Lo “relativo” (como su nombre
ya indica) implica “relación” y defiendo que lo que las cosas y las personas
representan son relativas a las personas con quienes están relacionadas.
Estela y Cristina, para mí,
no son “dos mujeres cualesquiera”, porque son mis hijas, como mi Santi, mi
Alberto y mi Alicia no son tres niños cualesquiera, porque son mis nietos.
Valoramos según la relación
que tenemos con lo otro, y cuando el sentimiento anda por en medio…..
Pero afirmar que “todo es
relativo” es una “contraditio in terminis”, porque ya habría algo absoluto.
Afirmar que “todo vale” es
verdad, pero de aquí no se deduce que “todo vale igual”.
Hay personas y cosas que
valen más que otras. Como, por ejemplo, mis hijas, mis nietos y un billete de
200 €, comparados con las vecinas del 2º, los niños del 5º o la moneda de 2€.
Todos valen, pero unos valen
más que otros.
Pues, lo mismo ocurre con las
Culturas. Todas valen, pero no todas valen igual. Unas valen más que otras.
Defender el relativismo
cultural absoluto es lo que ha ido desarmando tanto al pensamiento racionalista
como a la forma democrática de convivencia.
Este relativismo bruto es el
que ha propiciado, por la dejadez de muchos, el fanatismo y la violencia de los
fundamentalismos varios: religiosos, raciales, tradicionales… (en una palabra,
“culturales”), que, aunque la mayor parte de ellos, sobre todo los más
violentos, proceden de fuera de Occidente, no todos nos son ajenos.
En todos ellos hay algo en
común: el desprestigio y odio tanto a la modernidad (diabólica) como a la
secularización como forma de enfocar la vida, tanto privada como pública.
Precisamente el
multiculturalismo, relativista absoluto, es lo que ha propiciado la defensa
anacrónica de formas de vida arcaicas, de creencias primarias, de agresividad
atávica.
Estos dogmatismos
fundamentalistas, relativos, se consideran absolutos, con todo tipo de
consecuencias anejas.
Nuestra libertad de expresión
(como todo esto que estoy ahora escribiendo), el diálogo democrático (con las
variadas formas de entenderlo), el pluralismo,…. son sistemáticamente negados y perseguidos
por los fundamentalismos nacidos a la sombra del multiculturalismo o
relativismo absoluto, considerando como intromisión en los asuntos internos de
un país la sola crítica a su actuar.
La libertad y la igualdad son
valores superiores a cualquier tipo de opresión y de privilegios.
En palabras de J.J. Sebreli:
“no se puede luchar contra injusticias particulares si no se cree en la
justicia como valor universal”.
La Libertad y los Derechos
Humanos, bajo la égida del relativismo, corren el peligro de dejar de ser
inalienables.
Los comportamientos
intolerables de muchas culturas ni pueden ni deben ser tolerados, bajo el
pretexto de “como siempre ha sido así….” pero seguimos consintiéndolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario