“JODER LA MARRANA” no es
follarse a una cerda. No es propio de desviados sexuales o zoofílicos, sino de
los trabajadores en huelga, explotados, de la revolución industrial.
Vieron que la mejor manera de
reivindicar sus derechos laborales, económicos y sociales, era hacer más daño a
los empresarios en lo que más les dolía, en los instrumentos de producción de
riqueza, era “estropear/averiar las máquinas, para que dejaran de funcionar y,
así, de producir. Era un método agresivo indirecto.
Se trataba de meter cuñas o
tornillos en las ruedas de las máquinas para que “saltaran” y se pararan. Y
todo de forma anónima.
Hoy sería más complicado
“joder la marrana”. El técnico informático podría detectar quién y cuándo
estaba manipulando la “máquina” en el momento de la avería, siendo posible la
denuncia del responsable del desaguisado; además de que ningún trabajador, en
las condiciones actuales, está por la labor de que su empresario cierre y él se
quede instalado en el paro, de manera discontinua o continua o permanente.
Las condiciones laborales
nunca han sido/ni son/ni serán las óptimas, pero mejor es “algo” que “nada”. En
tiempos de hambre los mendrugos son blandos.
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