He cogido su carita (Alberto, mi chiquitín, dos años y pico)
entre mis manos y le he espetado cuatro preguntas:
1.- ¿Qué opinas sobre “la prima de riesgo”?.
2.- ¿Estás de acuerdo con las declaraciones del juez Pedraz
sobre la “convenida decadencia de la clase política”?.
3.- ¿Consideras la xenofobia como un cáncer de la época
moderna?.
4.- ¿Te gustaría practicar el arte de la papiroflexia, que
le encantaba a Unamuno?.
Mi chiquitín se me ha quedado mirando, con sus ojos
bailones, como diciendo: “mi “abu” es tonto o está “fumao””.
Y yo, de fumar dejé hace más de 20 años, y de tonto, quizá
algo tenga, pero no tanto como mis enemigos dicen.
Y yo mismo me he respondido que cómo va a opinar sobre esos
problemas si ni siquiera sabe qué son, y mucho menos que sean problemas.
Para él, con dos añitos y pico, esas “cosas” no existen.
Y es verdad que mi Alberto pertenece a la especie humana, es
europeo, occidental, español, manchego (aunque su corazón sea andaluz) pero….
“no tiene edad”.
Esos problemas son “relativos”, “están en relación con”,
entre otras cosas con la edad. Y, a esa edad, esas “cosas” no son problemas,
porque ni siquiera “son”.
El conocimiento, la verdad, pues, no es algo absoluto,
independiente del sujeto cognoscente, sino que está relacionado con él.
Hace dos mil quinientos años, el sofista griego Protágoras
defendió la teoría de “el homo mensura”, “el hombre medida”.
Según él: “el hombre es la medida de todas las cosas, de las
que son en cuanto que son, y de las que no son en cuanto que no son”.
Pero ¿qué es “el hombre” para Protágoras?. Porque podemos
decir:
.- “El hombre está atrincherado en la terraza y dispara
sobre todo el que se acerque”. En este caso “hombre” significa “ser
individual”, con sus particularidades accidentales concretas que lo diferencias
de todos los demás de la especie humana. Se trata del hombre concreto, hic et
nunc, de Pedro, de Juan o de Antonio. En este caso estaríamos hablando de un
“Relativismo Individualista”. Cada uno cuenta la feria según le va en ella. Lo
que las cosas o los valores sean, así o asao, buenos o malos, útiles o
inútiles, justos o injustos,…..depende de cada uno. Y lo que para Pedro es
verdad y bueno, para Juan puede ser dudoso y neutral, y para Antonio falso y
malo.
La verdad, la bondad, la justicia,…. depende de cada uno.
Las cosas y los valores “son” como a cada uno se le
“aparecen”.
Todo es relativo, está en relación con el individuo.
RELATIVISMO INDIVIDUALISTA.
Y una de las
características del individuo es su edad.
Mi Alberto, por su edad, no estaba en relación con esos
valores.
.- “El hombre es el único bípedo implume que, además, es
mortal”.
Y, en este caso, “hombre” significa “especie humana”. Es el
“hombre específico”, con particularidades comunes a todos los hombres, aunque
distintas a las que poseen los seres de otra especie distinta.
Estaríamos hablando de “antropomorfismo y antropocentrismo
humano”, es decir, de un
RELATIVISMO ANTRÓPICO.
.- “El hombre griego no amaba a su esposa, sino que la
consideraba como un instrumento que le proporcionaba hijos legítimos”.
En este caso “hombre” significa el ser que vive en sociedad,
integrado en grupos sociales, con una mentalidad diferente según el grupo
social en que nació, creció y se educó.
“Hombre” sería equivalente a “tribu”, a “grupo social”. Y
estaríamos hablando de un
RELATIVISMO SOCIOLÓGICO.
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