DEMOCRACIA
Y RELIGIÓN.
Seguí, a diario, la ola
revolucionaria norteafricana y en Oriente Medio.
Islámicos, destronando a
líderes sempiternos, auténticos sátrapas, y proclamando que querían vivir en
democracia, como Occidente. Y me preguntaba qué concepto tendrían de
“democracia” estando, como estaban, y están, empapados de religión islámica.
Porque la democracia, como buen fruto que es, necesita un suelo y un abono
adecuados. Y no creo que ese sea el caso.
Como los científicos que, aunque
sean creyentes, no deben meter a Dios en sus investigaciones y deben buscar,
sólo, las causas naturales. No pueden prescindir de la razón, como no pueden
prescindir de su sombra, porque llevan en su mente el pegamento de la
causalidad.
Solo la laicidad puede
permitir nacer y dejar crecer la democracia, porque sólo ella permite y
garantiza la diversidad de creencias. Pero es que estas naciones
revolucionarias vivían, y viven, con el pegamento de su religión en su cabeza y
en su corazón, coloreándolo todo, tintando toda la vida, (personal, familiar,
social,…).
Para la religión islámica un
homosexual y una mujer casada que tenga relaciones con alguien que no sea su
marido, no merecen vivir. Su religión los condena a la horca o a la lapidación.
Y esto es, sencillamente, monstruoso.
La democracia no puede llevar
adjetivos, y menos, religiosos. Las fenecidas “democracias populares” no eran
democracias, como no lo era nuestra “democracia orgánica” franquista. Ni la
“democracia cristiana” occidental era “cristiana” y sí democracia. Una
“democracia islámica” no puede ser “democracia” porque sería, “per se”
discriminatoria. Una “democracia islámica radical” sería una “teocracia”, por
lo tanto “odio” a las costumbres ajenas, ateas, laicas o de otros dioses
distintos al suyo, y por lo tanto, falsos, ídolos contaminantes de sus vidas, y
su jefe es más un predicador de la pureza de la fe que un administrador de unos
recursos nacionales.
Si la Verdad Absoluta
viene de arriba, y es la suya, debe ser impuesta. Contraria a la verdad
relativa, la que viene de abajo, que siempre será provisional y debe llevar al
consenso.
¿Democracia desde la Fe ?
Yo sólo considero
“democracia” a la “democracia de las razones” en la que, dialogando, puede llegarse
a consensos, al no detentar ni persona ni institución alguna el monopolio de la
verdad. La verdad siempre está muy repartida entre los hombres, como las
razones.
Estar “libres de” el dictador
político, es la condición necesaria, pero no suficiente para ejercer la
“libertad para”, sobre todo si ésta viene secuestrada por la creencia
religiosa. En la mentalidad religiosa antigua, entre los hombres y los dioses
corrían unas autopistas en sentidos ascendente y descendente.
Entre los hombres y los
dioses estaban los intercesores, empezando por los vivos, los sacerdotes, luego
seguían los santos, vírgenes, ángeles, arcángeles, querubines, serafines...
Entre los dioses y los hombres siempre estaban los profetas, que aconsejaban,
ordenaban, condenaban, amenazaban.
En la mentalidad moderna
democrática, tales autovías, entre poder gobernante y los ciudadanos
gobernados, son un espejismo. Durante cuatro años los políticos se someten al
partido en vez de dar cuenta de su labor a los ciudadanos.
Pero ¿y cuando los únicos
gobernantes posibles son todos ellos religiosos y son los sacerdotes/imanes,
desde los púlpitos de las mezquitas, los únicos interlocutores entre el poder y
los ciudadanos?
Los 10 mandamientos son
religiosos, no civiles, y no pueden estar en una Constitución, como no lo puede
estar el Corán, ni la Biblia.
Aunque yo robe y desee a la
vecina del 5º, no por eso merezco morir. El primero sólo sería un “delito”, que
conlleva una pena a cumplir, pero no la muerte. El segundo un “pecado de
pensamiento”, no sancionable por vía civil.
Equiparar “delito”
(incumplimiento de una ley) y “pecado” (incumplimiento de un precepto
religioso) es adulterar la democracia.
Discriminar a la mujer, como
un ser inferior, o no permitir que cada uno viva su sexualidad libremente, o
prohibir otras creencias, o concertar los matrimonios sin dar libertad de
elección a los contrayentes, o…. no merece la pena ni tan siquiera detenerse a
discutirlo y dar explicaciones.
¡Pobre Israel, el único país
democrático en el Oriente Medio¡
Se las van a dar por el
Norte, por el Sur, por el Este y hasta por el Oeste, por el mar, con las
“flotillas de la libertad”, ocupadas por antisemitas.
¡Qué curioso! ¿No? ¿Por qué
no piden “libertad” en los países islámicos, no democráticos?
La única nación democrática
en el Oriente, como una isla rodeada, no de agua, sino de dictaduras islámicas
destronadas y que, ahora, quieren ser “democracias islámicas”.
¡Como si éstas fueran
posibles¡ ¡Como si esa expresión no fuera un oxímoron¡
P.D. Estoy de acuerdo con el
que sentenció que “la democracia es el peor de los regímenes políticos
posibles, exceptuados todos los demás”, pero de manera relativa, no siempre
tiene que ser así.
En otras, opuestas,
determinadas circunstancias (económicas, sociales, históricas,….) puede ser el
peor régimen político posible, por aquello de la “demagogia” y la ausencia, en
los políticos, de una auténtica visión de estado, cuando están más atentos a
las próximas elecciones que a las postelecciones y a las futuras generaciones.
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