Hace muchos años, recién llegado a Málaga, en un autobús, una
mujer mayor entabla conversación conmigo.
-Ud. por el acento, no es andaluz.
- Pues no, soy salmantino de nacimiento, pero llevo treinta
años en Andalucía, y me considero ya más andaluz que castellano.
-¿Y en qué trabaja? ¿A qué se dedica Ud.?
- Soy Profesor de Filosofía, en un Instituto de Bachillerato.
-¿De qué ha dicho Ud. que es profesor?
- De Filosofía.
-¿Y eso qué es?
- Pues, la verdad, que no sé muy bien lo que es.
- O sea, que Ud. es profesor, de una asignatura de
Bachillerato, y no sabe lo que es. Entonces ¿Qué enseña Ud.?
- Enseño a pensar, a reflexionar, soy como un entrenador de
la mente.
- ¡Así que no enseña pensamientos sino a pensar! ¿y eso cómo
se hace?
Me salvó la campana. En este caso la parada del autobús donde
mi filósofa-preguntadora tenía que apearse. La vi en el escaparate de Los
Guerrilleros, viendo zapatos, pero no sé si pensaba en ese hombre tan raro que
acababa de dejar en el autobús o se estaba fijando en los precios de las
zapatillas de invierno de las rebajas, para comprarlas. Y eso que aconsejan Los
Gurrilleros: “Aquí no compre, vendemos muy caro”.
Y eso es lo que yo quería preguntarles a Uds. ¿Qué es la
Filosofía?
Porque hoy solemos leer titulares como “Filosofía comercial
de El Corte Inglés”, “Filosofía de la banca”, “Filosofía sanitaria”, “filosofía
de tal ministerio”, “filosofía del empresariado”, “filosofía del sindicato
CCOO”, “Filosofía de tal personaje”, “filosofía del deporte”, “La filosofía del
alcalde de Málaga”… ¡Oh, Dios!, pero ¿Qué es la Filosofía?.
En estos casos se emplea el término “filosofía” como “una
visión de conjunto de una actividad”, como el pensamiento general, el objetivo
general, de esa empresa, de ese ministerio, de esa actividad.
Tres acepciones corrientes que todos Uds. han oído más de una
vez:
“Hay que tomarse las cosas con Filosofía”.
“Déjate de filosofías”.
“Este hombre es un filósofo”.
La 1ª. “Hay que tomarse la vida con filosofía”. Filosofía =
tranquilidad, calma, aceptar las cosas como vienen, ser un estoico, no oponerse
al destino. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá, y si ocurre, aceptarlo con
serenidad. Vida filosófica. Modo o forma de tomarse la vida. Es una actitud
vital. Es una forma de vida.
La 2ª. “Déjate en paz de filosofías”. Es un sentido
peyorativo. Es un utópico. Pura imaginación desbordada. Está en la luna, no es
realista, vive en otro mundo. Es un despistado. A Platón, en uno de sus viajes
para poner en práctica su utopía de La República, no lo mataron “porque era
filósofo” (en plan chanza, burla, mofa). Un bendito de Dios, que no puede hacer
nada malo, que es inofensivo, cándido, ingenuo, utópico y ucrónico. Es un
bendito de Dios. Está fuera de la realidad. Parece que no vive en este mundo.
La 3ª. “Este hombre es un hombre profundo, es un filósofo-filósofo”.
Es el que reflexiona más que otros. El que no acepta las cosas a la primera. Es
el que tiene un pensamiento lógico ordenado. Es un saber reflexivo, el que
reflexiona, el que piensa, es el que mirando lo mismo que los demás, ve más
cosas o las ve de forma distinta. Es el que no se conforma con la primera
impresión.
Quizás ésta tercera acepción sea la que más se acerca a lo
que sea filosofía.
Alguna vez mis alumnos me decían: “Tomás enséñanos La
Filosofía”, porque otros profesores nos enseñan La Matemática, La Física, La
Química…
Y yo les leía el texto
de un filósofo del XIX, Hegel.
“En las filosofías, en apariencia diversas, debe distinguirse
lo universal de lo particular…… Si se tratase de objetos de la vida
corriente…..podíamos poner un ejemplo. Un varón/una mujer van a una frutería y
le dicen al frutero: “Póngame tres kilos de fruta”. Imagínense la cara del
frutero. -¿De qué fruta? – “¿Ahí, en el cartel, no pone frutería? Pues
véndame/póngame tres kilos de fruta.- Señora/señor, ¿Quiere Ud. peras,
manzanas, uvas o naranjas?- NO, yo quiero fruta”.
Es como si alguien pidiera fruta y rechazara las peras, las
cerezas, manzanas….por ser peras, cerezas,
manzanas… y no fruta, La fruta.
Pues lo mismo ocurre en la Filosofía. Hay gente que se
permite el desprecio de La filosofía porque existen filosofías diversas, siendo
cada una de ellas, sólo Una Filosofía y no LA filosofía. Como si las cerezas no
fueran fruta…”.
No hay Filosofía, como hay Matemáticas, Biología o
Astronomía.
Hay muchas y muy distintas Filosofías.
“Ay qué pena”- ¿Qué pena?, ¿Por qué? ¿Es mala la diversidad?
¿Los puntos de vista, los enfoques, las consideraciones de la vida?
Lo que para algunos esto es una riqueza, la diversidad de
gustos, de sabores, de filosofías; para otros esto es un escándalo, “el
escándalo de los sistemas”, y los filósofos, no serían maestros de sabiduría,
sino maestros de la desconfianza. Maestros en el arte de no ponerse de acuerdo
en lo que cultivan y, evidentemente, mucho menos aún en los frutos de su
cultivo.
Pero hagamos un poco de Historia.
-
Para HERÁCLITO
“He ido a Egipto para filosofar”
-
Para PITÁGORAS:
“filo - sofos) Distinto de “sofos” (los siete sabios de Grecia) ¿Y eso qué es?
-
(TEXTO atribuido a Cicerón. LEER)
-
Para SÓCRATES:
-Maestro ¿SABER?- ¿para qué? Para OBRAR bien. ¿Para
qué? Para SER FELIZ. SABER (lo que está bien y lo que está mal, las virtudes y
los vicios) – OBRAR (bien) – SER (un
hombre bueno).
Su “sólo sé que no sé nada” no
debe tomarse como una exhibición de ignorancia, sino, más bien, como una
voluntad de búsqueda.
Ese pensamiento socrático habría
que leerlo como “sólo sé que no sé nada, en comparación con lo que aún me falta
por saber, de manera que me dedicaré, de por vida, a estudiar y a preguntar,
porque el ámbito de mis preguntas siempre será probablemente mayor que el de
las respuestas que puedan dárseme”.
Para Sócrates filosofía no es el
resultado de la búsqueda (que es la sabiduría), sino el esfuerzo, la actitud,
el querer saber, el arte de preguntar, la voluntad de búsqueda, el amor al
saber.
Dicen que los niños son los que
mejor muestran esa actitud filosófica, porque siempre están preguntando,
quieren saber. Como los filósofos, porque se dan cuenta, son conscientes de que
no saben.
Si los niños aprenden tanto y
tan rápidamente, es porque preguntan mucho y siempre.
El que pregunta tiene inquietud
por saber, quiere saber porque es consciente de que no sabe.
Todo
niño es socrático.
Pero es que el que no pregunta,
ni se pregunta, no obtiene respuestas.
-
Para la MITOLOGÍA
(el mito de EROS)= DESEO, AMOR, QUERER.
Eros = hijo de Poros y Penia.
-
(TEXTO de
Platón en El Banquete).
- Para el gran Platón,”hasta que no sean los filósofos (los
que saben) los que dirijan los asuntos públicos y ocupen los cargos públicos, o
los dirigentes públicos sean filósofos, los males de La República no tendrán
remedio, no tendrán solución”. O sea que los políticos sean filósofos o los
filósofos sean políticos. Que gobierne el que sepa gobernar. Que el ministro de
Justicia no sólo sea él justo, sino que sea el que más sabe de justicia.
Igualmente el ministro de educación o de obras públicas.
- Para S. AGUSTÍN (Confusión
filosofía-religión) “Nostra vera….
-Para EPICURO. “Una filosofía que no cure las heridas del
alma, no merece el nombre de filosofía”. Filosofía práctica – ayudar a ser
feliz. Filosofía = Ética.
- Para SANTO TOMÁS (y todo el pensamiento medieval) época de
feudalismo y vasallaje, siervos>esclavos, Filosofía = Ancilla (esclava,
sierva de la Teología). La Fe salva, la razón “puede” ayudar. Pero siempre
“subordinada”.
-Para el gran Descartes, el de las coordenadas cartesianas,
el que aritmetizó la geometría, el que fue capaz de expresar en números el
espacio geométrico, el padre de la filosofía moderna, el que se bajó del
objetivismo y se montó en el subjetivismo (en el que todavía seguimos montados
y cabalgando), para Descartes, digo, “La Filosofía es como un gran árbol, cuyas
raíces son la Metafísica, el tronco es la Física, y las ramas que salen de este
tronco son todas las demás ciencias, que se reducen a tres: la Medicina (hoy la
llamaríamos Biología), la Mecánica y la Moral”.
Para Kant “la filosofía no puede aprenderse, no puede
enseñarse, sólo puede aprenderse a filosofar”. La filosofía como actitud, y no
como conjunto de conocimientos.
“Una gran filosofía no es la que instala una verdad
definitiva, es aquella que introduce una inquietud”. Entre la Sabiduría (sólo Dios) y la ignorancia del animal. Ni
ángel ni bestia, eso es el hombre, un filo-sofos, un buscador impenitente.
El gran Newton titula su gran obra: “Principios matemáticos
de Filosofía Natural”.
Uno de los padres de la evolución, Lamarck, titula su
principal obra “Filosofía zoológica”.
El inconmensurable Dalton, ese que estamos viendo en Historia
y Filosofía de la ciencia, titula así su obra, “Nuevo sistema de filosofía
química”.
Las ciencias han parcelado la realidad y ahí se encuentran
los científicos, en su parcela, investigando, buscando y encontrando, con una
metodología específica de la ciencia que practican. Pero los científicos,
además de científicos, son hombres. Con frecuencia se dice que un científico
está filosofando o haciendo filosofía cuando traspasa los límites de su
especialidad y hace consideraciones más generales que las permitidas por el
marco metodológico de la misma.
“Hacer filosofía es estar siempre en camino. El filósofo no
es residente, es un viajante. Es un buscador hasta el día que se muera. “Haz,
Señor, que busque para encontrar, y encuentre para seguir buscando”, porque en
Filosofía las preguntas son más importantes que las respuestas. Las respuestas
serán cambiantes, históricas, temporales; las preguntas filosóficas son
eternas: ¿Qué somos?, ¿somos un trozo de carbono impuro que se arrastra
reptando, sin fuerza, sobre un minúsculo planeta, sin importancia, alrededor de
una estrella ya vieja? ¿Somos hijos de Dios? ¿Somos, de momento, el último
eslabón de la cadena evolutiva? ¿Somos sólo materia viva compleja?, ¿somos un
alma que se vale de un cuerpo como instrumento, como vehículo, para
manifestarse?, ¿Qué somos? ¿De donde venimos?, ¿A dónde vamos?
Dice Unamuno: ¿“De dónde vengo yo y de dónde viene el mundo
en que vivo y del cual vivo? ¿A dónde voy y a dónde va cuanto me rodea? ¿Qué
significa esto? Tales son las preguntas del hombre (….). Y si miramos bien
veremos que, debajo de esas preguntas, no hay tanto el deseo de conocer un
porqué como el de conocer el para qué. Deseo no de conocer la causa sino la
finalidad. (Ya parto de que estoy aquí, puedo preguntarme por qué, pero es más
importante preguntarse que, puesto que ya estoy, para qué estoy aquí. Sólo nos
interesa el por qué en vista del para qué. Sólo nos interesa saber de dónde
venimos para mejor poder averiguar a dónde vamos”
Para Marx, “hasta el día de hoy los filósofos no han hecho
otra cosa que interpretar el mundo, y de lo que se trata, lo que importa es
transformarlo”. Filosofía como praxis revolucionaria.
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