Érase una vez que, en una
tierra muy lejana, un Búho, desde lo alto de la rama de un árbol, observaba
cómo trabajaban los otros tres animales.
Le dijo a la Hormiga : “tú trabajas
mucho, no paras, siempre acarreando para tu hormiguero todo tipo de comidas,
para tener llena la despensa y no morir de hambre cuando llegue el invierno.
Todo lo que recolectas proviene del exterior, tú solo pones el tesón, el
esfuerzo en el trasporte, la fuerza física. Pero trabajas de una manera
anárquica, no seleccionas los productos, no empleas una metodología, no planificas,
sólo acumulas y acumulas. Las hormigas sois muy curiosas, nunca os cansáis de
buscar y de recopilar materiales. Sois como los experimentalistas, que acumulan
y almacenan, sin preocuparse de la selección, por eso no aprendéis nada.
Tanteáis con vuestras antenas y os repetís. No tenéis una luz, en vuestro
interior, que os guíe. Estáis juntas, pero no vivís en sociedad. Vais por el
mismo camino, y en el mismo camino os cruzáis, siempre en fila, repetitivas,
monótonas.
Sólo empleáis una técnica,
vamos a denominarla “estrategia A”.
Se dirigió, después, a la
araña diciéndole: “Tú, al contrario que la hormiga, eres poco trabajadora. Te
dedicas a sacar, de tu interior, tela y más tela, y tejer y tejer, como si el
mundo exterior no te importase. Tu producto es totalmente procedente de tu
interior. Tú no acumulas nada. Trabajas para hacer tu tela, que es la trampa y,
luego, a esperar a que las moscas, mosquitos, cualquier insecto… caigan en tu
red para alimentarte de ellos. El futuro éxito de tu producto, interno, viene
de fuera, en forma de comestible.
Sois solitarias, tenéis poca
curiosidad por la naturaleza que os rodea. No vais a ella, esperáis que ella
venga y caiga en vuestra red. No buscáis, tenéis una mente aguda y, con muy
poco material, podéis tejer y tejer una tela de argumentos enteramente
subjetivos. Construís castillos en el aire, sois capaces de hablar de todo sin
saber de nada.
Sólo empleáis una técnica, vamos
a denominarla “estrategia B”
Llamó, después, a la abeja y
la puso como ejemplo a las otras dos.
-Vosotras dos, hormigas y arañas, deberíais imitar a la
abeja – les dijo. Ella es la superación de la dicotomía: o todo externo o todo
interno. Ella usa vuestras dos técnicas, la externa (de acumulación) y la
interna (de elaboración). La infatigabilidad de una y la agudeza de la otra, la
curiosidad por el mundo y la capacidad de seleccionar.
Ellas recogen néctar, polen,
resina,…. de flores y árboles, del exterior, los asimilan en su interior, los
elaboran y producen miel y cera. La miel de la sabiduría (saber) y la cera de
las obras (obrar),
Ella emplea la “estrategia
C”, que es el uso combinado de la A
y de la B.
Deberíais copiar de la abeja.
-¿Y tú, quién eres? – preguntaron las tres.
- Yo soy el Búho.
- ¿Y tú qué estrategia empleas?
- Yo uso la sabiduría, que está más allá de los datos
extraídos del exterior, de lo puesto por el interior y del conocimiento, que es
el uso combinado de ambos, de lo interior y de lo exterior.
Se puede ser sabio sin tener muchos conocimientos, sin
acaparar muchos datos, sin tener mucha
ficción e inventiva.
Yo, con ese mirar profundo, soy el símbolo de la Filosofía.
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