Las Ideologías y los Valores, en esta España nuestra, han venido siempre de la mano de le Religión Cristiana, para la que el creer (verdades reveladas) primaba sobre el saber (descubrimiento de verdades humanas), las buenas obras (caridad) primaba sobre las buenas acciones, ser pecador era más grave que ser delincuente, ser Obispo venía revestido de una mayor excelencia y dignidad que ser Presidente de Gobierno, y el cura primaba sobre el alcalde.
Creer en Dios (la verdad) y obrar como dice y quiere Dios (la moral) tiñeron mi alma de chiquillo. Años 50.
¡Cualquiera le rechistaba a Don Isidro, el cura de mi pueblo, que nos asegura que un bebé recién bautizado pesaba unos gramos menos porque había quedado limpio del pecado original, y que si el niño lloraba cuando, al ser bautizado, se le echaba agua sobre su cabeza, era debido a la venganza del demonio, al tener que desocupar el alma infantil.
Estas verdades iban a misa.
Una duda que siempre me quedaba era si la base de la Moral era Dios o sólo la Religión Cristiana. Porque, si lo analizamos bien, no es lo mismo.¿No sería, más bien, que era el pluralismo social, tan variado, la base del relativismo moral, pero siempre inferior al exigible comportamiento ético incondicionado?.
¿No serían los contextos (grupos de individuos que comparten una misma perspectiva y cultura) la base del comportamiento moral, pero que la ética, al ser racional, debe quedar inmune a ellos?.
Si yo obro, obedeciendo, lo que otro me manda ¿es mi actuar un comportamiento ético, al no ser autónomo sino heterónomo?.
Antes vivía con esa duda presente. Hoy moro en la certeza de que los curas ni tenían ni tienen razón.
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