e inactividad, que Ni hacen nada, NI tienen intención de hacer algo, que no quieren salir de donde tan bien les está yendo, con la ropa planchada, el frigorífico lleno, la cama hecha, el cuarto de baño limpio, la ducha disponible, viviendo a cuerpo de rey, que se columpian en la indolencia, que duermen en el conformismo, que no albergan ilusiones. Hijos de la sociedad del bienestar, nacidos en la abundancia y en el mundo digital, son hijos únicos o, a los más, tienen otro/a hermano/a, a los que sus padres los quisieron tanto, tanto, tanto, pero que los quisieron mal, a pesar de sus buenas intenciones, y que ahora gritan, pidiendo ausxilio, "Qué hacemos con el niño?, niño que puede tener ya sus ventitantos años, pero que sigue inmaduro, infantilizado, desmotivado.
No quiero caer en la falacia de la generalización. Son "muchos", pero no son "todos", pero están muy desganados.
Siempre se ha dicho que si no se es utópico, antisistema, inconformista y revolucionario en la juventud ¿cómo se va a ser conservador en la madurez y vejez?.
Estos jóvenes saben que o no tienen futuro o lo tienen muy negro. Se han dado por rendidos, han bajado las brazos, consideran el mundo como imposible de cambiar, no quieren crecer y asumir responsabilidades, quieren seguir amamantados por los padres.
Ésta es la generación NININI.
La Sexta ha programado un reality show o docu-show, protagonizado por 8 ò 10 NINI adolescentes, que desconocen qué es eso de esfuerzo, sacrifico, honestidad, responsabilidad, compromiso, superación, trabajo,... durante tres meses, junto a educadores, con la finalidad de reeducación terapéutica, para que se reintegren en la sociedad. Un experimento educativo.
No es que todos vayan voluntarios, generalmente han sido los padres los que más han insistido y empujado para que se sometan a ese tratamiento de reeducación, desesperados como están ya.
Entro en un blog y me asusto de la cantidad de madres, sobre todo, que piden que se lleven a sus hijos, por impotencia, por miedo, por lástima, por temor.
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