domingo, 2 de diciembre de 2012

¡NO ME SEAS POLÍTICO¡


¿Por qué están tan desacreditados y tenemos en tánto descrédito a los políticos, por el mal obrar de algunos? (no cometamos, una vez más, la “falacia de la generalización inadecuada”)

En las encuestas de valoración social se encuentran los últimos en la escala.

Hemos dejado la política en manos de los políticos ¡y así nos va¡.

Me recuerda a aquella de: “la guerra es un asunto demasiado serio como para dejarla en manos de los militares”.

Antes se decía: “para eso les pagamos”, hoy, en cambio, decimos: “¿por qué le pagamos, por qué cobran tánto y, además, para eso?”

Soy de la opinión que los que se dedican a la política deben vivir de la política. Pero ¿tánto y para esto”? (es la comidilla general).

Me he preguntado, muchas veces, si es conveniente que ser político sea una profesión, como ser médico, maestro o ingeniero.

Pero, si en éstos se da por supuesta su valía al tener, tras sí, una carrera y, por lo general, una oposición ganada en buena lid, ¿qué hace falta para ser político sino estar a bien, muy a bien, con la cúpula del partido para conseguir salir bien colocado en el punto de partida de la contienda electoral?.

Además, casi matemáticamente (miren a su alrededor) un perdedor de las municipales aparecerá en las autonómicas, y, de aquí, en las generales hasta llegar a Bruselas.

¿Por qué? y ¿para qué?.

En el imaginario ciudadano está presente la credulidad de que, a los políticos, se les vota para que les solucionen los problemas y resulta que “ellos son el problema”.

Es el riesgo de la deriva de que los asuntos públicos se conviertan en asuntos privados, de los partidos, incluso particulares.

Como los vericuetos de los asuntos públicos no nos caben en la cabeza, se nos van de la mano, dejamos en sus manos la solución, para no tener que pensar en ellos. Y así nos van. ¿Podemos quejarnos de lo que pasa y nos pasa?.

¿No debería cambiarse el estatuto del político y que tenga que dar cuenta de su labor ante sus votantes?.

Por todo ello, al final, llegamos a la misma conclusión: “todos son iguales”, “todos van a lo suyo”, “es vergonzoso”.

¿Tenemos los políticos que nos merecemos o no?. ¿Está la mediocridad instalada como norma?.

La baja calidad de los políticos viene a coincidir con la deriva del ciudadano. Y así, dejamos la puerta abierta a que el político, que se sabe interino, mire por su presente y su futuro más que por la Polis.

Parece como si “no meterse en política” fuera una cualidad loable y que el mayor timbre de gloria fuera el de alguien que va de la casa al trabajo y del trabajo a casa, y que sólo vive para su familia.

Y ESTO ES UN ERROR.

Como consideramos la política como un campo de canallas, no contaminarnos, estando alejados de ella, se nos muestra como un mérito.

Y ESTO ES UN ERROR.

Con esas premisas, como base, deducimos que la vida más valiosa es la vida privada (la íntima y la familiar) y el trabajo para sustentar a la misma.

Y ESTO ES UN ERROR.

En una conversación soltamos un “yo no soy político” como una carta ganadora de presentación.

Y, TAMBIÉN, ES UN ERROR.

Porque, en nuestras sociedades avanzadas LA POLÍTICA ES NECESARIA. Y “LA HACES O TE LA HACEN”.

¿Saben Uds. cómo llamaban los atenienses a quienes sólo se preocupaban de los suyo, alejados de lo público?. IDIOTAS.

“IDIOTA” (obvio el significado médico como deficiencia mental grave…..), en palabras de Fernando Savater: “del griego “idiotés”, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado, tan sólo, en los suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás”.

Nos comportamos como IDIOTAS cuando soltamos la frase: “a mí que me dejen en paz, yo ya pago mis impuestos” (a lo que habría que añadirle la coletilla: “porque no puedo evadirme de ellos”) ¿O les pagamos concienciados de que es una obligación?

Es verdad que el bienestar (aunque no nos guste, a veces, reconocerlo) se asienta en lo económico.

La indiferencia, la abstención el “me da igual que me da lo mismo”, el “¿para qué si todos son iguales”,…. Y otras lindeces por el estilo son concausas de por qué nos va como nos va.

¡HAY QUE VER LO “IDIOTAS” QUE SOMOS LA MAYORÍA DE LOS CIUDADANOS¡

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