20.- ¿Por qué Rouco Varela no consideraba a Vicente
Ferrer como uno de los suyos?
Frente a ese silencio de los obispos, ese escandaloso
silencio ante el cooperante español, el llanto de miles de pobres en la India
despidiendo, para siempre, el cuerpo del exjesuitas, del “santo laico”, del
“santo de la India”, tan menospreciado y nada valorado por la Conferencia
Episcopal.
Los obispos no han difundido ni una nota de prensa, ni
un comunicado de condolencia, ni unas breves declaraciones, lamentando la
muerte del exjesuitas.
Tampoco lo harán, sin duda, el día que desaparezca el
Padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz.
Hay como dos cristianismos, el de verdad de Vicente
Ferrer y del Padre Ángel, y el de salón y moqueta (de Rouco Varela y ad
lateres).
No es igual esos barrios de miseria que el Cerro de
los Ángeles, donde se consagra a España y se la pone bajo la protección del
Corazón de Jesús.
(Menos mal que ni el Rey ni el Presidente de Gobierno
han asistido (tampoco habría acudido Vicente Ferrer) a la parafernalia montada
en las afueras de Madrid).
“Que no sepa tu mano Izquierda lo que hace…”
¿Recuerdan?. ¡Qué comportamiento tan distinto al de la creación de Escuelas
(1.696), Hospitales (3), Viviendas (40.000), Bibliotecas (120), Embalses para
regadíos (2.300), Clínicas rurales (14), Centros para enfermos de SIDA, Centros para ciegos, sordos y disminuidos psíquicos, Pozos de agua, 3
millones de árboles frutales.
¡Por sus frutos los conoceréis¡
Es verdad. No es igual el Cerro de los Ángeles que
Anantapur. Son dos maneras distintas de practicar las bienaventuranzas.
No es igual la labor callada y comprometida del
cooperante español que el discurso cardenalicio de Rouco Varela.
No es igual el colgar los hábitos, dejando la Compañía
de Jesús, casarse y tener tres hijos, que la ortodoxia, la pureza y la castidad
del cardenal.
No es igual la vida del antiguo militante del P.O.U.M.
(Partido Obrero de Unificación Marxista) y republicano confeso contra el
NacionalCatolicismo y preso en un campo de concentración, francés, que la vida,
siempre impoluta y exenta de desviación del Cardenal de Madrid.
No es igual ser filántropo que ser poderófilo.
Dos formas tan distintas de entender la vida y el
mensaje de Cristo.
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