Eso se lo puedo echar en cara a cualquiera de mi familia,
pero no a un Sr. de Albacete, al que de nada conozco.
A mis hijas les diría que se comportaran éticamente. Al Sr.
de Albacete que cumpla con la ley.
Yo, todos los años pido cita a Hacienda para hacer la
Declaración de la Renta y pago (¡coño, que siempre me sale “a pagar”!). Cumplo
con la ley. Que no quiera el Sr. Montoro que, además, vaya cantando,
alegremente, el Hosanna y contento.
Cumplo con mi obligación legal. Lo que pienso de él y del
gobierno me lo callo, no sea que “pueda ser usado contra mí”.
Serán “pecados” mis malos pensamientos pero, mientras no los
exprese, nunca serán “delito”. Podrá castigarme Dios (si creyera en Él) pero no
el Sr. Gallardón.
Cuando asistimos a diario a conductas corruptas, destapadas,
de los políticos (ahora mismo, en este mismo momento, cuando estoy escribiendo
este artículo, día 31 de Enero, a las 19 horas, El P.P. y Bárcenas & Co. Y
según van pasando los minutos, más y más,…), sacando ventajas para sí y/o para
el Partido, ¿basta decir y calificar su conducta como “inmoral o poco ética”
(lo que sería un pecado, relacionado con su conciencia individual) o como
“delictiva”, por ir, ya, no contra su “conciencia” sino contra la “ley” y, por
lo tanto, punible jurídicamente?
(Estoy leyendo, en un e-mail, una larga lista muy surtida/nutrida
de políticos encausados, denunciados, condenados,…Y de Parlamentarios
nacionales cobrando “dietas por alojamiento pese a tener residencia en
propiedad en Madrid” (y el que más, quien debería dar ejemplo, el Sr. Ministro
de Hacienda, Sr. Montoro).
Es que si no tienen conciencia moral no van a considerar su
conducta inmoral, y seguramente es legal (en el caso de las dietas de
alojamiento), pero es INJUSTA.
Quien no lo considera inmoral, porque su conciencia no lo
califica como tal, ¿cómo va a hacer “examen de conciencia”, tener “dolor de
corazón”, prometer “propósito de la enmienda”, hacer “confesión de boca (al
confesor) y “satisfacción de obra”?
Pero aquí estamos refiriéndonos a una actividad ilegal, la
corrupción y, en este caso, una vez juzgada y condenada, será hecha pública la
sentencia, tendrá que devolver lo ilegalmente apropiado, y será condenado con
multa, cárcel, inhabilitación,….
Pero ATENCIÖN, ahora llega el LENGUAJE, que es un arma de
doble filo.
Porque si son “Donaciones”, en vez de “mordidas económicas”,
son legales, y si son “Gratificaciones”, entonces no son sobresueldos ni
corruptelas.
De los políticos, pues, no debe importarnos tanto su “integridad
moral” como su “actuación legal”.
“Cumplir y hacer cumplir la ley”.
En su vida privada, que se acueste o no con la vecina del
5º, que fume o deje de fumar, que le guste un deporte u otro… debe importarnos un rábano.
Es su “obrar como político”, no su “ser como persona” lo que
debe interesarnos.
Que el conductor del autobús sea varón o mujer, soltero/a o
casado/a, guapo/a o feo/a, tenga o no pensamientos obscenos con alguno/a de los
viajeros,…..nos da igual que nos da lo mismo.
Lo único que le exigimos es que sepa conducir, que conduzca
bien, que nos lleve al destino previsto,…es decir, el bienestar social con su
correcta conducción.
En la vida de un Estado, el Gobierno de los hombres debe
estar sometido al gobierno de la ley.
Sólo así, todos (ellos también) estamos obligados a
comportarnos correctamente como ciudadanos, aunque internamente alguien sea un
hijoputa, pero que no se cuele en la cola del autobús o del cine.
En democracia, el poder no sólo no queda exento de control,
sino que, al gestionar los asuntos de todos, el poder político debe quedar a la
vista de todos.
Los partidos se empeñan en salvar de la quema a los suyos y
atacar al adversario con el “y tú, más”. Lo que, en el fondo, es venir a decir
que “nosotros también”, aunque un poquito menos.
Pero no estamos hablando de si más o menos corrupción, sino
de si sí o si no corrupción.
Cuando un corrupto “dimite” (porque ¡hay que ver lo que
tardan en “cesarlo”) parece como si ya quedara lavado su delito!
Y cuando, ante pruebas irrefutables, se le cesa y se le
expulsa del partido, la coletilla a esgrimir será: “ya no pertenece al
partido”. Pero ¿y mientras permanecía? ¿No era consciente el partido de la
malversación y/o conducta corrupta, aprovisionándose o aprovisionando al
partido?
Hasta el último minuto los partidos considerarán y
defenderán la trayectoria intachable del corrupto para, luego, dejarlo caer o
apartarlo y ubicarlo en otro lugar.
Lo mínimo exigido es la “dimisión”, lo urgente es el “cese”.
Y la sociedad tiene todo el derecho del mundo a visualizar la conducta
corrupta, pues ha ido contra el bien común.
¿Alguien puede explicarle (en buena lógica, ya sé que lo
contempla la ley) por qué para que un diputado o un senador sea juzgado debe
solicitarse y conseguirse la venia del Congreso o del Senado?
Si eso es legal, ¿por qué no se cambia la ley?
El silencio cómplice de los partidos, financiándose con la
conducta ilegal de los corruptos ¿no es un cargo de delito contra el partido?
Hay corruptos, corruptores y encubridores que miran para
otro lado, poniéndose de perfil, mientras siguen engordando las cuentas
corrientes de los partidos.
Pero no sólo (aunque también, y mucho) los políticos, ¿qué
decir de los Banqueros (desahucios a diario en mi Málaga) y Directores de Cajas
que, tras arruinar a las entidades, se retiran (con un buen retiro) de rositas?
¿Y de los constructores?
¿Y ese regusto que da pegar navajazos al adversario, cuando
“quien esté libre de delito, que tire la primera piedra”?
Si el político se aprovecha para él, malo, y si es para el
partido, peor, porque es el sistema democrático entero el que queda manchado,
no sólo en entredicho.
Y así va calando en la conciencia ciudadana el prejuicio
manifestado de que “todos son iguales” y “todos van a lo mismo”
¿Eres político? Eres sospechoso.
A partir de aquí:
1.- Dedicarse a la política para poder participar del
pastel.
3.- Desinteresarse de todo y mandarlos a todos a la mierda
(el desprestigio y la desafección que se han ganado a pulso).
2.- Dedicarse a lo propio y familiar.
4.- Pedir a gritos (o añorar) que venga alguien con las
manos limpias y como salvador y ordenador de este caos, ajustando el
desbarajuste.
La sociedad civil, todos, tú y yo también, alimentamos,
modestamente, la corrupción cuando no exigimos facturas para no tener que pagar
el I.V.A. o cuando nos callamos ante el error (a nuestro favor) en el cambio,
de la cajera de Carrefour. La culpable es ella, por haberse equivocado.
El sistema nervioso de nuestra sociedad democrática está
regado con la sangre de los intereses más egoístas y de la desigualdad.
El mercado y el dinero es el aire que respiramos.
No es de alabar nuestras pequeñas corrupciones privadas,
pero la corrupción pública, por parte de la clase política, clama al cielo,
porque, al final, es la ciudadanía la que paga lo sustraído, con la subida de
impuestos, de tasas,….
Los políticos, como la mujer del César, no sólo deben
parecer honradas, debe, sobre todo, serlo, cumpliendo y haciendo cumplir la
ley.
Pero, ¡CUIDADO CON LA PRECIPITACIÓN!
LA SOSPECHA NUNCA ES UNA PRUEBA. ESO TENDRÁN QUE
DICTAMINARLO LOS JUECES.
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