EL
MILAGRO DEL PHOTOSHOP
Fue hace casi cuatro años
cuando nos vendieron la vaca, de ubérrima ubre, promesa de mucha e hipercálcica
leche y la gallina de los huevos de oro.
Incluso abrí un pequeño
despacho: “Lechería y Huevería. Tomás”.
Más que el cuento de la
lechera, también el cuento de los huevos.
Tras dar mi voto a cambio,
resultó que la vaca era vieja y agotada, y la gallina sólo ponía huevos de los
que, si te los tiran a la cabeza, no te descalabran, sólo te manchan de yema y
de clara.
Pero el photpshop había hecho
el milagro, y todos corrimos, en tropel, a las urnas
Todo había sido un timo.
Apenas daba para el autoconsumo. ¡Adiós a la vaca promesa y a la gallinácea
áurea!
Pero llega el político de
turno, cada cuatro años, y quiere, otra vez, “vendernos la burra”.
Su falsa palabra contra mi
mala experiencia vivida. No hay acuerdo posible.
Acostumbrados algunos
millones de personas, del mundo occidental, entre ellos nosotros, los
españoles, a VIVIR en un “ESTADO DE BIENESTAR”, y acostumbrados a VER a muchísimos
más millones de personas viviendo en un “ESTADO DE NALESTAR” permanente, ha
sonado la campana de bajarse del escalón y tener que acostumbrarnos, los
occidentales, a vivir en el “ESTADO DE MEDIO-ESTAR”, al que nunca llegarán los
no occidentales, pero que los occidentales no queríamos.
Y no es que tengamos que
hacerlo por convencimiento y humanitarismo, sino por necesidad.
La gallina nunca puso “huevos
de oro” (aunque nos lo creímos) y la vaca lechera ha perdido sus ubérrimas
ubres, que nunca tuvo (y nos lo creímos).
El baño de realidad hace que
tenemos que conformarnos con menos huevos (además de clara y yema, no de oro) y
menor y peor ración de leche.
¡Y eso es lo que hay¡
En el nombre del padre, del
hijo y del partido gobernante de turno que, como diría aquel líder africano:
“Estábamos al borde del precipicio y hemos dado un salto hacia adelante”.
Y eso que no empujamos el
carro, como se nos solicitaba.
Y mi todavía presidente que,
como buen gallego, nunca dirá ni sí ni no, sino todo lo contrario, que recoge
aplausos de los suyos, y no por lo que ha hecho sino por lo que dice que ha
hecho y nadie lo ve y que anda más despistado que Adán “el día de la madre”.
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