La adolescente ha nacido, crecido y se ha educado en España, al modo occidental, en una familia de acogida, (actualmente está en 1º de la E.S.O. en un Instituto de Puerto Real (Cádiz).
Durante unas vacaciones la adolescente, (Diciembre del
2005), con tan sólo 12 años, visitó la tierra de sus padres, Mauritania, y
(según ha denunciado ella en el juzgado) “sus padres la obligaron a casarse con
el primo…..” bajo amenazas de lapidación
(“mi madre me encerraba bajo llave para que mi marido consumara el matrimonio a
la fuerza”)
La adolescente cayó en una depresión, recién celebrada la
boda, y volvió a Puerto Real, con una familia de acogida que, desde su
nacimiento, la ha alimentado, criado, educado,…
A los dos años (Junio del 2007) su marido, de paso para
Alemania, recala en España y le exige relaciones sexuales. Sus padres la instan
a que acceda a ello, con agresiones, amenazas, coacciones y malos tratos
(última agresión sexual).
La adolescente, acompañada de la familia de acogida, (que,
naturalmente, no cuenta con papeles legales de adopción) presenta la denuncia
y, en estos momentos continúa desarrollándose el juicio, permaneciendo en la
cárcel su marido y su madre, tras los informes médicos del Centro de Salud.
Al juicio acuden, durante las sesiones, al menos 20 familias
de familiares y conocidos de los padres, todos de origen mauritano, para darles
apoyo a los acusados.
Esto ha llevado a solicitar (y conseguir) que la adolescente
declare a través de videoconferencia.
Los padres declaran que no fue presionada para contraer
matrimonio y que las relaciones sexuales con su marido siempre han sido
consentidas por ella y que nunca ha existido violación.
Son los típicos “matrimonios infantiles”, tan usuales en
varias naciones y culturas.
Cuando la niña tiene la primera menstruación ya puede ser
casada. ¡Como si la edad de la capacidad engendradora coincidiera con la edad
de madurez psicológica!
Lo que sí recuerdo es que, en un intercambio cultural de mi
hija mayor, cuando cursaba en el Instituto, con niños/as marroquíes, la
adolescente que permaneció en mi casa (y luego mi hija en su casa, de Fez), la
primera pregunta que le “espetó” a mi hija es si a ella, también, la habían ya
comprometido sus padres, porque ella llevaba ya varios años comprometida
(todavía no casada) con un señor de casi 50 años y al que apenas conocía, pero
que su madre…. (era huérfana de padre). Y se extrañaba.
Incluso el padre biológico, de la adolescente mauritana,
recién salido de la cárcel, la reclama, legalmente, (y tiene derecho a ello)
para que vuelva con él a su domicilio en Puerto Real.
Si es verdad todo lo que ha declarado la adolescente
mauritana…. (porque creo más su versión que la de sus padres y marido)…
(Porque soy consciente de la posibilidad de que la niña esté
mintiendo, porque prefiera quedarse con la familia de acogida y sus amigos/as
de Instituto, para alejar la posibilidad de tener que volver a Mauritania,
vivir en el ambiente occidental-español, no poder ser vendida, tener que
casarse con un señor de 50 o más años… (estoy leyendo historias horrorosas)…
pero que, por lo que leo, para ellos es normal).
Si las cosas han sido como las cuenta la adolescente….
Siempre he dicho y defendido la existencia de verdades
universales (las científicas, aunque sólo sean probables) y de valores
universales (los Derechos humanos, aunque sean adaptables a peculiaridades).
Siempre he dicho y defendido que, incluso en lo relativo,
hay cosas que son más relativas que
otras. Dinero son cinco euros y cinco mil. Aunque “todo vale”, no todo vale
igual. Hay valores superiores y valores inferiores, además de disvalores.
Estos valores superiores deberían estar vigentes en todas
las sociedades, en todas las culturas, en todas las naciones.
Me refiero a los Derechos Humanos como ideales a poner en
práctica en todo el mundo.
La denuncia de esta joven mauritana ha sido presentada en
España. El hecho debe ser juzgado en España. Y, naturalmente, siendo un delito,
debe ser penado.
Es, este hecho, algo intolerable, que no puede ni debe ser
tolerado.
Si alguien esgrime el pseudoargumento de que ese y otros
hechos parecidos son normales en Mauritania, y que deben ser respetadas las
costumbres de otras culturas yo, como siempre, y como expuse en el artículo
antes mencionado, mi más profunda repulsa y oposición.
Primero: juzgar y condenar a los padres de la joven
mauritana, residiendo en España.
Segundo: a través de organizaciones internacionales,
gubernamentales y no gubernamentales, intentar, por todos los medios la
erradicación de una práctica tan aberrante.
¡Como si todas las costumbres fueran cultura¡
¡Y que no venga nadie con milongas de tolerancia de
prácticas absolutamente intolerables¡
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