Chorrea Antropología por todos sus poros.
Todos los aspectos esenciales de la naturaleza humana
aparecen reflejados en ella: el amor, la amistad, la compasión, la justicia y
la injusticia, la conciencia moral, la vida, el sacrificio, el sufrimiento, la
muerte,…
Pero si la literatura es “doblemente cultura” es porque
además de narrar lo que narra lo narra de manera bella. No sólo el fondo, lo
que dice, también mima la forma de decirlo, el lenguaje.
No otra cosa es hablar de “los clásicos”, sea la prosa sea
el verso.
Rumiar a Cervantes y a Lorca te alegra la digestión.
Todos podríamos decir lo que ellos dicen, pero lo diríamos
de manera torpe, vulgar.
Porque “galopar” es galopar, pero también es “tocar el
tambor del llano”, “irse” es irse, pero también es “su intención de ser lejano”
y “la estatua ecuestre” es la estatua ecuestre, pero también es el “permanece
el trote aquí // entre su arranque y mi mano”.
Riqueza conceptual y dominio de los recursos estilísticos.
“Un soneto me manda hacer Violante // que en mi vida me he
visto en tal aprieto. //Catorce versos dicen que es soneto //…
¿Qué es un soneto? ¿Cuál es el tema de este soneto, sino la
realización del mismo? Un “soneto del soneto”.
No es un poema lo que hace Lope de Vega, es un “metapoema”.
Es un ejercicio metapoético en el que se va descubriendo la
composición del poema paso a paso.
Nos gusta. A todos nos gusta.
¡De qué manera tan bella se describe la escasez de comida en
el alojamiento que el dómine Cabra ofrece a sus pupilos y que es compensada con
la abundancia de bendiciones¡
Quevedo se emplea a fondo en la parodia del paupérrimo
banquete en pos del garbanzo huérfano, reforzada por la alusión al mito de
Narciso que pierde así altura épica a través de la correlación entre el agua y
la sopa.
“Sentóse el licenciado Cabra y echó la bendición. Comieron
una comida eterna, sin principio ni fin. Trujeron caldo en unas escudillas de
madera, tan claro, que en comer una de ellas peligrara Narciso más que en la
fuente. Noté con la ansia que los macilentos dedos
se echaban a nado tras un garbanzo huérfano y solo que estaba en el
suelo”.
La crítica y la sátira social alcanzan su punto culminante
en lo grotesco de la descripción de aquel pobre pupilo que, a fuerza de no
comer, llega a olvidar hasta dónde tiene la boca. “Vi a uno de ellos, que se
llamaba Jurre, vizcaíno, tan olvidado ya de cómo y por dónde se comía, que una
cortecilla que le cupo la llevó dos veces a los ojos, y entre tres no le
acertaban a encaminar las manos a la boca”.
No es tarea fácil la conjunción de “fondo” y “forma”, de
leer e interpretar la realidad en profundidad y dominar una amplia gama de
recursos expresivos.
Esa es la virtud de los “clásicos” y por eso, a pesar de
pertenecer al pasado histórico, siempre estarán en el presente literario. Son
unos “ ya muertos pero siempre resucitados”.
Cuánta razón tienes maestro. ¿El fondo sin forma? ¡Nunca! ¿La forma sin fondo? ¡Quizás!
ResponderEliminarMe encanta; mientras haya filósofos, el humor inteligente estará garantizado.
Nono