Mi pueblo, Aldeanueva de Figueroa, está al Norte de
Salamanca, en el límite con Zamora y rayando con Fuentesaúco.
La parte Norte de su término municipal pertenece a la
Comarca de la Tierra del Vino, con Toro, como centro estrella (mi pueblo está
en la carretera de Salamanca a Toro) y hay (sobre todo había, antes de la
concentración parcelaria), muchas viñas o majuelos (como nosotros decíamos).
De hecho, mi padre cogió la costumbre de, cada vez que le
nacía un hijo, plantaba una viña. Y somos (éramos) 4 hermanos. Así que estaban:
el majuelo de Marí, el del Palacio, el majuelo de Sito (yo, Tomás-Tomasito,
Sito), el Picón, porque era triangular, y el majuelo de Juani, el de las
Fuentes. Cuando nació el cuarto hijo, José, mi padre plantó dos pinares.
Sensato mi padre: vino y postres, para las comidas, y leña
para calentar el horno semanal y alimentar la lumbre de la chimenea.
Y ¿quién no ha oído hablar de los “garbanzos de
Fuentesaúco?. Pues mi padre, también, todos los años, sembraba garbanzos, para
consumo anual de la familia.
La parte Sur de mi pueblo pertenece a la comarca de la
Armuña, donde se dan las mejores lentejas de España. También mi padre sembraba
lentejas.
O sea, que económica-agrícolamente, mi pueblo es un pueblo
peculiar.
Pero también lo es lingüísticamente. Muy cerca de Salamanca
(apenas 23 kilómetros) y su Universidad, y de Valladolid, donde, según dicen,
se habla el castellano más puro.
Y limítrofe con Fuentesaúco, que hablan de una manera
especial, alargando muuuuuucho la penúltima sílaba de la última palabra de una
frase. (“Has veniiiiiiiido, no te esperaaaaaba, luego nos vereeeeeemos”)
Si Aragón quiere reconocer la LAPAO (con la ayuda de la
Pilarica y la jota aragonesa), yo también podría bautizar la peculiaridad
lingüística de mi pueblo. Tendría que pensar el nombre, pero sería un nombre
sonoro, que llamara la atención, como “Castell-uco”. Pidiéndole ayuda a la
Virgen del Rosario. Y, también tenemos folklore propio, la Jota castellana,
bailada con traje de charra (obligatorio)
Obligaría a los maestros a enseñar la geografía del pueblo
(el Teso de los Castillos, Las Arías y las Cáñamas, el Hoyo del Infierno,…) y el
regato de El Carrejano y la Reguera. ¿Para qué iban a querer saber el Ebro o el
Guadiana (que, además, se esconde)?.
Y ¿qué decir de La Francesada, que tuvo lugar en mi pueblo,
con la estrategia de emborrachar, en las bodegas, a los franceses, para, luego,
matarlos y transportar los cadáveres al Pozo de Lagunas Rubias, ayudados por el
toro bravo, que, milagrosamente, se amansó, gracias a San Clemente, patrón de
mi pueblo, cuya fiesta celebramos el 23 de Noviembre?
Incluso podría abrir una Oficina Comercial en Bruselas, como
hacen todas las Comunidades Autónomas.
Nombraría como primera autoridad a un familiar, por supuesto
por su competencia, no por su familiaridad, para eso tengo hijas y sobrinos
altamente cualificados.
Además, mi pueblo está en una de las rutas del Camino de la
Plata (uno de los ramales).
Viví (y allí sigue mi madre) en la Cll/ la Plata.
Todos los veranos los rebaños de ovejas merinas bajaban y
subían, buscando los espigaderos o las montañas. Miles de ovejas rodeaban mi
casa, por las noches, con los mastines vigilando.
Oveja coja que llegaba a mi pueblo, oveja que cambiaban por
cebada, para los burros, cargados con el ajuar.
¡Cuánta carne de oveja no he podido yo comer, de pequeño)¡
Por estar en la ruta de la Plata, en mi pueblo había un
convento de los Trinitarios, que servía de posada a los peregrinos, procedentes
de Salamanca y su Casa de las Conchas, camino de la Sanabria.
Estratégicamente situado, cerca de Madrid y de Portugal, una
vez ya investido, yo (naturalmente) como líder político y Presidente, podría
montar un Paraíso Fiscal, donde no se pagaría impuestos, facilitándoles, así,
las transacciones a los corruptos españoles.
Es que mi pueblo…… es mucho pueblo.
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