La verdad es perspectiva y
las únicas verdades y falsedades absolutas son las que se dan entre
ideas (Tautologías y Contradicciones), como “el triángulo tiene tres ángulos”
y “la suma de los ángulos internos de un
triángulo equivalen a dos rectos” (la primera inmediatamente evidente o axioma,
y la segunda mediatamente evidente, porque tiene que ser demostrada, o teorema)
o “el triángulo tiene 8 lados” (falsedad absoluta o Contradicción).
Si la verdad es perspectiva y la realidad se nos muestra en
perspectiva, desde el lugar que uno ocupa, todos y cada uno participamos en la
verdad, tenemos nuestra verdad, la que vemos desde donde estamos.
La suma de todas las perspectivas, tanto reales como
posibles, daría lugar a la verdad absoluta. Ésta sería Dios (Suma Verdad,
Bondad, Belleza….)
Pero, del hecho de que toda verdad es perspectiva y todos y
cada uno tenemos nuestra parte de verdad, de ello no podemos deducir que todas
las perspectivas sean iguales y todos tengamos una parte igual de la verdad.
¿Acaso no hay perspectivas mejores y peores?. ¿No hay
lugares privilegiados desde los que se observa la realidad mejor que desde
otros?.
Yo puedo observar la realidad de la Catedral de Málaga desde
la Plaza del Obispo, desde la calle Císter, desde la terraza del Málaga Palacio
(A.C.) o desde la sacristía.
¿Veré igual la catedral desde cada uno de esos sitios?.
Evidentemente NO. Hay mayor y mejor parte de verdad desde una que desde otras.
Cuando somos testigos de que algunos cometen daño y otros lo
sufren, lo padecen, ¿cuál es la verdad de cada uno de ellos?. ¿Nos mantendremos
neutrales porque “cada uno tiene su parte de verdad”?. ¿Son iguales los pesos
de verdad de ambos platillos de la balanza, por el hecho de que en ambos hayan
pesos?
El temeroso y mojigato sentenciador parecería tener la
balanza trucada, como la de los estafadores, en que medio kilo de patatas
equilibra el fiel de la balanza con la pesa de un kilo.
La víctima, al mirar la conducta del pretendido testigo
neutral, la verá (con toda razón) como un cómplice del “malo”, poniendo en su
balanza la mano para reequilibrarla.
Un estafador moral.
La pretendida y falsa neutralidad es, en realidad, un
partidismo.
Esa pretendida equidistancia no es, realmente, una
equidistancia sino un acercamiento y alejamiento a una de las dos partes, como
si el lugar que el pretende y cree ocupar no fuese un falso centro de la
circunferencia.
El falso neutral, queriéndolo o sin querer, con buena o mala
intención, sea Obispo o sea Batasuno, ya han apostado por uno.
Es impúdica su proclamada equidistancia y Aristóteles los
llamaría “injustos” por “tratar igual a los desiguales”, a los que
conscientemente matan y a los que inocentemente mueren.
Es verdad que se habla de “muerte” pero no es igual “matar”
que “ser matado”. Desde pequeñitos nos enseñaron las diferencias entre un verbo
en activa y un verbo en pasiva.
Del hecho de que nadie sea Dios y tenga el monopolio
absoluto de la verdad no puede inducirse que todos están en posesión de la
misma porción de verdad.
Si está, estadísticamente, demostrado que cada español
consume tres pollos al mes ¿quiere decir que todos los comen? ¿o que uno come
cinco mientras el otro sólo come uno, aunque los dos hayan consumido pollo?
“Todos comen pollo”, “no todos comen lo mismo de pollo”.
Igualmente, “todos tienen su porción de verdad” pero “no
todos tienen la misma porción de verdad”.
Proclamar la verdad estadística es una evasión de la
realidad.
Ahí hay un subterfugio moral, una confortable pero hipócrita
evasión de la realidad.
¡Como si no existiera una escala, una jerarquía moral en las
conductas.
Si la justicia, para Aristóteles es “tratar igual a los
iguales y desigualmente a los desiguales” entonces….
Es verdad que en todo mal hay algo de bien (porque no existe
el mal absoluto) y en todo bien algo de mal (porque no existe el bien
absoluto), pero ¿cuáles son sus proporciones?.
Otra vez a cuestas con la “falacia del término medio”, como
si ello fuera posible en una balanza trucada.
¿Cuál es la parte de verdad y de razón del terrorista, del
violador, del ladrón, del maltratador,… y cuál la de las víctimas?
Pues sí. Tal y como me contaron en la carrera cuando estudié, en estadística, el tema de la media: basar todos nuestros juicios en la media, es como tener los pies en un congelador, la cabeza en un horno y decir 'estoy medianamente bien'.
ResponderEliminarComo dice Escolar: hay Verdades, Mentiras y Estadísticas.
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