sábado, 18 de diciembre de 2010

EL CONSTRUCTIVISMO Y P.I.S.A. (2)

Cuando Rousseau escribe El Emilio pone en boca del alumno la pregunta a su tutor, señalando el sol: “¿Y eso qué es?”. Y el tutor no le responde, sólo le arrima materiales para que el descubra la respuesta.

Al acercarnos a la realidad, cada uno la vemos según nuestros intereses.
El leñador, el pintor, el ebanista, el comerciante, el dueño, el ecologista,… al MIRAR el árbol del bosque (el mismo árbol), cada uno VERÁ cosas distintas, porque ellos, al ser distintos, tienen puntos de vista e intereses distintos.
Cada uno MIRA desde sí y VE según sus intereses y nos fijamos en aquello que nos importa.
Aunque algo sea interesante y se le quiera enseñar al alumno, si ello no es acorde con su edad o con sus intereses, si no es interesante y adecuado, y, además, si no está motivado (y no es vital) no será asimilado y convertido en conocimiento, incorporado a su bagaje de conocimientos, al no poder ser enlazado con lo que ya había.

Hay que saber qué sabe para ayudarlo a aprender más.

-“El profesor les dijo a los alumnos: “asómense a la ventana y MIREN, MIREN, MIREN bien”. Y pasado unos minutos…
-Ya vale, cierren la ventana y vayan a sus asientos. ¿Lo han VISTO Uds.?.
- Pero ¿Qué teníamos que VER?.

Por eso no hay dos aprendizajes iguales. Cada cabeza es un mundo. “Ca uno é ca uno”.
Si el constructivismo es la teoría que aboga por la reconstrucción individual del conocimiento, cada uno construirá su verdad.
El Constructivismo, pues, es una renuncia a la verdad.

Si hay un constructo social (los conocimientos culturales, los contenidos a enseñar o a asimilar) y el alumno, cada uno, realiza su propio constructo individual ¿Serán concordantes?. ¿Y si no lo son?.

Mi pregunta, en otra reflexión anterior, era: ¿La verdad se construye o se descubre?. “Lo “Verum” es el “Factum” de Giambattista Vico (XVIII) o la “Alezeia” griega?

Sólo sobre cimientos sólidos pueden levantarse los distintos tipos de edificios. Los cimientos, pues, deben ser diseñados y construidos por arquitectos y peritos, que son los que saben de resistencia de materiales, de impacto antisísmico, de capacidad de carga,…
¿Qué edificación puede levantarse sobre aire y arena?.
¿Qué puede conseguirse sin trabajo, sin esfuerzo?.

¿Tan difícil es comprender que quienes más saben de cimientos culturales y epistemológicos son los maestros y profesores y que ellos deben ser los que pongan los cimientos en sus alumnos para que, sólo después, el alumno pueda construir el edificio que más le guste, pero que los cimientos no deben estar en sus manos ni ser ellos los constructores?.
¿Tan difícil es comprender que los cimientos se forman con una buena/buenísima comprensión lectora, con una destreza en el razonamiento matemático, con unos sólidos conocimientos científicos, con un buen y amplio dominio del lenguaje, con el dominio de la lengua inglesa, la lengua en la que habla la ciencia y la tecnología?.
¿Y por qué no “la filosofía” para ser crítico (criticar, discernir, iluminar, clarificar, echar luz) con uno mismo, con los demás, con la información, para no dejarse engañar y poder detectar, a tiempo, las trampas del lenguaje de que se vale el sofista de turno no sólo para mentir, también para engañar y así poder conseguir y, después, mantenerse en el poder?.

Nos dice el Informe P.I.S.A. que los países asiáticos y el norte de Europa copan los escalones más altos. Parece que el calor mediterráneo recalienta la mente y gripa el motor.
Corea, Singapur, Taiwán, la provincia china de Shangay y, en Europa, Finlandia, Noruega y Estonia son los más aventajados en las tres disciplinas evaluadas: “comprensión lectora”, “matemáticas” y “ciencias”, los materiales para cimientos sólidos sobre los que edificar, posteriormente.
Los chinos, con su proliferación e invasión de tiendas, están llevando a la ruina económica al pequeño comercio y ahora, en educación, nos están ganando la carrera
En España, dentro de la “bajura”, en las “alturas” están Madrid, Cataluña y Castilla León, y en los escalones inferiores Andalucía, Baleares y Canarias (el sol y el turismo).

Parece que se ha apostado por la cantidad y no por la calidad, por la mediocridad y no por la excelencia, por el juego y no por el esfuerzo, por el aprobar y no por el saber, por el terruño y no por lo universal.

Si “la letra, con sangre, entra” ya ha caducado, “la letra, sin codos, no entra”. Los codos, hasta ahora, son el único camino para el saber.

Si la naturaleza nos hace iguales, la educación nos diferencia. Somos híbridos de naturaleza y cultura.
Los teóricos del constructivismo a toda costa, pertrechados de “buenismo”, sentencian: “no le llenes al alumno su vaso con tu agua; él tiene que descubrir dónde está la fuente, ser capaz de analizar el agua y compartirla con todos”.

Como diría Marx (no Karl, sino Groucho); “y, además, un huevo duro”

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