domingo, 22 de noviembre de 2015

ESTADO DE “MEDIOESTAR”.



EL MILAGRO DEL PHOTOSHOP

Fue hace casi cuatro años cuando nos vendieron la vaca, de ubérrima ubre, promesa de mucha e hipercálcica leche y la gallina de los huevos de oro.
Incluso abrí un pequeño despacho: “Lechería y Huevería. Tomás”.
Más que el cuento de la lechera, también el cuento de los huevos.
Tras dar mi voto a cambio, resultó que la vaca era vieja y agotada, y la gallina sólo ponía huevos de los que, si te los tiran a la cabeza, no te descalabran, sólo te manchan de yema y de clara.
Pero el photpshop había hecho el milagro, y todos corrimos, en tropel, a las urnas

Todo había sido un timo. Apenas daba para el autoconsumo. ¡Adiós a la vaca promesa y a la gallinácea áurea!
Pero llega el político de turno, cada cuatro años, y quiere, otra vez, “vendernos la burra”.
Su falsa palabra contra mi mala experiencia vivida. No hay acuerdo posible.
Acostumbrados algunos millones de personas, del mundo occidental, entre ellos nosotros, los españoles, a VIVIR en un “ESTADO DE BIENESTAR”, y acostumbrados a VER a muchísimos más millones de personas viviendo en un “ESTADO DE NALESTAR” permanente, ha sonado la campana de bajarse del escalón y tener que acostumbrarnos, los occidentales, a vivir en el “ESTADO DE MEDIO-ESTAR”, al que nunca llegarán los no occidentales, pero que los occidentales no queríamos.

Y no es que tengamos que hacerlo por convencimiento y humanitarismo, sino por necesidad.
La gallina nunca puso “huevos de oro” (aunque nos lo creímos) y la vaca lechera ha perdido sus ubérrimas ubres, que nunca tuvo (y nos lo creímos).
El baño de realidad hace que tenemos que conformarnos con menos huevos (además de clara y yema, no de oro) y menor y peor ración de leche.

¡Y eso es lo que hay¡

En el nombre del padre, del hijo y del partido gobernante de turno que, como diría aquel líder africano: “Estábamos al borde del precipicio y hemos dado un salto hacia adelante”.

Y eso que no empujamos el carro, como se nos solicitaba.


Y mi todavía presidente que, como buen gallego, nunca dirá ni sí ni no, sino todo lo contrario, que recoge aplausos de los suyos, y no por lo que ha hecho sino por lo que dice que ha hecho y nadie lo ve y que anda más despistado que Adán “el día de la madre”.

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