La Democracia, pues, tiene que ver con la MORAL, más que con
la ARITMÉTICA.
Y ahora, habría que entrar en los conceptos de “democracia
deliberativa” y “democracia procedimental o mayoritaria”.
No pueden ser confundidos los “CAMINOS” (que pueden ser
varios), con la META, que es una, única y la misma.
Nuestra democracia admite el “derecho legal” de la mayoría,
lo que no implica una “supremacía moral”.
El que “somos más” no quiere decir que “somos mejores”.
“Siempre habrá malos, dentro de los buenos, y buenos dentro
de los malos”.
Descartes diría que el “sentido común” está, generalmente,
bien repartido entre todos los hombres.
Julio Anguita lo define muy claramente: “en Democracia nunca
se elige al “amo”, que haga y deshaga, a su antojo, sino al “capataz” que
dirija las operaciones para conseguir la “igualdad” y la “justicia”.
Y bajando a tierra.
¿Qué decir del gobierno del P.P., con Mariano Rajoy al
frente, que obtiene la “mayoría” por el voto de los ciudadanos a un programa
por él propuesto (bajada de impuestos para activar la economía y parar la
sangría del paro, proclamar que “Educación, Sanidad y Pensiones son intocables”
y que, apenas transcurridos unos meses, está dándole la vuelta como a un
calcetín?.
¿Tienen razón las varias y variadas concentraciones contra
estas decisiones?.
Si alguien votó un programa ¿está en su derecho a protestar
y negar la representatividad de quien ha roto la promesa de cumplir dicho
programa?.
Además, ¿por qué la “mayoría” es/tiene que ser la “mayoría
simple”, (la mitad más uno)?. ¿Por qué no una “mayoría cuantificada” de, por
ejemplo, el 60% o las tres cuartas partes?. También son “mayorías” ¿o no?.
¿Es que, en nuestra democracia, la “mayoría” no es la
“minoría mayoritaria”?
Cuando esa mayoría se convierte en “mayoría automática” se
convierte en un rodillo que debilita o anula el debate democrático.
Es un déficit democrático que aumenta la probabilidad de
corrupción, por la debilidad en el control entre poderes.
Veo al malagueño Alberto Garzón, exponiendo razones de
alternativa económica, argumentando, y veo al Ministro De Guindos, a
continuación, sin contra-argumentar, pasando, a continuación, el rodillo
apisonador del número de votos.
Si se aplasta el “derecho de oposición” que tienen las
minorías, podíamos hablar de “tiranía de la mayoría”.
La “voluntad general” viene suplantada por la “voluntad de
una minoría mayoritaria”, como una “ley de hierro”.
No necesariamente lo que el gobierno propone y aprueba es lo
que la sociedad necesita.
Nadie duda de la “legitimidad formal” que tiene el P.P.,
tras las últimas elecciones, pero no, necesariamente, goza de “legitimidad
social” (y a los hechos de manifestaciones me remito).
“Atender” a las demandas con promesas, “antes de” y
“desentender y desentenderse” de ellas, “después de”, no es, precisamente, un
síntoma de buena salud democrática.
Es un uso adulterado de la “democracia como método” para ir
minando la “democracia como contenido”.
¿Dónde está la “presión fiscal progresiva”, que marca la
Constitución?.
¿Por qué siguen siendo legales tanto las SICAVs como la
evasión de capitales hacia paraísos fiscales?
¿Por qué tenemos que pagar la deuda de los Bancos, por su
mala gestión, los que no hemos tenido ni arte ni parte?.
¿Por qué está machacándose a la clase media, que está
pagando los platos que ella no ha roto?
La categoría moral de una democracia se mide por el trato
exquisito a las minorías políticas que, representadas o ausentes de
representación, son “mayoría social”.
Padecemos (más que tenemos) una “democracia demediada”
(parafraseando a I. Calvino).
Distintos perros, los mismos collares.
Una veía “brotes verdes” en el desierto económico, éste ve
“cambio de tendencia” en el caos europeo.
¡Visionarios¡
“Democracia deliberativa” versus “Democracia procedimental,
de mayorías”
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