¿“Todos somos culpables”?. NO, ¡oiga!, lo será Ud. Yo no.
¿Cómo voy a ser yo culpable de la ínfima calidad de nuestra
clase política que, hasta un juez, se ha atrevido a afirmar: “la convenida
decadencia de la denominada clase política”?. ¿No son ellos los que hacen las
listas, cerradas, para que salgan esos y no otros?. ¿Cómo voy a ser yo culpable
de tal desaguisado?
¿Cómo voy a ser yo culpable (porque “yo” soy uno de ese
“todos”) de que un hijoputa mate a su mujer porque ésta no quiere seguir
conviviendo con un hijoputa?. Yo, que, hasta la saciedad, no he dejado de
escribir sobre la “igualdad”, como personas, de todos los hombres,
independientemente del sexo, del color, de la etnia, de la cultura,…. en el que
estén inscritos e instalados?. Yo, que, durante toda mi larga vida didáctica,
no he hecho más que predicar y practicar la no discriminación entre “jóvenes” y
“jóvenas”?.
¿Cómo voy a ser yo culpable de que un chiquillo navarro, por
el acoso escolar al que venía siendo sometido, se suicide, arrojándose por la
muralla, cuando durante toda mi larga vida didáctica….?.
¿Cómo voy yo a ser culpable de ese accidente de fin de
semana porque un “zumbado” con no sé cuántas rayas y copas de más, vaya
“zumbando” a 180 klm/hora y se estrelle contra ….. yo, que, durante toda mi
larga vida didáctica……?.
Cada vez que oigo (y cada vez lo oigo más veces): “la
culpable es la sociedad”. ¡Oiga!, que la “sociedad” no existe, que quienes
existimos somos Ud., yo y la vecina del 5º, los individuos.
Es verdad que los nazis perpetraron el holocausto judío,
pero fueron algunas personas de ideología nazi. Yo no me creo que “todos” lo
fueran. La gran mayoría lo desconocía. Cuando lo supieron decían “avergonzarse
de ser alemanes”. Deberían estar orgullosos de serlo y de no ser como ellos. ¿También
ellos son responsables?.
Yo no “me avergüenzo de ser un ser humano” –como proclamaba
Hannah Arendt, tras el genocidio.
¿También soy responsable de los varios y variados atentados
de fundamentalistas de cualquier calaña, cuando no hago más que proclamar el
“respeto” a toda persona y la “intolerancia” a las ideas y conductas
“intolerables”?.
¿Por qué un cristiano tiene que abominar (no digo de
alegrarse) de los Reyes Católicos y su comportamiento con judíos y musulmanes?.
Nadie es, ni moral ni legalmente responsable de los pecados
y/o delitos de nuestros antepasados.
Me recuerda a la fábula del lobo y su móvil para comerse al
cordero: “si no fuiste tú (quien puso tibia el agua que yo iba a beber) fue tu padre”
Algunos o muchos lo harán, pero yo no cargo sobre mis
espaldas lo que digan y/o hagan otros.
Yo sólo me hago “responsable” (y, por lo tanto, me considero
“culpable”) del mucho mal que he hecho y del mucho bien que he dejado de hacer.
Pero no de lo que toda la humanidad ha hecho/está haciendo.
Decir que “todos somos culpables” es decir que “nadie es
culpable”.
Aceptar una culpa colectiva es, en parte, exculpar a los
verdaderos culpables.
Decir que “todos somos responsables” es aliviar la
responsabilidad de los auténticos responsables.
¿Es que los crímenes colectivos los comete todo el grupo?.
Porque de ese grupo también forman parte muchos inocentes
que, ni lo sabían ni estaban de acuerdo.
Pero ocurre que, cuando uno se siente inocente, le resulta psicológicamente
satisfactorio, una compensación, proclamar la culpabilidad de “todos”, como
diciendo: “es verdad que todos son…. pero yo no, o yo no tanto”
La “responsabilidad” y, por tanto, la “culpabilidad” va a
siempre atada al individuo, a la persona concreta, sea una o varias. Y cada
cual que apechugue, que apenque, con la suya.
Si un gobierno (y estoy pensando en el mío),
democráticamente elegido por mayoría, en vistas a un programa, emprende el
camino equivocado, haciendo lo contrario de lo que decía que iba a hacer y por
lo que se le votó, seríamos co-responsables de no protestar (el 25 S) al
máximo, hasta, si fuera posible, impedirlo.
“El que calla, otorga” –dice el refranero. Callarse es estar
de acuerdo, en todo o en parte, y uno sería responsable por “omisión”, por no
haber intentado, al menos, impedirlo.
No hacer nada es consentir. Conformarse y no resistir,
también lo es.
Callar es compartir, con el silencio, la persecución
religiosa y los atentados y purgas
étnicos, al mostrar la identidad con el grupo ejecutor.
“Pensar” no es un delito, pero sí puede ser un pecado.
(Pecados de “pensamiento”, “palabra”, “obra” y “omisión”)
Pero “jalearlo”, “perpetrarlo” o “no intentar omitirlo” sí
lo es (y estoy pensando en el País Vasco).
¡Qué poco acostumbrados estamos a los delitos “por omisión”¡
Me pregunto qué cuota de responsabilidad me corresponde por
no haber intentado evitar esta Junta de Andalucía o este Gobierno Central, que
me traen por la calle de la amargura.
¿Y los catalanes?
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