LOS TRABAJADORES.
A.- Trabajadores de “CUELLO BLANCO” son aquellos cuya vida
laboral se desarrolla, básicamente, en una oficina y al mando de uno o varios
ordenadotes enchufados a Internet (ejecutivos, administradores, economistas,
banqueros, directores de grandes empresas
B.- Trabajadores de “CUELLO AZUL” son aquellos a los que se
asocian a empleos fabriles (mecánicos, operarios, reponedores, conductores,..
C.- Trabajadores de “CUELLO ROSA” son aquellos relacionados
con las tareas realizadas por mujeres (peluqueras, administrativas, enfermeras,
asistentes, mujeres de la limpieza,…
4.- EL TRABAJO Y LA FILOSOFÍA.
Filosofar sobre el trabajo
sigue siendo una urgencia al menos desde mediados del siglo XX y, sobre todo,
en el siglo XXI.
¿Hasta qué punto es el
trabajo fuente de la identidad humana?
¿Cómo se relaciona el trabajo
con la persona?
¿Qué ha de significar el
trabajo en la vida de cada persona?
¿Cómo lograr que el hombre se
realice como persona por medio del trabajo?
¿Cómo realizar el trabajo de
modo que la sociedad se vigorice y la vida personal no se degrade?
¿Exageraba Voltaire cuando
afirmaba que el trabajo era la vida del hombre?
Entonces ¿Qué ocurre cuando
llega a su fin la vida laboral? ¿Se acaba la vida humana y ya puede morir el
hombre al no ser necesario para la sociedad, sino una carga?
¿Es que no pertenece a la
vida del hombre el juego, la contemplación, los sueños, el descanso,…?
Son, todos ellos (y muchos
más) problemas filosóficos a los que hay que examinar, buscar y encontrar
respuestas.
Porque, por el trabajo, el
hombre puede desarrollar muchas de las posibilidades físicas y espirituales que
llevan dentro de ellos.
Olvidémonos de que el trabajo
sea la consecuencia del pecado de Adán y aquel “ganarás el pan con el sudor de
tu frente (no con el sudor del de en frente, como piensan y dicen los
malpensados)
Y es que el hombre es
espíritu, pero también cuerpo; es razón, pero también manos.
Si el hombre ha progresado ha
sido gracias a su inteligencia, pero también gracias a sus manos.
Gozos y penalidades se
entremezclan.
Los sueños de transformar el
mundo por el trabajo están llevándonos a romper el equilibrio ecológico, a
poner en peligro la supervivencia del hombre sobre la tierra.
En nombre de la dimensión
objetiva del trabajo, un mayor rendimiento económico, una mayor y mejor
producción,…unos hombres han esclavizado a otros o, al menos, no han respetado
ni respetan su dignidad personal.
Los hombres somos
trabajadores, pero no somos robots.
El trabajo auténticamente
humano tiene un valor ético porque quien lo lleva a cabo es un sujeto
consciente y libre, es decir, un sujeto autónomo que decide por sí mismo.
La relación del trabajo con
la persona repercute enormemente en los problemas sociales que han interesado,
e interesan, no a momentos concretos (aunque también) sino a épocas enteras.
Al hombre no debe
valorársele, en primer lugar, por el tipo de trabajo que realiza sino por cómo
realiza ese trabajo.
Cervantes ya decía que “casa
uno en su oficio puede alabar a Dios”
El valor del trabajo viene
dado porque quien lo ejecuta es una persona, trabajadora, sí, pero sobre todo,
y en primer lugar, persona y tiene relación con
las motivaciones y la perfección con que lo lleva a cabo.
Lo más importante en el
trabajo no es ni el trabajo ni lo trabajado, sino la persona o sujeto que
trabaja.
Podemos ser esclavos dando
clases de matemáticas en una Universidad y ser hombres libres barriendo las
aulas.
Y cuando se juntan el trabajo
y el placer de trabajar, como ocurre en la mayoría de los enseñantes y
educadores (como fue en mi caso,…)
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