Cuando yo era profesor, todos los años, al explicar, a los alumnos de C.O.U. o de 2º de Bachillerato, el marxismo, les mostraba la mejor radiografía que del capitalismo salvaje se puede hacer. La descripción que de él hizo Marx.
Si la esencia del hombre es el trabajo y el obrero tiene que cambiar su trabajo por un salario para no morir de hambre y seguir viviendo, el trabajador era una persona alienada, una persona “ajena”, “otra”.
El trabajo, esencia del hombre, se entregaba al burgués y éste le daba un “valor de uso”. Lo usaba para elaborar productos manufacturados desde unas materias primas previas.
El trabajador, al trabajar, iba dejando su impronta en las cosas. Las cosas, trabajadas, eran exteriorizaciones del trabajador. El obrero se vaciaba en las cosas, dejaba su vida en ellas. Las cosas eran manifestaciones de quien las había hecho.
Pero una vez terminados los productos, el dueño y señor, el burgués (en ese capitalismo salvaje) los usaba, al venderlos, como “valor de cambio”, los cambiaba por dinero para poder seguir….
El trabajo (actividad) como “valor de uso” y lo trabajado (la cosa) como “valor de cambio”.
El trabajador, en el sistema capitalista, era una “cosa” que el burgués “usaba” y “cambiaba”.
Es la “despersonalización” o mejor aún, la “cosificación”.
Doy un salto de perspectiva y compruebo que, a lo largo de la historia, la mujer ha sido una “cosa” en manos del varón.
La mujer (sobre todo la joven), (como “valor de uso”) ha sido “usada” como un objeto que producía placer sexual para su dueño y señor.
La mujer (sobre todo la fértil) , (como “valor de cambio”) ha sido cambiada, vendida y entregada al mejor postor para que legitimara los hijos del varón.
Los proxenetas usan a la mujer como “valor de cambio” al ofrecérsela a los clientes.
La mujer ha sido, a lo largo de la historia, despreciada (sin precio), por lo tanto, nada más nacer, en muchas culturas el nacimiento de una niña era una desgracia y se la podía matar.
La mujer, a lo largo de la historia ha sido alquilada, vendida, comprada, apostada,…
Lo dicho, la mujer como una “cosa”.
(Algún día seguiré reflexionando sobre ello)
Hace un par de años, en la escuela de idiomas, el profesor de inglés nos puso por parejas para que conversáramos y prácticásemos el idioma. Éstábamos entonces estudiando las oraciones condicionales.
ResponderEliminarLa pregunta de mi compañero fue la siguiente:
-Si pudieras elegir nacer en cualquier momento de la historia, ¿Cual elegirías?
A lo que yo respondí:
-Ninguno,soy una mujer. Me quedo en el presente.