Fue David un gran hombre de estado
y, también como poeta, alcanzó un nivel muy alto, siendo autor de setenta
salmos.
Sus remordimientos de
conciencia por el homicidio intencionado de Urías le acompañó hasta la hora de
su muerte, por lo que no pudo llevar a cabo la ambición de su vida: la
construcción de un templo
También sufrió David por que
su hijo primogénito Amnón había ultrajado a su hermanastra Tamar, de la que se
había enamorado y que era madre de Absalón.
Amnón se hizo el enfermo y
llamó, para cuidarle, a su hermanastra Tamar, invitándola a que se acostara con
él, a lo que ella se negó, por ser “hermana”, pero la agarró, la acostó junto a
él y la violó, tras lo cual le ordenó que se levantara y se marchara.
“La odió con gran odio, y fue
mayor el odio con que la odió que el amor con que la amó”
(donde se hacen equivalentes
“amarla” y “deseo sexual de poseerla”)
Cuando David se enteró de
todo esto se irritó pero no quería apenar a su primogénito Amnón, pero Absalón
no sólo dejó de hablarle sino que lo asesinó y huyó, refugiándose en casa de su
abuelo materno.
Cuando, pasado un tiempo,
volvió a Jerusalén y se enteró de que había designado a Salomón como sucesor
organizó una revuelta, pero moriría en la batalla.
Los Dos libros de los Reyes
contienen la historia de Israel y de Judá desde los últimos años del rey David
hasta la conquista de Jerusalén por los babilonios, que es la historia de la
infidelidad continua de la mayoría de los reyes y del pueblo al culto de Yahvé.
El primer libro de los Reyes
comienza: “El rey David era viejo, entrado en años….no entraba en calor…” así
que le buscaron una joven y bella virgen para que se acostara con él y se
calentara. Pero ni la bella Abisag consiguió que el rey “le entrase” y “el rey
no la conoció”
La típica y eterna
superstición de creer que una joven hermosa y ardorosa conseguiría…(algo que,
generalmente, ocurría con el voyerismo senil, como la historia de los dos
ancianos y la casta Susana, espiándola en el jardín y que, como no consiguieron
que se acostase con ellos, se conformaban con “verla”.
“El rey Salomón amó a muchas
mujeres extranjeras - además de la hija del Faraón, su primera mujer- moabitas,
ammonitas, edonitas, sidonitas e hititas, de las naciones que había mandado
Yahvé que no le “entrasen” a ellas porque inclinarían sus corazones en pos de
sus dioses.
Hasta 700 mujeres principales
y 300 concubinas, llegó a tener.
Y el corazón de Salomón se
iría en pos de dioses extranjeros, Astarté (diosa de los sidonios), Moloc (de
los ammonitas)…y levantó templos…
Así empezó la decadencia del
pueblo hebreo, con el cisma político y el cisma religioso bajo Roboán, hijo y sucesos
de Salomón, que se convirtió en el rey de Judá, mientras Joroboán lo era de
Israel, las 10 tribus del norte.
Con Roboán volvieron a haber
prostitutas sagradas y prostitutos sagrados, israelitas, a pesar de las
prohibiciones de Yahvé.
Incluso se habla de “un
perro”, que era “un prostituto sagrado de origen cananeo”.
Después aparece Jezabel,
casada con un rey de Israel, Acab, al que dominaba totalmente, igual que a sus
hijos, durante treinta y cinco años, y que había sido sacerdotisa del templo de
Baal, al que adoraba, en Sidón, reemplazando esta adoración a Baal a la
religión de Yahvé.
Primero caería Israel y luego
Judá.
Jerusalén fue saqueada, su
templo incendiado, así como el palacio y la mayor parte de las casas de
Jerusalén.
El espíritu del helenismo
iría, poco a poco, penetrando en todos los ámbitos de la vida, así como la
expansión del imperio romano.
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