¿Cuántas veces habré escrito
sobre este tema? Pero hoy voy a desviarme, al menos un poco.
Igual que hay fanáticos/fanáticas
nacionalistos/as hay ultros/ultras sexistos/sexistas.
Se ha puesto de moda la no
discriminación lingüística de los sexos.
Los minerales no tienen sexo.
Aluminio y Antracita no tienen sexo; el manzano y la higuera tampoco tienen
sexo. Ni los minerales ni los vegetales lo tienen. Pero si tienen sexo el perro
(perro (macho) y perra (hembra)) y el hombre (Pepe (varón) y Pepa (mujer)). Los
animales (irracionales y racionales) sí lo tienen, son “seres sexuados”.
Pero hoy quería reflexionar sobre
el “lenguaje”.
Hay ultras del “lenguaje no
sexista” que están desbaratando el
lenguaje y convirtiéndolo en una pesadez en vez de en un medio normal y ágil de
comunicación.
Estoy harto de escuchar, a
diario, “los andaluces y las andaluzas”, “los malagueños y las malagueñas”,
“los profesores y las profesoras”, “los niños y las niñas”,….
¿Puede el lenguaje ser
“discriminatorio”?, ¿puede haber un “sexismo verbal”?. ¿O toda esa manía es fruto
de la incultura?
¿Que hay “discriminación
sexista”?. Por supuesto que sí. Mucha y variada.
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En la violencia de sexo es muy superior la violencia del varón sobre la mujer
que la contraria.
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Existe “discriminación económica” (diferencias salariales).
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Existe “discriminación laboral” (cargos directivos).
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Existe “discriminación en el trato personal”. El trato “paternalista”, (“¡qué
vamos a hacerle, es una mujer!”, “debe tener la regla”,…)
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Existe “discriminación en el reparto de las tareas domésticas” (“yo ayudo”).
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Existe “discriminación en la publicidad” (el cuerpo de la mujer como objeto de
deseo).
Los que estamos acostumbrados a
leer mucho, cuando te encuentras con una cita bibliográfica, si sólo expresa la
inicial del nombre y luego el apellido, no sabemos si esa inicial es de “Isaac”
o de “Isabel” y, por defecto, suele uno
estar tentado a interpretarla como un varón (Isaac), y eso es una
discriminación.
He discutido mucho con compañeras
y amigas del tema de “las cuotas”, sobre todo en política.
Suelo poner el ejemplo de cuando
corregía exámenes de selectividad, de los que no sabías si era de un o de una
adolescente, y lo calificabas de manera neutral, teniendo en cuenta sólo el contenido,
la expresión bien construida, la claridad de ideas, el dominio del tema,….
Siempre he considerado “ofensivo
para las mujeres” que aceptaran el sistema de cuotas, como si, sin ellas, no
pudieran estar en los puestos adecuados. Por lo tanto me oponía y me opongo a
la “discriminación positiva” porque soy partidario y defensor de la no
discriminación por sexo. Yo abogo por la “meritocracia”.
Es verdad que tanto el
pensamiento como el lenguaje han sido y, por desgracia, en grandes dosis, siguen
siendo androcéntricos y es éste el que hay que cambiar.
Si afirmo que “todo hombre es
mortal”, en ese “todo” y en ese “hombre”, a pesar de ser “masculinos”, están
incluidos tantos los varones como las mujeres.
Si afirmo que “todas las personas
son….” En ese “todas” y en ese “personas”, a pesar de ser “femeninos” yo me
considero incluido, y no siento discriminación alguna.
Cuando se afirma que “los
profesores universitarios…. o los becarios universitarios….”, ¿se sienten
discriminadas las mujeres, profesoras o becarias?, ¿o es sólo propio de los
“ultras, ignorantes, que dicen usar del lenguaje no sexista”?
¿Sería preferible decir “la
ciudadanía” en vez de “todos los ciudadanos”?.
Si le pregunto a una mujer si es
Señora o Señorita ¿puede sentirse/se siente/es un comportamiento verbal
discriminatorio?
¿Sería conveniente decir
“personas en paro” en lugar de “parados”? ¿O es cogérsela con papel de fumar?
O sea, el “uso genérico” del
masculino (desconocido por los ultras del lenguaje no sexista), connotando a
los dos sexos, ¿es discriminatorio?
Si “una estudiante” no se siente
discriminada cuando oye o lee “los
estudiantes”, ¿puede decirse de ella que no está concienciada de estar
discriminada?
¿Y cuando vemos u oímos “Colegio
de Abogados, de Licenciados, de Arquitectos,… es discriminatorio para las Abogadas,
Licenciadas,…?
Las expresiones nominales,
construidas “en masculino” ¿son/pueden ser/deben ser consideradas
discriminatorias para el otro sexo o sólo para esos ultras del denominado
“lenguaje no sexista”?
¿Sería necesario (o conveniente)
el desdoble léxico “os-as” o sería, más bien, un engorro para la comunicación
normal entre las personas?
Si yo afirmo: “ayer estuvimos
comiendo en casa de mis padres” ¿se sentirá discriminada mi madre?
O si digo: “todas las tardes, a
las 17 horas, voy a recoger a mis hijos al colegio” ¿se sentirán discriminadas
mis hijas, por no hacerlas visibles en el lenguaje?
Porque decir “jóvenas”, como
nuestra insigne parlamentaria andaluza…
Hoy, que por desgracia con la
crisis, están tan en boca de todos “los funcionarios, los jubilados, los
parados,….” ¿se sentirán discriminadas las funcionarias,….?.
¿Y escribir @ (signo no
lingüístico) como integrante de “-os” y “-as”, en las terminaciones
substantivas o adjetivas?
(En mi Web ya he reflexionado
sobre ello, en la entrada “@”.
¿Sería preferible no usar el
artículo “los”, para referirse a ambos sexos, y usar expresiones como “jóvenes
y jubilados” en vez de “los jóvenes y los jubilados”?
¿O todo es fruto de la ignorancia del “uso genérico del masculino”?
¿O todo es fruto de la ignorancia del “uso genérico del masculino”?
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