jueves, 10 de abril de 2014

8.- 8. ¿POR QUÉ NO SOY MUSULMÁN?


 

 
 
a.- Primero me “empapé” la obra “¿Por qué no soy cristiano?”, del sin par Bertrand Russell. Eran mis tiempos mozos. Me convenció totalmente. Yo tampoco era cristiano.
 
b.- Después, ya en mi estrenada madurez, me “empapé” la obra“¿Por qué soy cristiano?” del para mí, también, sin par, filósofo prolífico y Catedrático de Instituto, José Antonio Marina. Y me convenció totalmente. Caí en la cuenta de que yo, también, era cristiano.
 
No. No es que padeciera un trastorno disociativo o doble personalidad. No. Es que ambos filósofos entienden por “cristianismo” dos cosas diferentes, incluso opuestas.
 
Russell afirma que los tres elementos de toda religión histórica son: Una Iglesia, un Credo y un Código Moral. Pero que, en el cristianismo los clérigos (la Iglesia) se ha autoproclamado mediadora única entre los hombres y Dios y ellos (ella) se ha apropiado la capacidad de decir cuáles son las Verdades que debemos creer, si queremos salvarnos, los Dogmas (el Credo) y cuál es la conducta, las obras buenas a realizar o virtudes y las obras malas a evitar o vicios.
 
La Iglesia, con su jerarquía, desde el Papa hasta el último cura manipula a Dios y a su mensaje. Y teniendo en cuenta cual ha sido la historia de la Iglesia, como jerarquía, a lo largo del tiempo….
 
Si la religión es la Iglesia, esa “iglesia triunfante u oficial”, de obediencia y sumisión obligadas al superior en la escala jerárquica, entonces yo no soy cristiano.
 
Marina, sin embargo, tiene otro concepto de “cristianismo”.No son verdades a creer o dogmas, ni iglesia como jerarquía a obedecer, sino el constante intento de hacer este mundo mejor, más justo, luchando por la justicia, por los desahuciados, por los pobres,…por actualizar el mensaje de amor a todos los hombres, sin discriminación de…..
 
Para Marina la Iglesia es la “iglesia militante”, la comunidad de los hombres con ese ideal humano a realizar.
 
Quizá, entonces, todas las personas de bien, aunque no sean religiosas expresamente, sean cristianas, de hecho, para Marina.
 
“Cristianismo” sería la lucha por la puesta en práctica de los Derechos Humanos en todo el mundo.
 
¿Quién no es “cristiano” de esa manera? ¿Quién no va a querer que se cumplan en todo el mundo los Derechos Humanos?
 
c.- El tercer libro que me “empapé” ha sido más recientemente, “¿Por qué no soy musulmán?”. El autor es Ibn (hijo de) Warraq, pseudónimo bajo el que se esconde y que vive en Nueva York, (imitando al autor de Los Versos Satánicos, Salman Rushdie, contra el que el ayatolá Jomeini emitió una fatwa o edicto religioso, instando a su ejecución, acusando al libro de “blasfemo contra el Islam” (yo me apresuré a comprarlo) y acusando a su autor de “apostasía” o abandono de la fe islámica y que, según las tradiciones del Profeta (o hadith) debe castigarse con la muerte.
 
(Lo veremos más ampliamente en el Tercer Acto).
 
Pero es que Jomeini instaba a la ejecución de la fatwa no sólo al autor, ofreciendo una recompensa de 3 millones de dólares estadounidenses, sino también a todos los editores que publicaran el libro.
 
Salman Rushdie tuvo que irse a vivir a Londres, escondido bajo un pseudónimo y bajo protección británica.
 
Warraq, instruido y educado en el Islamismo, cuando goza de libertad para meter el bisturí de la razón en su religión, va “destrozándola” con razones de por qué no es ni puede ser musulmán.
 
Y como Warraq alude constantemente al Corán, citándolo ex profeso, en Proteo Ocasión, una tarde, bajando de dar clase en el Aula de Mayores de la Universidad de Málaga, compré el Corán.
 
Tuve, durante cierto tiempo, sobre mi mesa de estudio ambos libros abiertos, en uno leyendo y en el otro constatando que allí decía lo que Warraq, en su libro, decía que decía.
 
Llegué a fiarme de él y, al final de constatar las citas, lo que no fue óbice para que, durante el verano, intentara acabar de leer el Corán.
 
Fue, precisamente a partir de este libro y de varias entrevistas a Ayaan Hirsi Ali (también pseudónimo), somalí de nacimiento y luego nacionalizada holandesa, clitoritomizada a los 5 años por su abuela, feminista, escritora, política y diputada (además de bellísima) en el Parlamento Holandés.
 
Sus críticas al Islam, al que calificaba de “retrógrado” y al mismo Mahoma, al que calificó de “pervertido” (por lo del casamiento su casamiento, con 52 años, con Aisha (9 años, seguramente).
 
Todas estas críticas la obligaron a ocultarse y estar constantemente vigilada. Al final, se fue a vivir a Estados Unidos.
 
Estos tres testimonios (Rushdie, Hirsi y Warraq) me dieron pie a escribir en http://blogdetomasmorales.blogspot.com.es/ varias entradas sobre el islamismo, recibiendo críticas de por qué me atrevía a criticar el Corán, escrito en árabe, sin yo saber árabe, ya que solamente puede leerse en árabe y es intraducible a otro idioma.
 
La obra de Warraq se la califica de “crítica racionalista al islamismo” y de una “brillante y documentada acusación” y al autor se le considera el equivalente a Russell con el Cristianismo.
 
Siempre suelo distinguir entre “islamistas”(fundamentalistas y fanáticos) e “islámicos” (simples creyentes y practicantes de la religión musulmana).
 
Como también suelo distinguir entre “terrorismo islamista” y “fundamentalismo islámico”.
 
Así comienza el libro de Warraq: “la causa primordial del terrorismo islámico reside en la política exterior de Bin Laden, La causa primordial del fundamentalismo islámico reside en el propio islamismo”.
 
Terrorismo sobre centros civiles o centros religiosos, de otras religiones o de su misma religión pero de otra rama.
 
El racionalista francés del siglo XIX, E. Renan,, buscador incansable del Jesús histórico y real, no del que nos han contado y autor de La vida de Jesús, primer volumen de La Historia de los orígenes del cristianismo, cuando se decide a estudiar el islamismo, afirma:
 
“Las principales víctimas del islamismo son los propios musulmanes. Mis viajes por Oriente me han llevado a observar, en muchas ocasiones, que el fanatismo proviene de un reducido número de hombres peligrosos que imponen a los otros la práctica religiosa por obra del terror.
 
El mejor servicio que podemos prestar a los musulmanes es liberarlos de su religión”.
 
Pero ¿quién le pone ese cascabel al gato? ¿Cómo intentar con-vencer con razones a quienes se niegan a razonar?

 
 

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