EL CINTURÓN DE CASTIDAD.
La imagen del caballero
medieval que parte a las cruzadas y deja atrás a su damisela protegida por un
cinturón de castidad es, casi seguro, sólo una mentira histórica y un mito
surgido en el siglo XVIII para ejemplificar el oscurantismo de esa época.
No hay mejor táctica para
arremeter y denigrar a una época pasada como que una época posterior magnifique
sus prejuicios.
En la exposición celebrada en
Budapest, sólo para mayores de 16 años, se expusieron veinte ejemplos de estos cinturones
y otros materiales para explicar cómo nació este mito durante la Ilustración y cómo
evolucionaron luego estos objetos.
Los visitantes se encontraron
con unos brutales objetos de metal con candados y orificios protegidos por
dientes de metal ante los que la primera pregunta que surge es como podían
sobrevivir a ellos sus supuestas usuarias.
"El mito del cinturón de
castidad surgió durante la
Ilustración (como el “derecho de pernada”) para señalarse
como una manifestación más de la oscura Edad Media".
Una
leyenda falsa que no tenía techo y no hacía más que crecer.
De hecho, hasta una época tan
reciente como la década de 1990 se consideraba aún, como un hecho, que en la Edad Media y durante
las distintas cruzadas se obligaba a la mujeres a usar esos aparatos para
asegurar su fidelidad durante la ausencia de los esposos.
Estaba en juego la
legitimidad de los hijos y la herencia del señor.
No sólo en la cultura
popular, sino que también artículos científicos y los propios museos
alimentaron un mito que choca contra el sentido común.
Sólo con observarlos queda
claro que el uso de estos objetos causaría heridas, incluso mortales, por el
contacto con el metal y que son incompatibles con la higiene personal, por lo
que causarían infecciones.
Aparte de que los candados
que los cierran pueden abrirse fácilmente, anulando su supuesta misión
protectora.
A partir del 1.990 el interés
de la ciencia se centró en determinar la época de fabricación de estos objetos,
"algo que con un simple análisis de material se puede averiguar" y
resultó que todos estos objetos eran falsificaciones del siglo XIX".
El mito del cinturón de
castidad tiene también su origen en los textos de la Roma clásica que hablan de
cintas, cinturones y cuerdas de castidad, o de Venus, que, según los
investigadores actuales, no son más que símbolos y no descripciones de objetos
reales.
"Son símbolos de la
virginidad o castidad" y "si alguien se ponía el cinturón de castidad
significaba que esa persona era inocente".
Un cinturón simbólico, pues,
algo muy distinto a ver a tantos ateos con una cruz colgada al cuello, símbolo
“desimbolizado” (palabro mío) y convertido en adorno, joya, poder,….o como el
vestido blanco de la novia, símbolo de “pureza y virginidad” cuando se ha
estado conviviendo, incluso tenido hijos…
La conclusión es que en la
literatura medieval, incluso en autores de textos eróticos como Boccaccio o
Rabelais, el cinturón de castidad aparece muy pocas veces y siempre con un
claro sentido simbólico.
Pero lo que era un mito se convirtió
en realidad siglos más tarde, cuando a finales del XIX la masturbación era
vista como un pecado ante el que el cinturón era un remedio.
Hay constancia de que hasta
los primeros años del siglo XX se presentaron varias patentes de diferentes
cinturones de castidad, cuya misión era evitar que los jóvenes se masturbaran.
Estos cinturones
"modernos", en los que el cuero sustituye al metal, también servían o
pretendían servir para proteger a las mujeres de violaciones, en un momento en
el que iban incorporándose a espacios que habían sido hasta entonces exclusivos
de los varones, como las fábricas.
Un mito más que, a base
repetirlo, lo convertimos en verdad de una época que no nos gusta.
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