Podemos ver que los animales, cuando mueren, yacen inánimes, bajo el cielo y el sol, hasta que otros animales, gusanos, bacterias y demás organismos se dan un festín con su suculenta carroña.
Jamás ocurre eso entre los hombres.
A los muertos se les tiene mucho respeto y/o miedo o ambas cosas juntas y muchas más. Se les ha querido cuando vivos y no se los abandona cuando muertos. Las tumbas, los rituales, las oraciones... están presentes en todas las culturas.
Los animales mueren, el hombre "se muere", no es que muramos, es que "nos morimos". No es "la" muerte la que nos llega, es "nuestra propia muerte" la que se nos echa encima acabando con nosotros. La vemos venir, porque la llevamos a cuestas desde que nacemos.
El curso pasado, en el Taller de Ciencias, Miguel Ángel Medina nos explcaba la "apoptosis" o "muerte celular programada", como un fenómeno natural, necesario para un correcto funcionamiento del organismo.
Es algo así como "una muerte inteligente", pero sin inteligencia presente, que ocurre en el interior de nuestro organismo. Pero enfocar así la muerte del hombre sería sólo tener en cuenta una perspectiva biológica.
Y los hombres, además de biología, somos/tenemos una biografía.
Si, biológicamente, en general, podemos afirmar que todos los hombres somos iguales (corazón riñones, pulmones, huesos, músculos, neuronas, cerebro...) biográficamente nunca encontraremos dos personas iguales.
El hombre es un ser natural pero, además y sobre todo, es un ser cultural. Homo sapiens sapiens.
Las civilizaciones, todas, han mostrado un tratamiento a los muertos, con sus tumbas, cultos, ritos,...porque todas las civilizaciones han desarrollado una concepción peculiar de la vida y de la muerte, del aquí y del más allá, de esta vida y de la otra vida.
Soñar en la noche con el padre muerto es un disparo a la pregunta de si habrá otra vida distinta a la que tenemos aquí abajo.
Podemos recorrer dessde los sumerios a los egipcios, fenicios, griegos,romanos... o China, India, Japón.... o culturas precolombinas... en todas está presente una concepción y preocupación por el más allá.
Todos los hombres, en todos los tiempos, han sido y son testigos de los ciclos naturales, día-noche, estaciones, lunas, años,...que se repiten cíclicamente, volviendo otra vez, resucitando tras su muerte y desaparición y... ¿habrá otra vida humana después de ésta?.
Si cada año aparecen las flores en primavera, fructifican en verano, mueren en otoño y en invierno siguen muertas, pero en la primavera otra vez.... Si la vida y la muerte son fenómenos naturales ¿ocurrirá esto mismo en los hombres?. ¿Deseamos que eso ocurra?. ¿Lo creemos porque nos interesa y nos gustaría que así fuese?.
¿Qué hace Sócrates ante la muerte que lo está esperando, sólo pendiente de la orden de que se tome el vaso de cicuta?. ¿Cuál es su actitud ante la muerte segura y próxima?.
Pues se enfrenta a ella de un "modo racional".
Podríamos decir que Sócrates se enfrenta socráticamente a la muerte.
"La muerte -dice Sócrates- es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada, ni tiene sensación de nada (es decir, después de la muerte no hay nada) o bien, según se dice, la muerte es, precisamente, una transformación, un cambio de morada para el alma, de este lugar de aquí a otro lugar".
La primera opción será la típica de todos los materialistas, que afirman que al cesar las funciones vitales, aquí se acaba todo. La muerte es como un sueño eterno, del que nunca jamás volveremos a despertar ya, y durante el cual, ni sentimos, ni gozamos, ni sufrimos... ni "ná de ná", "sanseacabó".
La segunda alternativa ha sido la más seguida por todas las civilizaciones y religiones.
En las misas de difuntos el sacerdote reza o canta: "vita mutatur, non tollitur", la vida cambia no se le quita, no desaparece.
Sócrates afirma que si la muerte es sólo un cambio de morada, pues mejor que mejor, porque allí se encontrará con Homero, con Hesíodo, con los demás filósofos que ya han muerto y podrá seguir dialogando y discutiendo con ellos sobre la justicia, la virtud,...
Me manda un e-mail un amigo en el que, entre otras cosas, dice:
-"La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud".
-"De la cuna a la tumba es una escuela, por eso, lo que llamamos problemas, son lecciones".
-"No perdiste a nadia: el que murió, simplemente, se te adelantó, porque para allá vamos todos".
-"No hay muerte, hay mudanza. Del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Teresa de Calcuta... y tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasidas cosas, y nos aleja, porque nos hace desconfiados".
-"Sufrir es una pérdida de tiempo....¡Hay tántas cosas que gozar"¡.
-"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tú tienes mil y una razones por las cuales sonreír".
Sócrates estaría totalmente de acuerdo con estos pensamientos de Facundo Cabral, ¿lo recordáis?.
Sócrates no pone como alternativa los infiernos, como el lugar de tormento y de castigos, negro y tenebroso... al que irán a parar los injustos.
Lo de los infiernos pertenece al mundo hebreo, cuando estuvo en contacto con el zoroastrismo, durante el exilio de Babilonia.
O la muerte es carencia de sensación, como nos lo muestra la experiencia sensible al observar a los muertos o bien es el paso a otro lugar, a otra vida parecida a la terrena, bien con reencarnaciones sucesivas o bien inmortal.
Al contemplar Sócrates que sólo hay esas dos salidas y que ninguna de ellas es mala, puede tomarse, tranquilamente, el vaso de cicuta. Además con la conciencia tranquila de haber sido injustamente condenado. Porque no es injusto el que recibe y soporta la injusticia, sino el que la comete.
"ACTITUD ADMIRABLE LA DE SÓCRATES".
me parece extraordinaria esta reflexion sobre la vida y la muerte,muchas gracias.
ResponderEliminarGracias, Claudia, por entrar en mi blog. Un saludo.
EliminarTomás.
Teresade calcuta no esta en mi lista
ResponderEliminarCreo que esun demonio, un lobo vestido de oveja.