Habrá que ser tolerante con lo tolerable, pero intolerante
con lo intolerable.
Hay conductas, modas, creencias, gastronomía, vestimenta,….
con las que no estoy de acuerdo, porque no coinciden con las mías, pero no
puedo/no debo ser intolerante con ellas, sólo por eso.
Hay formas de pensar (sobre el sexo, por ejemplo, o sobre la
religión), ideologías políticas, valores morales,…que, en una sociedad
democrática, deben ser tolerados por todos, aunque no todos lo compartan, por
ser distintas, incluso contrarias a mí.
Su derecho a expresarse y a expresar sus opciones prevalece
sobre mis opciones.
La tolerancia quizá sea la virtud democrática por
excelencia, al tiempo que una virtud civil y moral.
Pero la tolerancia no es ilimitada, tiene lindes que no debe
sobrepasar.
Ocurre, sin embargo, que muchas veces se defiende la
tolerancia no con ni por razones, sino por vagancia intelectual, o por
indiferencia, o por dejadez, o, lo que es peor, por ignorancia.
Una cosa, pues, es la “tolerancia verdadera, racional” y
otra muy distinta la “tonta o boba tolerancia”, la del que no distingue lo
tolerable de lo intolerable, por lo que puede ser intolerante con lo tolerable
y tolerante con lo intolerable, sobrepasando los límites, por arriba o por
abajo, por no llegar o por pasarse.
El tolerante verdadero no renuncia a conocer la verdad y,
mientras tanto, es capaz de convivir con el diferente, de manera normal.
Suelen ser los héroes, los genios, los santos, los
sabios,…(seres excepcionales) los más intolerantes con la masa.
Ellos distinguen la valentía de la temeridad y de la
cobardía, la sabiduría de la ignorancia, del analfabetismo, la santidad del mal
vivir,…por eso suelen condenar acremente, desabridamente, a los contrarios a
ellos.
No tengo la menor duda: hoy abundan más los “bobos
tolerantes o intolerantes” que los “verdaderos intolerantes justamente
indignados”.
Cuando las élites y las masas ejercitan la musculatura
cerebral de manera tan distinta, unos sestean mientras los otros razonan,
echando luz sobre lo tolerable y lo intolerable, para darle a cada uno lo suyo,
para ser justos.
Sólo así surge, en algunos, la “indignación moral”, la de
los que van de la mano de la justicia, mientras los bobos tolerantes son de
anchas espaldas y cegatos para los valores.
Mientras unos se escandalizan y protestan, los otros
sestean, tragan y callan.
Quienes consienten el mal es porque son incapaces de
distinguir bien el bien.
La única convicción del tolerante bobo es la simple y mera
tolerancia, porque sí, tolerándolo todo, sin reparar en qué.
Mientras que la convicción del verdadero tolerante, del
tolerante racional, es analizar primero para, después, tras haber reflexionado
y distinguido, apostar por la intolerancia de lo intolerable, y la tolerancia
con lo tolerable.
Por ejemplo, el terrorismo, o la corrupción, o el maltrato,
o la pederastia, o la explotación infantil, o la explotación sexual,…
¿Es un mérito “dejar de matar” cuando ni siquiera es
meritorio el no haber matado nunca?
No es mérito conducir correctamente, cumpliendo estrictamente
el código de circulación y respetando las señales. Es el deber de todo
conductor. Pero sí es un demérito moral y delito su incumplimiento.
Lo que considero enormemente Intolerable es la “tolerancia
por ignorancia”.
¿Tolerar lo desconocido por vagancia a conocer?
Quien todo lo consiente, ante nada se sorprende, porque a la
ausencia de curiosidad intelectual le sigue la ausencia de inquietud moral y de
indignación.
El “laissez faire, laissez passer” del capitalismo se
traslada a la vida diaria.
Del fanatismo de la fe, en otros tiempos, se ha pasado a
cerrar los ojos ante cualquier cosa, sea la que sea. Se ha pasado al dogmatismo
de la “tolerancia tonta”, para la que hasta el mismo “tolerante racional” será
declarado intolerante.
Cuando oigo a algún político de relevancia, español,
declarar que a él no le gustan las prohibiciones, me dan ganas de echar a
correr y autoextraditarme.
¿Es que todo va a ser campo abierto y sin lindes? La
degradación y el abuso están servidos.
¿Recuerdan a Maquiavelo y sus consejos al príncipe, de que
“es mejor ser amado que ser temido, pero que si fuera necesario….?
¿Recuerdan la “educación boba” en la que “sólo” se aplica el
premio, el estímulo y nunca el castigo ante la mala conducta?
¿”Prohibido prohibir” del utópico Mayo del 68?
¡Mentalidades angelicales¡
Pero no somos ni ángeles ni bestias, sino hombres que nos
equivocamos, pero que, al reconocer el error, rectificamos, y así vamos
avanzando y mejorando.
La historia de la humanidad no es la historia de la verdad,
sino la historia de los errores que hemos cometido pero que, una vez
reconocidos, hemos rectificado.
Lo normal es equivocarse. Y lo normal en el hombre es
rectificar.
El “tolerante tonto” es hasta capaz de dejarse robar la
cartera antes que prohibir el robo. ¿También dejarse matar antes que prohibir
el asesinato?
¡Chalados¡
VACÍO MORAL IRRESPONSABLE.
Efectivamente, no todo es tolerable.
ResponderEliminarLos límites deben ser claramente fijados por los tolerantes. Aquel mayo del 68, que citas, partía con algunos errores, posteriormente reconocidos, y entre elllos estaba la prohibición de prohibir. Error.