(Desearía que antes de leer
esta reflexión se leyera la que, allá en el mes de Junio, colgué en
blogdetomasmorales, con el título 11M, 14M, 15M, 22M.).
“Bienaventurados los hombres
de buena voluntad, los que albergan buenas intenciones, los que denuncian los
vicios, los que quieren lo bueno y desean lo mejor”. Porque, como dice el
adagio, “de personas, con buenas intenciones, está el infierno lleno o
empedrado”. O lo que es lo mismo, es necesario, pero no es suficiente
“pensarlo” y “manifestarlo”, hay que “hacerlo”, llevarlo a la práctica. Pero,
casi siempre, la “buena voluntad” no basta, si no va precedida de un “buen
juicio” y seguida de su “ejecución”.
No entiendo, del todo, lo de
“Democracia Real Ya” (cuyo acróstico, para abreviar y entendernos, DRY, no me
gusta, sobre todo porque la “sequedad” no refleja la “hirviente” denuncia del
movimiento 15 M ),
como no entiendo lo de “No nos representan”, ya que cada 4 años se votan a los
representantes, siendo muchos los millones que los han votado para que los
representen y se sienten representados. Ellos, los electos, no se han colocado
allí, por su propia cuenta y riesgo. Son los ciudadanos los que han ejercido su
derecho a decidir. Lo de “No hay pan para tanto chorizo”, como lo considero un
insulto, sobrevuelo ante ello.
Lo de “real” implica que la
democracia que tenemos y/o padecemos no lo es. Pero de todo lo que he leído del
15 M y 15
O saco la conclusión de que “real”, en cuanto “participativa, directa,
representativa, controladora permanente de la acción del gobierno,…” es
“angelical”. Yo no creo en los ángeles. Me muevo en el agnosticismo religioso,
en el escepticismo filosófico, y en la desconfianza en todo intento de
“inmaculada concepción” de cualquier producto humano. Y la democracia, como la
televisión, los bolígrafos, los frigoríficos y los ordenadores, son productos
humanos, por lo tanto siempre mejorables, siempre perfectibles, por ser,
siempre imperfectos, como los mismos hombres.
Si los “indignados” pueden manifestar
su “indignación” es gracias a esa democracia, en la que no creen, de la que
disfrutamos o padecemos, que salvaguarda su libertad de proclamarla y lo
permite.
Un familiar muy cercano
trabaja en la Banca ,
en un alto puesto de responsabilidad, y cuando he ido anunciándole y
argumentándole las razones contra los bancos, por parte del 15 M , a los que denominan
“vampiros”, “los mayores ladrones”, etc. El calificativo más suave que me ha
dedicado ha sido el de “analfabeto económico”, y ha ido dándole la vuelta a
todos los argumentos del 15M.
“La dación en pago”: “entrega
de la vivienda para saldar la deuda que se tiene con un banco, por no poder
hacer frente a la hipoteca”, además de “injusto” (no cumplir el contrato
firmado) es de consecuencias negativas. El banco sólo le reclama lo que,
previamente, concedió, a petición del cliente. En épocas de bonanza, cuando se
compraba para vender más caro, el banco no pedía parte de la ganancia. Llamar
“vampiro” a quien reclama lo que, previamente ha prestado, no parece muy
correcto.
Deduzco que, en adelante, si
se aprueba la ley, cuando alguien vaya a solicitar una hipoteca, el tasador del
banco, independientemente del precio que le haya puesto la Inmobiliaria (100.000
euros), lo tasará a la baja (80.000) y, además, sólo le concederá, por ejemplo,
el 60 % (48.000 euros), lo que hace casi imposible la adquisición de la
vivienda.
Deduzco que, como hasta hoy,
comprar viviendas, era un negocio donde invertir, sabedor de que al cabo de dos
o tres años se revalorizaría y ganaría dinero, mientras el Banco sólo le
exigirá lo en un primer momento prestado, de lo que la vivienda valía, no de lo
que ahora vale. Cuando, con la crisis inmobiliaria, todo ha ido al revés, el
banco reclama, como antes, lo que le corresponde, ni más ni menos. Nadie obliga
a firmar hipotecas. Cada uno debe apechugar con las consecuencias de sus
errores. A partir de la aprobación de la ley fluirá menos el dinero, se
estancará la actividad económica, todo irá a peor.
Se “indigna” del
desconocimiento y analfabetismo económico y financiero de los “indignados”, al
menos de lo manifestado. Me aplasta de argumentos. “La democracia perecería al
instante, sin la cooperación de los bancos”. ¿De manos de quién, sino del
capitalismo, llegó el progreso en el XIX y XX? Si no fuera por los bancos la
actividad económica se estancaría.
Le refiero el video de
Alberto Garzón y me dice que él y sus compañeros de la Banca acuden, a menudo, al
Banco Central Europeo, que sólo les da crédito, al 1,5%, si, en compensación,
le llevan “papelitos”, entre ellos el de “adquisición de deuda pública”,
nacional o extranjera, pero que NUNCA conceden crédito a todos y, menos, a
cambio de nada.
Cuando le pregunto por los
millones de euros que el Gobierno ha ido dándole a los bancos, me espeta: “ni
UN euro han recibido los bancos españoles”. ¿Cómo es posible confundir “aval”
(“por si acaso algún banco…”) con “ingreso”?. Ningún banco ha usado del aval.
Despotrica contra las Cajas
de Ahorros, por su competencia desleal, que se meten donde no deben, y que
muchas acaban como acaban, más las cuantías abusivas en dimisiones y
jubilaciones. Y, ¿dónde estaba el Banco de España? ¿Por qué las Cajas no tienen
que pasar el examen periódico como lo hacen los Bancos? Las Cajas sí que han
recibido millones y millones de euros para que puedan ser absorbidas por otras
Cajas más saneadas.
La democracia existente,
parlamentaria, ¿no es una “democracia real”?. ¿Es preferible una “democracia
directa, asamblearia, de participación pura? ¿Deben, también, participar los
anarquistas? ¿Y los islamistas? (no confundir con los islámicos). ¿Y los
antidemócratas? El democratismo puro puede ser una vía de entrada de muchos
enemigos de la democracia. ¿Nadie se acuerda, ya, de la “victoria democrática”
de Hitler?
¿Que la democracia de la que
disfrutamos o sufrimos es imperfecta?, nadie lo pone en duda. ¿Que es
defectuosa?, nadie lo discute. La democracia es perfectible, pero no
sustituible, y menos por “asambleas” (la otra opción es la “dictadura”). Pero
ni a un cojo, manco o tuerto, se los aparta a la cuneta o se les amputa el otro
miembro, sino que se les dota de instrumentos supletorios y complementarios,
eliminando, además, las barreras de todo tipo para equipararlos a los demás.
¿Que hay que cambiar la ley
electoral?, indudablemente, (aunque ya estoy oyendo los gritos de los
nacionalistas). Y, además, con la ley D`Hont no todos los votos valen igual.
Que se lo pregunten a I.U. o a U.P.y D. y a otros grupos minoritarios.
¿Que debe haber una
separación real de poderes?. Por supuesto. Pero ¿eso cómo se hace?. ¿Sería
mejor que el Consejo del Poder Judicial lo eligieran los mismos jueces? ¿Sería
más democrático sabiendo las distintas sensibilidades de nuestros juristas? Si
querer cambiar las leyes injustas es ser “antisistema” yo soy el primer
“antisistema”. Porque pueden mejorarse las reglas del juego y seguir jugando al
mismo juego, la democracia, con esas nuevas reglas. Pero ¿cómo hacer ver y
convencer a los partidos políticos de esta injusticia, para que, desde dentro,
sea corregida?.
No soy partidario de
“revoluciones” porque, en el camino, puede echarse al niño por la ventana junto
con el agua de la palangana. Prefiero las sensatas mejoras progresivas. ¿Que
hay que regenerar la vida política? Por supuesto. El acuerdo, manifiesto o
tácito, en el rechazo de lo morboso de nuestra democracia, es general, es como
una “tormenta de ideas elementales y básicas”, no es algo exclusivo de los
“manifiestamente indignados”. ¿Quién no va a estar de acuerdo en la eliminación
de privilegios de la clase política (sueldo excesivos, jubilaciones anormales,
en cuantía y en tiempo cotizado, cotización sólo de parte del sueldo,….), son
verdades como puños, elementales, son el “parto de los montes”.
Reconozco vuestro mérito de
concienciación y de las potencialidades de las redes sociales. De vuestro grito
de protesta y de inconformismo. Pero, una vez detectado el problema falta la
solución.
Pero el acuerdo, unánime, en
los rechazos no conlleva a un acuerdo en las propuestas de los mismos indignados,
lo que muestra que la meta a conseguir es evidente, pero el método a emplear
no. ¿No votar?. ¿Votar en blanco? ¿Votos nulos? Además de que tratar éticamente
las cuestiones políticas no es el método adecuado.
No pintan buenos tiempos para
los jóvenes, ni para los parados. La pobreza, el paro, la corrupción, el
déficit público, la contracción económica, el endeudamiento interno y externo,
la explosión de la burbuja inmobiliaria y sus secuelas…conducen al desánimo, a
la “indignación”, a la ausencia de horizonte, lo que incrementa su frustración
y su malestar.
Ya nada, de momento, es como
antes, sobre todo en los P.I.(I).G.S. (acróstico despectivo (“cerdo”) de los
países de la periferia europea, (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España),
los de la “economía porcina”), no así en los B.R.I.C.S (“ladrillo”) (Brasil,
Rusia, India y China), los países emergentes, con mucha población, mucho
territorio, muchos recursos naturales, mucho crecimiento del P.I.B.)
Yo también he despotricado
(“En el nombre del Padre, del Hijo y del Santo Mercado”) contra la “Dictadura
de los Mercados”. Pero ¿porque exigen garantía de devolución de los créditos a
conceder?. ¿Porque se mueven en la oferta y la demanda? Pero ¿no habíamos
quedado en que parte de la crisis nos había venido porque, alegremente, se
solicitaron créditos y, más alegremente, se concedieron, sin obligar, a quienes
no podían hacerles frente y éstos firmaron el contrato? Los que siguen
despotricando contra los recortes sociales están manifestando que el Estado
debe seguir endeudándose más. ¿Y a quiénes va a ir el Estado a pedir dinero?. A
los Mercados. Es la pescadilla que se muerde la cola.
La austeridad no se elige, se
impone. Sin tener que llegar al “malestar” deberemos acostumbrarnos al
“medioestar”, una vez abandonado el “bienestar”. Esto es tan elemental como la
humedad en una avería de agua o como la tos en un resfriado.
¿Un techo al “déficit”?. Tan
elemental como un padre lo hace en su economía doméstica, no prescindiendo de
necesidades, sino de los abusos de gasto superfluo y no necesario. El modo de
cambiar, para ello, la constitución, tal como se ha hecho, no creo que haya
sido el mejor. ¿Pero es/era legal?. No lo sé. No soy jurista. A mí no me gustó
el método, el contenido, en cambio, sí. El padre de familia no puede dejar
hipotecados a sus hijos en las próximas generaciones.
Ni el poder político ni el
poder económico son demonios, sino perfectibles, manifiestamente mejorables.
¿Por qué el 15 M (de Mayo) del 2011, y no
un día cualquiera del 2008, cuando Zapatero I, el “dadivoso voluntario”, se
convirtió/lo convirtieron en Zapatero II, el “austero a la fuerza”? ¿No está
siendo, ahora, Zapatero, cuando ya casi no está, un auténtico estadista,
haciendo lo que no le gusta, pero que es conveniente para España?
Al P.P. se lo están poniendo
“a huevo”, chupando rueda del “trabajo sucio adelantado” por el P.S.O.E. Echan
humo el frotar de sus manos. Pero no le arriendo las ganancias con lo que le
espera tras el 20 N.
Ni la disolución de E.T.A.
(que lo hará antes del 20 N) impedirá su victoria, aunque Rubalcaba quiera
colgarse las medallas, que sólo le corresponden a la democracia y a las
víctimas. ¿Qué ha sido la mal llamada “Conferencia de la Paz ” sino una petición de
pista para aterrizar? “Do ut des” –decían los latinos. Yo te hago estos favores
(dejar escapar a Josu Ternera y a De Juana Chaos, mirando para otro lado; te
aviso de la cacería del Faisán, te legalizo a Bildu y a lo que venga,….) y tú
me haces este otro favor, para ponerlo en nuestro Haber, antes del 20 N.
Siempre el terrorismo
acudiendo a las urnas. ¿O alguien, ingenuamente, aún cree que…? Pero ¿aún hay
que explicarles la diferencia entre acudir al cementerio a llevar flores y
llorar a sus muertos, los domingos, y acudir a las cárceles a llevarles comida,
en autobuses pagado con los impuestos de los demócratas? Pero, ¡perdonad mi
desconfianza, “Indignados”¡. ¿Por qué el 15 M (de Mayo) y el 15 O, español, (Octubre),
internacionalizado, cuando las elecciones, en España, estaban y están a la vuelta
de la esquina? ¿No es demasiada coincidencia? Vivo en la desconfianza de los
“puristas”.
Lo siento. Soy así. No me
gusta mucho de lo que hay, pero desconozco, una vez conocido, cómo puede
solucionarse. De lo que no hay que deducir que quiera que todo siga igual. NO.
Pero no lo sé. Y me asustan los que lo ven todo tan claro. Me recuerda a
aquello que se decía en mis tiempos de niño: “esto lo arreglo yo en cuatro
días”.
P.D. Un lema a añadir, para
la próxima manifestación contra el Liberalismo Económico: “Trabajad como
burros, para consumir como cerdos Así seréis unos auténticos animales”. Firmado
El Capital
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