martes, 22 de junio de 2010

BURKA 2

Vamos a sacarnos el Documento Nacional de IDENTIDAD y debemos llevar una fotografía de la cara (no del cuerpo, de los pies, de…) porque la cara es la que representa nuestra primera identidad, es la imagen social, a la que están obligadas a renunciar las mujeres con burka. Luego vendrá la segunda identificación, la dactilar. Ya mismo se pondrá obligatoria la tercera identificación, más difícil de suplantar, la ocular; aunque la última y definitiva, hasta el momento, sea la genética.
Yo, incluso a mi mujer, hijas y nietos, los identifico, en primer lugar, por su cara (no por sus manos, sus pies, sus espaldas, sus cuerpos…)
Cualquier policía está facultado para requerirte, en los lugares públicos, le muestres el D.N.I. para comprobar tu cara y contrastarla con tu foto, tu primera identidad, que es la que en primer lugar te identifica.
¿Cuál es la identidad de la persona que lleva la cara enfundada en esa cárcel de tela enmallada que es el burka?.

No estamos hablando de vestimenta, estamos hablando de llevar tapada la cara, que es la que, en un primer momento, representa la identidad.
¿Y por qué tiene que llevarla sólo la mujer y no el varón?
Además, bajo el burka puede estar un terrorista o una persona suplantada por otra, varón o mujer.
Prohibir el uso del burka, en los lugares públicos, es una obligación política y social y eso no es oponerse a la religión musulmana. Es un principio falso creer que prohibir el burka, en los lugares públicos es una ataque al islamismo, ya que nada tiene que ver con el Islam ni en su origen ni en su práctica. El burka es ajeno a la religión. Si yo fuera un creyente practicante musulmán lucharía para que se prohibiera.

Una mujer, enfundada en el burka, es, socialmente, no una persona, sino un bulto oscuro e informe. Todas ellas casi uniformes, no como personas vestidas, sino como costales puestos de pie y disfrazados.
Y resulta, tristemente, que si la mujer islámica quiere no ser acosada lascivamente y sexualmente por animales bípedos en celo que parecen empalmarse en cuanto ven una cara, una cabeza, una melena,…para poder moverse y cruzar la calle, preocupándose sólo de no ser atropellada por un coche, tiene que desaparecer como persona identificada.
Que una mujer, actualmente por motivos religiosos, tenga que parapetarse bajo ese muro de vergüenza, en pleno siglo XXI, como lo es el burka, es algo denigrante para toda una cultura que lo impone, incluso para la cultura que lo permite.

Pero en occidente no somos animales en celo, respetamos a la rubia del 5º, aunque vaya en minifalda o esté en bañador o en topless en la playa, y bien que nos gustaría que…

No podemos/no debemos mezclar prejuicios e ideologías con conceptos.
Nadie puede prohibir que en privado, en su casa, cada uno ande como le dé la gana, desnudo, de rodillas, haciendo el pino, caminando hacia atrás, con cinco burkas puestos, uno encima de otro….
Pero NO en lugares públicos.
No se prohibe el uso del burka, se prohibe su uso AHÍ, en los lugares públicos (en la Administración, en los Hospitales, en las Escuelas, en los Transportes Públicos, en los Juzgados, en las plazas y paseos, en los establecimientos comerciales…)
La vida social tiene sus reglas de juego que TODOS deben cumplir. Son unos códigos básicos obligatorios. Es ir a cara descubierta, mostrando su primera identidad. Y quien oculta, voluntaria u obligatoriamente, su primera identidad viola las reglas de la convivencia, que conlleva el respeto del otro, y es la base de la confianza.

¿Soy yo enemigo del Islam, por oponerme al uso del burka en los lugares públicos?, ¿Debo ser un objetivo enemigo a matar?
No ser partidario de algo, ser contrario a algo, no es ser enemigo de quien defienda ese algo.
Yo no soy partidario del celibato de los curas y frailes, soy contrario a él, pero ni me considero ni quiero ser visto como enemigo por quienes, voluntariamente, hayan optado por el celibato.
¿Quién soy yo para prohibir esa opción?
El sexo es parte de la vida, pero no es la razón de la vida. Si alguien quiere (yo no quiero) renunciar a esa parte de su vida, ¿quién soy yo para prohibirlo?.
Pero el célibe es una persona que “da la cara” de su celibato, como el homosexual, igual que el heterosexual, puede/debe “dar la cara” por su opción sexual sin dejar de ser persona y sin dejar de ser reconocido como tal.

Es una aberración que el islamismo radical, salafista, que es el que está ganando terreno en Cataluña, proclame que “es peor para un creyente que su mujer haya sido adúltera que ser asesinada”
¿No existe el adulterio masculino?

Prohibir no es malo en sí. ¿Es malo prohibir que se conduzca a más de 120 kilómetros/hora, o que se destroce el mobiliario urbano, o que los bares estén abiertos a partir de determinadas horas, o que se venda alcohol a menores de edad…..?

¡Pobres de nosotros si, en nuestra sociedad, todo estuviera permitido y nada prohibido¡

Sin reglas de juego no puede jugarse a nada.

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