“Pero confiaste en tu
hermosura y te has prostituido, y has prodigado tu prostitución a todo
transeúnte, entregándote a él. Tomaste tus vestidos y te hiciste agujeros altos
coloreados para prostituirte en ellos….has cogido las joyas de oro y plata, que
yo te di…cogiste las telas recamadas… cogiste el pan, el aceite y la miel que
yo te di y…has cogido a tus hijos y a tus hijas y….era poca cosa el haberte
prostituido tú para que, además,...
Has construido un lupanar en
las plazas y en los cruces de los caminos… te has prostituido a los hijos de
Egipto…a los de Asiria…a los de Caldea…porque eres insaciable…
Pero tú no eres una verdadera
prostituta para recoger salario, eres la mujer que comete adulterio y que,
estando bajo su marido, tomas a extranjeros. A todas las prostitutas se les
hacen regalos, pero tú diste regalos a todos tus amantes, tú los asalariaste
para que de todas partes vinieran a ti, para tus prostituciones….has obrado en
tus prostituciones al contrario de todas las mujeres.
Nadie buscaba tu prostitución
y mientras tú ofrecías remuneración de prostitución, nadie te la daba a ti.
Ha ocurrido lo contrario de
las demás”.
“Porque descubriste tus
vergüenzas y mostraste tu desnudez en tus prostituciones a tus amantes y a
todos los ídolos abominables, por la sangre de tus hijos, por ti a ellos
entregados….los reuniré a todos y descubriré desnudez delante de ellos, y verán
tu desnudez…te entregaré en sus manos…te lapidarán y te harán pedazos cos sus
espadas….saciaré en ti mi cólera…y te dirán: “cual la madre, tal la hija. Eres
digna hija de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos, digna hermana
de tus hermanas, que han aborrecido a sus maridos y a sus hijos: vuestra madre
era una hitita y vuestro padre un amorreo”
Son palabras indignas de un
Dios, ese odio a quienes no son sus adoradores.
“Tu hermana mayor es Samaria,
ella que con sus hijas habita a la izquierda y tu hermana menor que con sus
hijas habita a tu derecha es Sodoma…”
Dice Ezequiel: “había dos
mujeres, hijas de una misma madre, se prostituyeron en Egipto en su juventud.
Allí fueron estrujados sus pechos y manoseados sus senos virginales. La mayor
se llamaba Oola (Samaria) y la menor Ooliba (Jerusalén). La primera se enamoró
de los asirios, gente guerrera, vestidos de púrpura, gobernadores y oficiales,
todos ellos jóvenes atrayentes, caballeros que montaban a caballo,….ella les
brindó sus prostituciones….ellos descubrieron su desnudez….
La otra, Ooliba, se entregó a
prostituciones más corrompidas aún….a los Caldeos (Babilonia)…y se enamoró
locamente de ellos, libertinos, cuya sangre es como carne de asno y el flujo de
garañones….volviste a la impureza de tu juventud, cuando los egipcios
acariciaban tu seno y estrujaban tus pechos virginales…y he aquí que yo
suscitaré contra ti y los traeré de todas partes: los hijos de Babilonia y
todos los caldeos….y los hijos de Asiria….vendrán contra ti un ejército y
carros con ruedas, una coalición de pueblos, y te atacarán todo en
derredor…ellos te arrancarán la nariz y las orejas, y lo que quedare de ti
caerá a espada. Se apoderarán de tus hijos y de tus hijas,…te desnudarán…”
Samaria era la capital de
Israel, de las 10 tribus del norte. Los judíos de Judá, sobre todo sus
sacerdotes, odiaban a Samaria por sus ídolos.
El nombre de samaritano, que
aparece solamente una vez en el Antiguo Testamento, significaba: habitante del
reino de Israel, también llamado Samaria, por su capital.
En el Nuevo Testamento
“samaritano” quiere decir “habitante del distrito de Samaria, entre Galilea y
Judá, distrito que, en ese período, formaba parte del extranjero.
Los otros libros proféticos
no aportan nuevos aspectos respecto al tema que nos ocupa, salvo en el libro de
Malaquías (“mi mensajero”) que se enfrenta, como tantos otros profetas de este
período, a los matrimonios mixtos, que muy a menudo se concertaban tras un
divorcio de una mujer judía y que, a menudo, llevaban al hombre a la adoración
de otro dios.
FIN
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