11.- LA LLEGADA DEL FEUDALISMO.
Tradicionalmente se ha
considerado que el Feudalismo fue una importación de los germanos que
extrapolarían sus ancestrales relaciones de dependencias mutuas a toda la
sociedad.
Algunos, como Marvin
Harris, han llegado a decir que el Feudalismo habría sido la organización celta
prerromana, con las lógicas modificaciones provocadas por siglos de
romanización.
Creo que están obviando lo
más sencillo de todo, y son las evidentes raíces del Feudalismo en la Antigua Roma.
Ya desde la República y desde donde
tengo noticia, los romanos se unían entre sí en rangos de “clientela”.
El señor (“Dominus”),
generalmente una persona poderosa, daba su protección jurídica y política a sus
clientes (“clínex”), los cuales le hacían regalos y le apoyaban en todas sus
causas políticas y a veces, incluso, militar.
Esta estructura creció en
importancia en el Imperio, y parece evidente sus similitudes con las
posteriores relaciones de vasallaje.
El gaditano Columela,
probablemente el más importante economista del esclavismo, advertía ya en el siglo
I a.C. que el trabajo de un hombre libre es mucho más eficaz que el de un
hombre esclavo.
Tal observación ha sido
confirmada por modernos estudios sobre el Esclavismo en el sur de los EEUU
durante el siglo XIX.
Un hombre esclavo trabajará
con mayor dejadez siempre que no tenga el látigo encima, no cuidará su material
de trabajo y en general se mostrará depresivo y desmotivado.
Un gran terrateniente
esclavista podría darle una parcela a cada uno de sus esclavos y cobrarle lo
mismo que esperaba producir.
El antiguo esclavo se
cuidaría muy mucho de producir un excedente sobre esa cantidad para él y su
familia.
De esta forma el señor se
ahorra el tener que pagar el mantenimiento del esclavo y de las herramientas de
trabajo, y encima el esclavo le estaría agradecido.
Desgraciadamente, la ausencia
de fuentes nos impiden demostrar que se produjera este fenómeno, pero es lo más
lógico.
Los esclavos se irían
convirtiendo cada vez más en clientes, clientes adscritos a una tierra y con la
obligación de pagar un alquiler por sus tierras y de prestar su apoyo armado a
su señor.
Los esclavos (“servus”) se
convertirían en siervos.
La evolución natural del
Esclavismo parece el Feudalismo.
Pero este cambio resultaría
gravísimo para el Imperio.
Los grandes terratenientes
esclavistas estaban muy interesados en mantener un Imperio fuerte, que les
defendiera de sus esclavos.
Pero los señores feudales no
temen a sus siervos…
Así que ¿para qué pagar
impuestos?
No tienen más que retirarse a
una de las villas que poblaron todo el Imperio de Occidente a partir
del siglo III, rodearse de su ejército privado formado por sus antiguos
esclavos y a ver quien es el guapo que viene a cobrarle.
El sistema fiscal romano era
tan eficaz en gran parte porque fue el primero que consiguió hacer que la mayor
parte del presupuesto fuera sufragado por los más ricos.
Al irse los más ricos al
campo y dejar de pagar impuestos el Imperio se vio obligado a subir los
tributos en las ciudades.
La población empezaría a
migrar al campo: los más ricos para no tener que pagar tantos impuestos, los
más pobres para buscar trabajo cerca de los ricos.
El comercio necesita
localización, puede ser muy rentable transportar una mercancía miles de
kilómetros hasta una población llena de gente rica dispuesta a pagarte por
ella.
Pero si esa gente rica está
diseminada por kilómetros a la redonda, ya no te sale tan rentable.
Y menos si, además, te cobran
cada vez más impuestos.
Con la decadencia del
comercio, la industria también entraría en crisis y más gente abandonaría las
ciudades buscando trabajo.
Por si fuera poco, los
grandes “dominus”, de los cuales tenemos alguna documentación, empezarían a
buscar sus propios intereses políticos, llegando a conspirar y colaborar
activamente con los invasores.
Sin los “dominus”, los
visigodos no se habrían asentado en Hispania. Ni tampoco, poco después,
los musulmanes.
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