El contexto condiciona, pero
posibilita. Se vive dentro de un ambiente como se piensa desde un contexto de
verdad y la “verdad contextualizada” no es la “verdad divina, eterna, perfecta,
pura,…”.
El filósofo no es una
excepción, está respirando el aire cultural que sopla a su alrededor y lo
envuelve. Si no lo respira se muere y si lo respira se contagia de la mayor o
menor impureza del mismo. No tiene escapatoria.
El filósofo no es un pensador
en una burbuja virgen sino el que piensa, como cualquier hombre, en esa
atmósfera contaminada, común, y afectada por el tiempo y por el espacio.
Ni nace ni vive virgen. Viene
pertrechado con los mismos esquemas mentales y la misma herencia cultural que
los demás hombres y, desde su infancia es alimentado con la misma papilla
cultural que todos los demás.
Pero es consciente de que
tendrá que ir desnudándose, depurándose, descontaminándose, porque sabe que sus
pensamientos paridos en esas circunstancias estarán tintados por el contexto
mismo que lo limita pero que lo posibilita.
Es/tiene que ser un quijote
voluntario que, sin tener que socorrer viudas, debe enderezar entuertos,
comenzando por el suyo.
Pero está condenado a ser/es
“pasión inútil sartreana”, siempre intentando desnudarse, sabiendo que no se
puede estar, vivir, ni pensar desnudo.
Siempre habrá un contexto que
lo envuelva, siempre llevará un ropaje que tape y disimule sus carencias.
La pretensión de
descontextualizar ya es un contexto
Si la virginidad nunca ha
sido superior a la maternidad (a pesar de que la Iglesia lo haya mantenido
históricamente y, así, lo siga haciendo) ¿por qué el pensamiento mestizo,
contextualizado, va a ser de inferior calidad que el pensamiento
pretendidamente libre de gérmenes? ¿Es éste posible? ¿Sería humano?
El filósofo, como persona
normal, pero consciente de su esclavitud de la sociedad ambiental y de su
propia afectividad, no lo hace menos Dios, sino más hombre.
No hay persona más sabia que
el que sabe que no lo es y que, nunca, podrá serlo.
Estamos condenados, desde que
nacemos, a respirar el aire que nos rodea, como estamos condenados, desde que
nacemos, a pensar en el contexto socio-cultural que, en suerte o en desgracia,
nos ha tocado.
Descontextualiza a un
pensador y sus pensamientos y estás maltratando la verdad, que siempre es
histórica.
Juzga a Cervantes, a
Descartes, a Newton, a…. con los esquemas mentales y culturales del siglo XXI y
estarás condenado y condenando a tus seguidores a no entender nada.
El contexto condiciona, pero
posibilita. Se vive dentro de un ambiente como se piensa desde un contexto de
verdad y la “verdad contextualizada” no es la “verdad divina, eterna, perfecta,
pura,…”.
El filósofo no es una
excepción, está respirando el aire cultural que sopla a su alrededor y lo
envuelve. Si no lo respira se muere y si lo respira se contagia de la mayor o
menor impureza del mismo. No tiene escapatoria.
El filósofo no es un pensador
en una burbuja virgen sino el que piensa, como cualquier hombre, en esa
atmósfera contaminada, común, y afectada por el tiempo y por el espacio.
Ni nace ni vive virgen. Viene
pertrechado con los mismos esquemas mentales y la misma herencia cultural que
los demás hombres y, desde su infancia es alimentado con la misma papilla
cultural que todos los demás.
Pero es consciente de que
tendrá que ir desnudándose, depurándose, descontaminándose, porque sabe que sus
pensamientos paridos en esas circunstancias estarán tintados por el contexto
mismo que lo limita pero que lo posibilita.
Es/tiene que ser un quijote
voluntario que, sin tener que socorrer viudas, debe enderezar entuertos,
comenzando por el suyo.
Pero está condenado a ser/es
“pasión inútil sartreana”, siempre intentando desnudarse, sabiendo que no se
puede estar, vivir, ni pensar desnudo.
Siempre habrá un contexto que
lo envuelva, siempre llevará un ropaje que tape y disimule sus carencias.
La pretensión de
descontextualizar ya es un contexto
Si la virginidad nunca ha
sido superior a la maternidad (a pesar de que la Iglesia lo haya mantenido
históricamente y, así, lo siga haciendo) ¿por qué el pensamiento mestizo,
contextualizado, va a ser de inferior calidad que el pensamiento
pretendidamente libre de gérmenes? ¿Es éste posible? ¿Sería humano?
El filósofo, como persona
normal, pero consciente de su esclavitud de la sociedad ambiental y de su
propia afectividad, no lo hace menos Dios, sino más hombre.
No hay persona más sabia que
el que sabe que no lo es y que, nunca, podrá serlo.
Estamos condenados, desde que
nacemos, a respirar el aire que nos rodea, como estamos condenados, desde que
nacemos, a pensar en el contexto socio-cultural que, en suerte o en desgracia,
nos ha tocado.
Descontextualiza a un
pensador y sus pensamientos y estás maltratando la verdad, que siempre es
histórica.
Juzga a Cervantes, a
Descartes, a Newton, a…. con los esquemas mentales y culturales del siglo XXI y
estarás condenado y condenando a tus seguidores a no entender nada.
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