A veces oigo decir: "cada uno es lo que quiere ser". Quien tal cosa afirma es un "subjetivista", un "exclusivista" que prima a un sumando de la suma total que somos cada cual.
Yo creo que uno es, más bien, lo que el medio le deja ser.
Ni "libres para todo" ni "esclavos de cualquier cosa".
Decía Aristoteles que "la virtud se encuentra en medio de dos extremos, igualmente viciosos: uno es vicioso por defecto y el otro vicioso por exceso".
Así, la "valentía" es una virtud que se encuentra entre la "cobardía" (vicio por defecto) y la "temeridad" (vicio por exceso),
Este mismo Aristóteles es el que nos enseña que la "justiccia", "lo justo", "lo justum", "lo suyo" es "darle a cada uno lo suyo, lo que se merece. Darle más de lo que se merece sería una injusticia, darle menos, sería, también, injusto.
Ponía el ejemplo de la comida y afirmaba que lo "justo" de comida de un cargador del puerto no puede ser lo "justo" de un niño. Distintas medidas para distintos sujetos.
"Lo suyo" no es "lo igual", sino "lo distinto".
Igualmente, en la vida, es un error establecer un único modelo de ser al cual todos tengan que adaptarse.
Si cada uno de nosotros somos ejemplares únicos e irrepetibles, los problemas humanos no tienen soluciones únicas, ni universales, ni de una vez por todas.
Siempre debemos ser cosncientes de que no hay soluciones perfectas, sólo aproximaciones.
Nuestra tarea no es llegar, porque no existe la meta, sino la marcha contínua para una mayor aproximación.
Quien más mérito tiene, quien más merece, es el que va delante.
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