miércoles, 14 de enero de 2015

SEXO, SEXUALIDAD, GÉNERO.


                                    
         El SEXO se tiene, la SEXUALIDAD se aprende, el GÉNERO te lo van inculcando, poco a poco, a diario.

         ¿Violencia de Género o violencia de Sexo?.

         Solemos decir que somos “seres sexuales” y no es verdad. Somos “seres  sexuados”. Nacemos, ya, instalados en uno u otro sexo.

         Los animales nacen o “machos” o “hembras”. Los hombres nacemos o “varones” o “mujeres”, unos capaces de engendrar, las otras capaces de quedar preñadas.

         El Sexo es algo biológico. Nacemos así, con órganos sexuales, tanto externos como internos, distintos. Unos producirán “espermatozoides”, las otras producirán “óvulos”.

         Se quiera o no se quiera cada uno tiene sus particularidades. Biológicamente no somos “iguales”, sino “diferentes”, “distintos”

         Y yo, ahora, debería escribir de la

         A.- ESTRUCTURA ORGÁNICA.

         1.- SEXO GENÉTICO y escribir de células y de los 23 pares de cromosomas de todo individuo, mitad procedentes de la madre y mitad del padre. Y de genes. Y de XX y XY ( 22 cromosomas más el sexual, XX o XY).

         2.- SEXO GONÁDICO (Caracteres  Sexuales Primarios) y escribir sobre gónadas externas y testículos, productores de espermatozoides y de gónadas internas u ovarios, productores de óvulos.
         Lo normal es que Sexo Gonádico y Sexo Genético o Cromosómico coincidan, pero, alguna vez, sobre todo en los varones, puede estar enmascarado. Es la “criptorquidia (o testículos escondidos). ¡Imagínense el perjuicio para esa persona que, hasta ese momento, había sido considerada y educada como mujer¡.

         3.- SEXO HORMONAL (Caracteres Sexuales Secundarios). Las Glándulas Sexuales, testículos y ovarios, además de funcionar como glándulas de secreción externa, produciendo espermatozoides y óvulos, también actúan como glándulas de secreción interna, produciendo hormonas sexuales. Mientras los ovarios producen estrógenos, los testículos producen la testosterona. Estrógenos y andrógenos son los responsables de la estimulación y desarrollo de los Caracteres Sexuales Secundarios, que aparecerán en la pubertad:
         a.- En la mujer: pelvis más ancha, aumento del tejido adiposo en las caderas, comienzo de la menstruación, desarrollo de los senos, nacimiento del vello en las axilas y en el pubis.
         b.- En el varón: aumento del tamaño de la laringe (la nuez de Adán), con el alargamiento de las cuerdas vocales y, en consecuencia, el tono de voz haciéndose más grave, el comienzo de las eyaculaciones, mayor robustez de los músculos, nacimiento del vello en axilas, pubis y barba.

         El desarrollo biológico general está condicionado por el desarrollo sexual, ya que la sexualidad no es un fenómeno estático, sino que tiene carácter evolutivo. Precisamente, alrededor del sexo giran aspectos tan importantes como la adolescencia, la paternidad, la madurez, la senectud.

         El desarrollo sexual orgánico empieza en el mismo instante de la concepción, con la diferenciación del sexo genético; entre el tercer y quinto mes ya aparecen en el feto la diferenciación de los órganos sexuales externos, y, a partir del sexto o séptimo mes, ya puede saberse el sexo del individuo.

         Después del nacimiento, el desarrollo sexual orgánico atraviesa un período de latencia, que acaba con la pubertad, que comienza entre los 11 y 14 años, antes en las mujeres que en los varones. Se desarrollan los órganos genitales y aparecen los Caracteres Sexuales Secundarios. Al término de la pubertad el individuo ha alcanzado la madurez sexual y ya tiene la capacidad de procrear.
         El comienzo de la pubertad y el alcance de la madurez es variable y depende tanto del sujeto concreto como de la raza, el clima y las condiciones socioeconómicas.
         Después de esta crisis puberal no hay, en la edad adulta, ningún cambio biológico importante hasta el climaterio, entre los 45 y 50 años, cuando la mujer deja de producir óvulos (menopausia) perdiendo su capacidad procreativa y en el varón va disminuyendo, progresivamente, su potencia sexual.

         No obstante esta decadencia(¿) orgánica, en estas edades, los aspectos psicológicos priman sobre los biológicos

         B.- ESTRUCTURA PSÍQUICA.

         Mientras en los animales la conducta sexual está determinada por los factores hormonales, que regulan hasta los períodos de celo, en los hombres la sexualidad trasciende el nivel meramente biológico y se eleva hasta lo psíquico, hasta tal punto que los factores hormonales llegan a convertirse en algo secundario ante los factores sociales, educacionales, ambientales, …
         En la sexualidad, pues, la psicología desplaza a la biología, y el “sexo” se convierte en algo más, en “eros”, en deseo.

         La aparición de la capacidad reproductiva y la madurez sexual provoca una reestructuración del psiquismo, porque los nuevos impulsos deben ser integrados en el “yo”, pero de acuerdo con ciertas pautas sociales.
         La maduración orgánica, pues, lleva consigo una maduración psicológica, de lo contrario, un desfase entre ellas, es una fuente de múltiples conflictos.

         El estudio de la estructura psíquica es fundamental para comprender el fenómeno de la sexualidad con todas sus consecuencias de orden social, moral y ético.

         El varón no es el semental  al que se le lleva la hembra para que la preñe. La SEXUALIDAD es mucho más y distinta al SEXO.

         Si exceptuamos actividades como la maternidad, la paternidad y la lactancia, la mayoría de las funciones que la sociedad asigna a cada sexo se fundamentan en principios y normas sociales, que pueden variar de una época a otra, de una región a otra. ¿Es el fútbol un deporte sólo masculino?. ¿Es la “rayuela” un juego sólo femenino?. Los juegos electrónicos actuales ¿manifiestan una tendencia sexual o son bisexuales?.

         Así como el Sexo Biológico diferencia entre “macho” y “hembra”, el Sexo Psíquico es el que diferencia entre lo “masculino” y lo “femenino”.

         La correlación macho/masculino y hembra/femenino no es algo con lo que se nace, sino que es algo que se adquiere en relación con un medio familiar y social, coherentemente con ciertas normas.
         El niño y la niña se convierten en varón y mujer psicológicos mediante un proceso de socialización; a este proceso se le llama “asignación de sexo”.
         Los papeles masculino y femenino no son universales, sino culturales, depende de la sociedad en que se viva y no coinciden ni tienen que coincidir, necesariamente, con lo que ocurre en nuestra cultura occidental.
         Los papeles asignados a los sexos (el sexo psíquico) están cambiando a velocidad de vértigo en nuestras sociedades occidentales.

         El desarrollo psico-sexual puede ser descrito por una serie de estadios o partes que se distinguen de la anterior y de la posterior. Un estadio va sucediendo al otro; cada uno descansa en el anterior y lo presupone, siendo él, a la vez, base para el siguiente.
         En la personalidad normal estos estadios son progresivos. Pero pueden experimentar Detenciones-estancamientos o Regresiones a fases anteriores a las que por su edad cronológica y maduración psíquica le corresponderían, las cuales  son fuentes de conflictos y problemas psicológicos.

         Este desarrollo psico-sexual es el conocido por todos, el que propuso Freud al proponer su teoría psicoanalítica.
         Según Freud el motor de la conducta es el impulso sexual o libido, que es canalizada, más tarde, según patrones sociales preestablecidos. Es decir, que lo que en un principio es simple instinto sexual y agresivo puede convertirse, por sublimación o negación o por cualquier otro mecanismo de defensa, en actos creativos, altruistas,…

         Estos instintos tienden a concentrarse en determinadas regiones del cuerpo, llamadas zonas erógenas (boca, ano, pene), que van cambiando a medida que se desarrolla el individuo.
         Hablamos de las CINCO fases: 1.- Fase ORAL (de 0 a 1 año). 2.- Fase ANAL (de 1 a 2-3 años). 3.- Fase FÁLICA (de 4 a 5-6 años) (Complejo de Edipo; querer desempeñar el papel del padre). 4.- Fase de LATENCIA (de 6 años hasta el comienzo de la pubertad) (superación del Complejo de Edipo e identificación con el padre del mismo sexo). 5.- Fase GENITAL (desde la pubertad hasta la adolescencia) (búsqueda del placer ya no en sí mismo (sólo masturbación) sino en relaciones de tipo sexual con otra persona).

         Marañón distingue cuatro etapas, hasta llegara la definitiva: 1.- Indiferenciación. 2.- Poligamia absoluta (poliginia/poliandría). 3.- Poligamia restringida (poliginia/poliandría). 4.- Monogamia.
         ¿Son válidas universalmente o sólo en sociedades de tipo occidental?.

         C.- ESTRUCTURA MORAL Y SOCIAL

         La sexualidad ya no se entiende como una “trampa de la naturaleza” para conservar la especie humana. También tiene una finalidad de autorrealización de la persona, en su doble vertiente de Intimidad y de Apertura.
         Cuando hablamos de moral y de morales estamos hablando de hechos, de conductas reales, de lo que se hace.
         El análisis sociológico cuenta, narra, lo que “es”, sea pornografía, violaciones, malos tratos,…. Esa es la moral, (mos-moris, en latín, significa “costumbre”, “manera habitual de obrar”, “comportamientos”, “hechos”).
         Otra cosa muy distinta es la Ética, que trata de “lo que debe hacerse”, de “cómo se debe obrar”.
         Cometeríamos la típica “falacia naturalista” si del “es” concluimos el “debe”. El primero se encuentra en el nivel de los hechos; el segundo se encuentra en el nivel de los derechos y de los deberes.
         La tarea ética es la de cambiar las morales hacia una excelencia de las mismas.

         Si la sexualidad fue, durante casi toda la historia occidental (sobre todo durante los últimos dos mil años) un tema “tabú”, actualmente es uno de los principales temas (no el único, ni siquiera el más importante) de la reflexión ética.
         Cuando hoy hablamos tanto de la “crisis de valores”, es verdad. Pero durante muchos años fue considerada como normal, por ejemplo, la esclavitud. Entró en “crisis” y, gracias a esa y otras crisis, la esclavitud desapareció y los valores fueron purificándose unos y surgiendo otros. Lo normal son las “crisis”, cuando se cuestionan los principios morales en que se sustenta una sociedad. Los principios morales no son eternos. Siempre vienen con una fecha de caducidad.
         La mujer como “descanso del guerrero”, como “objeto sexual”, como “complemento del varón”, como “un ser inferior”, “inmadura”, “perversa”, “mala y maléfica”… fueron principios morales durante muchos siglos.

         Existe una Ética Sexual que reflexiona sobre lo que Debe hacerse y Prohibirse en el comportamiento sexual. No todo puede estar permitido. Es preferible actuar racionalmente que hacerlo irracionalmente. Precisamente ésta es la función de la Ética sexual: juzgar las conductas sexuales de acuerdo con principios normativos racionales.

         Que la moral sexual ha cambiado y está cambiando, a pasos agigantados, no hay más que contemplar el comportamiento social general. De ahí la necesidad de una Ética sexual, que reflexione sobre la moral/las morales sexuales.

         Si la sexualidad, en sus primeros tiempos, era como la del animal, encaminada a la conservación de la especie, poco a poco fueron añadiéndose otras funciones que ya no afectan a la especie, sino al individuo, a la persona individual y a la pareja. Es la función de la comunicación.

         Podríamos hacer una descripción pormenorizada del comportamiento sexual en la escala animal y ver cómo se desarrolla la relación intersexual en el proceso de conservación de la especie.
         Iríamos desde los protozoos, que ocupan el último lugar en la escala filogenética, y muchos metazoos ínfimos, que se reproducen asexuadamente, por partición, hasta los animales sexuados, pero hermafroditas, que no necesitan aparearse con otros de la misma especie para la reproducción.
         Iríamos desde los peces, ya diferenciados sexualmente, pero que no practican el apareamiento. El macho descarga espermatozoides que, a través del medio acuoso, llegan hasta los huevos depositados por la hembra, y los fecundan; hasta animales que se aparean una vez en su vida (como el zángano con la abeja reina).
         Iríamos desde los mamíferos que tienen épocas de actividad sexual (celo), que coincide con el período fecundo de la hembra; hasta los primates, en los que ya se dan atisbos de atracción sexual e influencias del medio ambiente y del aprendizaje.

         Así llegaríamos al hombre, en el que su actividad sexual no se restringe a determinados períodos de tiempo regulados por hormonas, sino que responden a otros estímulos de tipo social, ambiental, de aprendizaje, en los que ya entran en juego tanto la inteligencia (saberlo) como la voluntad (quererlo).

         En el hombre el SEXO se convierte en SEXUALIDAD, donde ya pueden distinguirse, perfectamente, la dimensión procreativa  y la dimensión de realización personal.
         El hombre es el único animal que trasciende la mera dimensión procreativa de la sexualidad. De ahí que la sexualidad humana sea más que mera genitalidad, puesto que no está ubicada en determinados órganos, sino que forma parte de la vida afectiva y comunicativa del individuo.
         “El orgasmo sexual humano está ubicado en todo el organismo”

         Con la Sexualidad el hombre no se limita a “cumplir” con su especie (para eso basta y sobra con el Sexo), por eso, al entrar en juego la inteligencia y la voluntad, adquiere una responsabilidad frente al propio “yo”, frente al “tú” y frente a la sociedad.

         Es decir, y resumiendo, los Actos Sexuales del hombre son actos Morales, por eso se puede reflexionar Éticamente sobre ellos.

         En la Sexualidad se manifiestan las dos vertientes de toda actividad humana:
         1.- La Intimidad, para la construcción del propio “yo”
         2.- La Apertura al “otro”.

         ¿Resultado?. La relación como suma de dos intimidades. La Intercomunicación.

         La Sexualidad como apertura es un auténtico diálogo entre personas, del mismo o distinto sexo. Precisamente, por ser diálogo, deben cumplirse ciertos requisitos:
         1.- Mutuo respeto e Igualdad. No puede/no debe haber subordinación de una persona a la otra, en una relación sexual.
         2.- Reciprocidad. No se puede/no se debe buscar exclusivamente el propio placer, desaparecería el diálogo, convertido en simple monólogo.
         Entrega, pues, y recepción recíproca.
         3.- Aceptación. Aceptar al otro como es, no como uno quiere que sea, no obligándolo a ser distinto a como es.

         Podríamos resumirlo como “tratar al otro como persona, sin cosificarlo en provecho propio”.

         Y, a la luz de ese principio, debemos calificar como “inmorales” ciertas conductas sexuales como: La Prostitución, la Violación, la Pedofilia, el Sadismo,… y cualquiera otra conducta que no respete la dignidad y el valor de la persona.

         Si llamamos (voy a inventarme un nombre) “sexuidad” al hecho de nacer ya “sexuados”, instalados en un sexo, llamaremos “sexualidad” a cómo vivimos, cómo desarrollamos, cómo hacemos funcionar, cómo administramos, cómo practicamos o ponemos en práctica nuestro “sexo”.
         Varones y mujeres, mujeres y varones, biológicamente no somos iguales sino distintos, diferentes, cada uno con sus particularidades.

         El “género”, en cambio, no es biológico, sino social, cultural.

         Tomando como referencia nuestro cuerpo, nuestro sexo, (macho-varón, hembra-mujer), la sociedad ha establecido (podían haber sido otros) funciones y roles distintos para ambos sexos.

         Nada más nacer, si es niño o niña, empezamos a darle un trato diferenciado por los que los rodean, empezando por la cuna, el chupete  y las primeras ropitas (azul o rosa), y no los confundamos porque si no…. la gente va a decir…. (Como si el color “rosita” influyera en la feminización del niño (no vaya a ser un “mariquita”) o el “azul” en la varonización de la niña (no nos salga una “machota o machunga”).

         Según sea niño o niña, desde pequeñitos, se le van a ir inculcando valores y creencias distintas (la verdad sea dicha, hoy, cada vez, son más iguales), que le servirán de guías o metas a conseguir. Es difícil que una niña quiera ser un “Raúl”. Los modelos están ahí.

         Se nos educa para comportarnos de cierta manera, según la diferencia sexual, sin tener en cuenta las capacidades reales de los niños, (nos parece mal, pero no tanto, que el niño sea un “brutote”, pero ¿Qué lo sea la niña…?.
         Destreza física, liderazgo, fuerza, actividad…..por un lado, mientras por el otro, dulzura, pasividad, aguante, comprensión…

         “Género”, pues, es “el conjunto de ideas sobre la diferencia sexual, que atribuye características masculinas o femeninas a cada sexo, a sus actividades, a las conductas a desarrollar en la vida”. Podían haberse dado otras características, pero las que se han dado, las que están ahí, son las que la sociedad espera de los individuos. Son las normas sociales. No cumplirlas lleva aparejada la sanción social.

         El “sexo” es algo natural, de la naturaleza.
         El “género” es algo social, cultural.

         El mismo “sexo”, en sociedades y culturas distintas, tiene asignadas características distintas.

         El “sexo” está determinado por las características genéticas, hormonales, fisiológicas, funcionales, que diferencian, biológicamente, a los varones de las mujeres.
         El “género”, en cambio, es el conjunto de características sociales y culturales asignadas a las personas en función de su sexo.

         Las normas y valores de una sociedad se transmiten a través de la cultura, mediante la socialización y el aprendizaje, en la familia, en la escuela, la iglesia, el estado, los medios de comunicación…
         “Formas de pensar y de actuar” (sociales-género) atribuidas a los “sexos”(algo natural y biológico).

         ¿Qué pasaba hace algunos años si un varón planchaba, compraba, cocinaba, iba al médico con sus niños…?. No estaba bien visto. Estaba como desarrollando papeles, roles, femeninos, no propios de su sexo. ¿Se afeminaba por eso?. No. Pero…. la sociedad….
         ¿Qué pasaba si una mujer era minera, camionera, abogada, dirigente sindical, ….?. No estaba bien visto. Estaba como desarrollando papeles, roles, masculinos, no propios de su sexo.¿Se masculinizaba por eso?. No. Pero… la sociedad…

         Hoy, como sabemos y vemos, todo está cambiando. Los papeles asignados a los sexos es muy distinto a como lo era antes. Es tan normal, hoy día, ver a una mujer ministra o conductora de autobuses de la E.M.T.  O directora de una oficina de Unicaja, o barrendera, como ver a un varón trabajando como enfermero o matrón o haciendo la compra y cocinando o bañando y vistiendo a sus niños. ¿Qué pasa?. Nada. (Pero mi abuela lo llevaba muy mal. Lo veía fatal. Normal ¿o no?). ¿Por qué?. Porque están “pisando terreno ajeno” (o “meando fuera del tiesto”) –decía ella. ¡Qué mal veía que yo pusiera los manteles o recogiera los platos¡ ¿Por qué?

         Estaban ya asignados los papeles sociales a niños y a niñas.

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