jueves, 13 de noviembre de 2014

DESCARTES, LOS CONCEJALES> Y LA FILOSOFÍ.


        Pero...con los tiempos que corren, ¿alguien cree que  puede presentarse a Concejal  sin conocer a Descartes?

        La ventaja de tener en clase alumnos provoca­dores es que, sin darse cuenta, uno se contagia y se convierte, a su vez, en provoca­tivo.

        Siete u ocho alumnos, que acaban de cumplir los dieciocho años, se me acercan, jocosos, y me dejan sobre la mesa dos mensa­jes orales: 1.- que, a pesar de mis súplicas a S. Judas Tadeo, sigue sin llover en Málaga y 2.- que, como ya son mayores de edad, pueden votar en las próximas elecciones municipales.

        Lo de San Judas Tadeo no me extrañó, porque ya es extraño que siga sin llover. Pero me pusieron nervioso Jaime y Javier cuando añadieron, sibilinamente, ¿”no será que las Tablas de Bacon ya no funcio­nan"? (esto provenía de  Javier), "¿No... será que los Métodos de Stuart Mill han acabado, al final, siendo falsa­dos"? (remachó Jaime).
        ¡Hay que ver!. ¡Qué juventud!. Aunque algún día les replica­ré. Eso no va a quedar así.
        Pero lo de la mayoría de edad y el poder votar,....

        Y yo aquí, con Descartes, acabando de explicarles el proble­ma de las substan­cias, la necesidad que tiene de Dios como avalis­ta de la verdad de sus ideas y cómo salir del solipsismo en que ha caído a base de tanta precaución metódica. Y me vienen con éstas.

        Así que, para valientes ellos, osado yo. Me armé de valor y se lo dije: "no sólo sois votan­tes. Tras haberos ya explicado y vosotros comprendido (- supongo-) el método cartesiano, podéis aspirar a ser Concejales".

        ¿Se imaginan Uds. la cara de Víctor, de Susana, de Nacho, de Mª José....?. Un poema expresivo reclamando a voces un poeta que no había (y que al paso que vamos ya no habrá, "rara avis", clase humana, casi divina, ya mismo extinta por mano inconscien­te, y ¡sin poder exigir responsa­bilidades!)

        "DESCARTES" Y "LOS CONCEJALES". Ni con cola pega eso.

        Me quedé mirándolos fijamente.

        ¿Acaso puede entenderse la escultura clásica sin la filoso­fía platónica ?. ¿ Es imaginable una Venus griega o el Canon de Policleto sin la Teoría de las Ideas de Platón?

        ¿Cómo se le puede acusar de destructor de la vegetación y obstrucción al desarrollo espontáneo de la naturaleza al que está comiendo piñones o castañas sin tener en cuenta la Teoría del Acto y de la Potencia de Aristóteles?

        ¿Alguien puede entender los primeros siglos del Cristianis­mo sin considerarlo como la gran apuesta de un grupo, inculto pero ferviente, por un Jesús, apátrida, creyente y mártir de su fe, en vez de la apuesta, intelectual y más sublime, por un Sócra­tes, ciudada­no, y mártir por su razón?
Ese fue el primer gran pulso de nuestra historia europea.
(¡Dios!. El nuevo inquilino especu­lador desalojando al residente racional.
La nueva droga de diseño abortando la primera gran dieta mediterránea)

        ¿Hay alguien tan ciego que no vea la Edad Media occidental como la epifanía de la ausencia de luz natural y como el alivio del refugio en  la luz divina?.
¿Cómo no ver a la Iglesia medieval como la gran compañía empresarial, altamente jerarquiza­da, de una gran rentabilidad económica, espiritual y cultural aprovechando y explotando el boom turísti­co bárbaro?


        ¿Cuándo nos vamos a decidir, de una vez, a proclamar la santidad humana de Guiller­mo de Ockham tras habernos liberado de las cadenas?

        ¿Cómo se puede ser candidato a Concejal sin conocer a Descartes?

        (¿Continúan Uds. leyendo el poema de sus caras ?)

        - ¿Qué es, para UD, un Concejal? - (Era la voz de Be­lén).
        - Yo, de los Concejales tengo un concepto medicamental  -le respondí.
Siempre, antes de "tomarlos" leo sus "prospectos".
Con la dife­rencia de que un Concejal nunca caduca y si "te sienta mal" no puedes recurrir a la OCU a denunciarlo, tienes que aguantarte con él el tiempo que dure la digestión, otros cuatro años. Por lo que, amiga Belén, yo, siempre, antes de votar, les pido que me muestren el carnet de cartesiano, yo medito bien mi voto.
        - ¿Que le pide Ud., el carnet?. - frunció un poco el ceño.
        - Todos nosotros -le respondí- tanto al hablar como al escribir lo hacemos en dos niveles. Ellos creen que la gente sólo recibe el mensaje manifiesto, el del primer nivel, el de los sentidos. Si sigues filosofando llegarás a poder leer por debajo, serás capaz de ponerte detrás de las palabras y captar el mensaje real, el oculto. Debes seguir escarbando entre las hojas, llega­rás a la semilla. Cuando te ejercites en la lectura profunda, la de lo que no está escrito, pero siempre insinuado, todo resulta más inteli­gi­ble.
        ¿Por qué está considerado como delito  -continué- la maquinación para alterar el precio de las cosas y ni siquiera está considerado como falta el uso abusivo en la alteración del significado de las palabras?
        ¿Somos sofistas y seguimos apostando porque el discurso es el creador de valores y que la verdad, La justicia, la belleza, dependen de la palabra usada, y que el buen dialéctico-abogado-sofista-crítico hace ver a los oyentes lo justo de una injusticia o lo falso de una verdad o la sublime de un adefesio?
        O devolvemos a las palabras su función o estamos agotando las entradas para la función de la babel incomunicativa y empo­brecedora.

        IMAGINAOS, alumnos míos, e IMAGINENSE Uds., amigos lectores (si todavía siguen ahí, leyendo), la escena.
         Descartes dando una clase a los candidatos a Concejales.
Ese Descartes, tan grande de alma como reducido de talla, que ha tenido que subirse a la mesa (están mal vistas en las aulas las tarimas, son frenos a la comunicación horizontal y provocadora de complejos de inferioridad en los alumnos, porque cuando la relación es vertical....), diciendo con voz suave:
         "Copien, por favor. Primera regla del método: no admitiré como verdadero sino aquello que sea evidente, claro y distinto; aquello que no ofrezca ni muestre sombra alguna de falsedad, de oscuridad. Diremos sí, pues, a verdades como: el triángulo tiene tres ángulos, los puntos de la circunferencia equidistan del centro, todo cuerpo tiene que tener dimensiones,...diremos sí a todas y a solas las verdades de este tipo. ¿Alguna pregunta?, ¿alguna duda?, ¿alguna aclaración complementaria?"
        - No, Don René. Todo está claro. Es evidente. Siga Ud.
        - "Segunda regla -continuó Descartes-: cada una de las difi­cultades a examinar, cada uno de los problemas que se me presen­ten, los dividiré en tantas partes como me sea posible y necesa­rio para resolverlos más fácilmente". Una aclaración -añadió-. Los proble­mas son preguntas que tienen respuesta. Todo problema, si realmente lo es, tiene solución (si no, sería un pseudoproble­ma o un misterio). Pero en los problemas, como las respuestas están ocultas, hay que ir poco a poco, paso a paso, no hay que precipi­tarse, hay que ir despacito. Imagínense cada uno de Uds., señores candidatos, que ya son Concejales de un área concre­ta (urbanismo, econo­mía, cultura, tráfico,....Deben Uds. componer en sus folios dos columnas: en una, todas las partes posibles (perso­nal, mante­ni­miento, repobla­ción, reposi­ción, papel, bombi­llas, señales de tráfico, autobuses, uniformes...) y en la otra las partidas presu­puestarias con que cubrir aquellas partes. Deben Uds. dividir el todo de su Conceja­lía en tantas partes como sea posible para que nada quede olvida­do ni sujeto a la improvi­sación, para que nada quede oculto, como hacen los matemáti­cos. Paso a paso. Que cada paso sea visto con evidencia. Y deben Uds. afinar con los dineros para cada una de esas partes-participacio­nes-parcelas. Y ahora, si me permiten y mientras Uds. realizan la tarea, voy a descen­der de la mesa".
        (Descartes está dando cabezadas. Ha estado toda la noche intentando deducir un teorema y le falta un paso, que se le resiste, que se le oculta y él, fiel a su método, no puede dar nada por supuesto).
        Los candidatos a Concejales han comenzado. Tras dos horas uno ha dividido Tráfico en 23 parcelas mientras que otro en 37 y éste sólo en 16.
        Y han comenzado la segunda columna y, a los diez minutos, a uno se le ha acabado el dinero cuando iba por la parcela 11, otro ha calculado que necesitaría cuatro presupuestos anuales para cubrir las necesida­des de un año, aquel ha tirado la toalla (ha guardado el bic en el bolsillo interior de la chaqueta).
        (Descartes dormita, está a punto de encontrar ese paso "resistente").
        Y...poco a poco, del aula, uno a uno, se fueron marchando. (Pueden Uds. ponerle la música de Sabina).
        FIN de Escena.       Comienzo de ESCENA PROXIMA (imagínensela, por favor, a los tres meses, en campaña electoral, soltando promesas como una fotocopiadora loca. Nadie veía nada claro y ahora todos prometen luz, los que guardaron los bolígrafos están soltando la lengua. Si sigues filosofando, amiga Belén, comprenderás lo que es el exceso. Dos por uno (ofrece La Meca de los Pantalones). Tres por dos (lleve tres y pague dos, Carrefour o Supersol o Día). Cuatro por uno (los concejales). Cuando seas capaz de la doble lectura y de ponerte detrás de las palabras (las palabras no son/no tienen por qué ser iguales) distingui­rás, y verás que lo que querían venderte eran cuatro promesas (seres imaginarios, fantasmas), no cuatro proyec­tos (seres posibles-probables) a cambio de tu voto (ser real). Aquí me tienes a mí, con cuatro promesas, cuatrianualmente repeti­das, a cambio de aquellos votos, cuando mi calle es una y la misma y sigue sin luz y sin asfalto.
        Descartes, aún somnoliento, y sin levantar la vista. "Bien, una vez que Uds. han completado, detalladamente, el segundo paso, seguimos : Copien, por favor, "­Tercera regla del método...". Descartes que abre los ojos, que se pellizca, por aquello de la vigilia y el sueño, (¿recordáis, alumnos, ese motivo de duda?). Descartes que no comprende. Descartes que se extraña. Descar­tes que desaparece. ( Fin del "IMAGINENSE" ).
       
        Quien no sea capaz de ser cartesiano ¿cómo va a aspirar a ser concejal?

        Quien sea incapaz de hacer cuadrar los mansos números sobre un inocente papel ¿va a ser capaz de hacer cuadrar la fiera e indómita realidad?
        Quien renuncie a dejarse dirigir por la razón ¿qué razones puede tener para aspirar a dirigir?

        Descartes, los concejales, la Filosofía.

        La verdad es que los enseñantes pertenecemos a un Ministerio que, no es que tenga mala pata, es que debe tener mala cama, porque ¡hay que ver!, que nadie quiere quedarse en él. Es un Minis­terio-posada o un Parador de paso, un Ministerio promocio­nal, un Ministerio trampo­lín. Cuando parecía que el Ministro (Consejero, Delega­do,...) de turno ya le iba "cogiendo el tran­quillo" a la cosa, aparece en el horizonte apenas una aurora de remodelación, por pequeña que sea, y el primero que ya lo tiene todo empaqueta­do y embalado es el de Educación. Y si una parte del sistema educati­vo no funciona, el nuevo inquilino, en vez de dedicar todos los esfuer­zos y recursos posi­bles a mejorar la parte "defectuo­sa" o "daña­da" o "mal conocida" o "deficiente" ...(si es que la hay) te cambia todo el siste­ma, se zarandea todo otra vez y hasta la próxima.

        "Nos movemos, luego existimos".
        Y cuando hablo de concejales hablo de ministros, de diputa­dos y de senadores, de directores generales,...de personas de palabra fácil, de mente no muy clara, de conciencia presa, de libertad vigila­da, de deseo intenso, de obediencia ciega, de asiento caliente, de temor constante, de futuro incierto, de promesa larga, de sonrisa a tiempo, de mano presta,...
        Desde mi filosofar diario llego siempre, paso a paso, metódica y cartesianamente, a la misma conclu­sión, que mis superiores educativos son muy, pero que muy, inteligentes (y lo digo sin sorna ni ironía), y que se han dado cuenta de que no hay otra alterna­ti­va: O Descartes o Ellos, pero no ambos (disyuntiva exclusiva en Lógica Matemática). Y como Uds. pueden suponer, la  exclusión es fácil: "que se j.... Descartes. Quitemos la Histo­ria de la Filosofía de los nuevos Bachilleratos".

        ¿Será pecado pensar?. ¿Será delito ejercitar la facultad de la razón de la que nos ha dotado la naturaleza?
        Desde mi agnosticismo radical y desde mi duda pegajosa, suplico al dios del sentido común: "Señor, perdónalos, porque no saben lo que van a hacer".


 (P.D. Los alumnos me han hecho saber que, por mayoría absoluta, en el futuro se alimentarán de jará, que perseguirán la ataraxía, que instala­rán las tiendas de su vida en el retirado Jardín ­de Epicuro. ¡ Benditos sean ellos !. Que todos los dioses les sean propicios. Aún están a tiempo de coger el autobús de la felicidad que los dejará en las estancias del ser, alejándolos de las chabolas del tener. Para los demás es igual. Ya mismo nadie sabrá qué es todo eso)

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