“Una filosofía que no cure las heridas del alma no tiene ningún valor”.
Estamos tan acostumbrados a
que, cuando hablamos de Filosofía Griega, tratemos a Sócrates, a Platón y a
Aristóteles, que nos olvidamos que hubo, entre otras, dos escuelas
postaristotélicas, el Epicureísmo y el Estoicismo, que defienden otro tipo de
filosofía.
Para ambas Escuelas la filosofía
ya no es tanto “saber”, como tener un papel soteriológico, de salvación. La
filosofía debe salvar al hombre. ¿De qué?, del dolor, de la desgracia, de la
miseria en que vive.
El fin último de la actividad
filosófica debe ser la felicidad, dentro de lo posible, del ser humano.
Y todo saber que no conduzca
a esta felicidad debe ser desterrado. “No hay que reprochar a nadie que no sepa
si Héctor era griego o era troyano” –dice Epicuro. ¿Qué importancia puede ello
tener para ser o no ser feliz?.
Las cuatro causas de la
Infelicidad del hombre son:
.- El TEMOR al Destino.
.- El TEMOR a los Dioses.
.- El TEMOR a la Muerte.
.- El TEMOR al DOLOR.
Si superamos, si vencemos,
esos temores, si removemos esos obstáculos, estaremos en condiciones de ser
felices.
.- ¿El destino? – No existe (Temor superado).
-. ¿Los dioses?. Aunque existen, viven muy lejos de nosotros,
y no se preocupan por lo que les pase o les deje de pasar a los hombres (Temor
superado).
.- ¿La muerte?. La muerte es como un sueño continuado, del
que ya no despiertas, pero detrás de ella no hay nada, sanseacabó, nada de
premios ni castigos en otra vida posterior a ésta.
.- ¿El dolor?. Éste sí que existe. “Debemos, pues, rehuir el
dolor y buscar el placer”, pero “prudentemente, racionalmente”. Además, más
allá y por encima del placer de los sentidos, está el “placer espiritual” o “gozo”
(jará), como escuchar música, charlar con los amigos, contemplar las
estrellas,….
También para los estoicos la
salvación (soteriología) es el fin de la filosofía.
Las causas de la infelicidad
de los hombres es el influjo de las pasiones. Por lo tanto, no hay que dejar
influenciarse por ellas, hay que “arrancarlas de sí”, “hay que vivir conforma a
la naturaleza, y como nuestra naturaleza es racional, debemos vivir conforme a
la razón”.
Es, un poco, mi propósito,
hacer ver que la filosofía debe ayudarnos a vivir mejor.
Cuando le preguntaban a Aristóteles
“para qué” servía la filosofía, solía responder que “para nada”. Que la
filosofía no tiene “utilidad”, porque la “utilidad es un valor relativo e
inferior a aquello para lo que sirve.
El bolígrafo tiene un “valor
de utilidad”, no es valioso en sí mismo, sino en cuanto “me sirve para”
escribir. La filosofía no es como el bolígrafo, ella “es valiosa en sí misma” y
no está subordinada a nada.
Yo, como los epicúreos y los
estoicos, creo lo contrario. Que la filosofía es como una llave inglesa o un
martillo, que tiene un valor instrumental, es una herramienta, Y si una sirve
para enroscar o desenroscar tuercas y el otro para clavar puntas, la filosofía
“sirve para buscar y encontrar la felicidad”.
J.A. Marina lo repite muchas
veces en sus libros: “el fin de la inteligencia no es “saber” sino “ser feliz”.
Decir que la filosofía es
“reflexión” y “argumentación” es afirmar que los periodistas, los políticos
(éstos, así así), los economistas, los comerciantes, los novelistas, los
escritores, los artistas, las madres de familia,… “no reflexionan” y “no
argumentan”.
Todo el mundo lo hace y no se
consideran filósofos.
No puede definirse, pues, la
filosofía, como “reflexión y argumentación”.
La filo-sofía es la “búsqueda
de la sabiduría”, la “capacidad de vencer los miedos, todo tipo de miedos, que
nos impiden vivir, que nos restringen la vida.
El sabio es el que triunfa en
la tarea de no sentir miedo, el que ha logrado remontarlo.
Cuando uno ha vencido el
miedo, se ha salvado y es, entonces, cuando puede acceder a la “vida buena”.
Y es que el miedo quita
LIBERTAD, porque, al estar preocupado por él, te encierra en ti mismo y te hace
egocéntrico, lo que te impide la GENEROSIDAD.
El miedo es perjudicial para
uno y para los demás.
El sabio es LIBRE porque ha
perdido el miedo y puede ser GENEROSO, amar a los otros.
Pero para salvarse del miedo,
para vencerlo, hay dos vías: 1.- Por nosotros mismos, por la Razón, con
nuestras propias fuerzas, por la Filosofía y 2.- Por Otro, por Dios, por la Fe.
El creyente no tiene
necesidad de filosofía para salvarse, para vencer los miedos, ya tiene a su
Dios, que lo salva. Pero los no creyentes sí que necesitan de la filosofía para
superar esos temores.
A lo lago de la historia se
han sucedido varias doctrinas
soteriológicas, salvadoras: el estoicismo, el cristianismo, el
humanismo, el vitalismo, el postmodernismo,… que iremos viéndolas, sin prisa.
Si la Religión proclama la
“salvación en Dios y con Dios”, la Filosofía, en general, podríamos definirla
como la “salvación sin Dios”
Para ayudarnos a remontar
nuestros miedos hay, al menos: tres materias:
1.- La Religión (el Cristianismo, entre otras).
2.- La Filosofía (por la Razón. ¿Cómo vivir, sabiendo que
vamos a morir?
3.- La Psicología (el Psicoanálisis como método terapéutico
para remontar la angustia).
Cuando nos referimos a “la
muerte”, no sólo nos referimos a la muerte biológica (aunque también y que, sin
duda, es la más importante) sino a otras muertes:
.- La ruptura traumática de
una separación o divorcio de los padres y el temor al futuro (muerte de la
seguridad).
.- La pérdida de un amigo y
el temor de que no pueda ser ocupado ese sitio, vacío; temor a la soledad
(muerte de la amistad).
.- El cambio de colegio y el
temor a cómo van a ser las nuevas amistades, (muerte de la situación, hasta
ahora, controlada).
.- Una ruptura sentimental
con la novia y el temor consecuente de que el mundo se viene abajo (muerte del
amor).
.- El final de unas
vacaciones fantásticas y el temor de que no se repitan (muerte de un sueño vivido).
.- La muerte de un familiar y
el temor consecuente.
.- La propia enfermedad
(muerte de la perspectiva).
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