Si ya Lamark había lanzado el principio de que, a lo largo de la evolución, “la necesidad crea el órgano”, a nivel social y cultural el principio básico en el que todos (creo yo) estamos de acuerdo es que: “la necesidad engendra conocimiento”.
La diferencia entre enseñanza e investigación es que en aquella ya existen respuestas, soluciones, mientras en ésta aún no las hay y hay que “descubrirlas”.
Pero hay que distinguir dos tipos de necesidades: las naturales y las artificiales. No es igual la necesidad de comer o de beber que la necesidad de comer langostinos de Sanlúcar o de fumar o de esnifar una raya o de tomar Chivas.
Las necesidades artificiales nos las creamos o nos las crean. Las necesidades naturales (como su nombre indica) las tenemos por naturaleza. Pero una vez que somos conscientes de que tenemos una necesidad ésta nos urge a que la satisfagamos.
Es la primera y fundamental tarea tanto del padre con su hijo como la del maestro/profesor con su alumno, la de motivarlo.
Motivarlo es crearle la necesidad, hacerle ver, lo importante que es hacer eso que el padre cree que es lo mejor para él o que la materia que uno va a impartir es tan maravillosa, tan extraordinaria, tan “interesante”, tan…. tan…. que sienta la necesidad de atender, de comprender, de aprender,…
Esto, y no otra cosa, es lo que hace la publicidad, pero también la pedagogía y la didáctica.
Motiva a un niño en la lectura, que descubra el placer de leer, que viaje por mundos imaginarios creados por el hombre… y ¡déjalo sólo¡. Únicamente debes orientarle en el tipo de lectura, en lo que debe leer, no a que lea, él ya está motivado para ello.
He ahí la fundamental tarea tanto de padres como de maestros/profesores.
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