Si la historia ha sido/es considerada como una lucha de
buenos (que somos nosotros) contra los malos (que son, siempre, ellos),
igualmente las religiones.
Los dioses, luchando por imponer el bien, y los demonios,
luchando por imponer el mal, aunque, al final de los tiempos, ganará el bien y
todos contentos y felices.
Pero el término “demonio”, proviene del griego “daimon”, que
significa “don”.
Sócrates solía decir: “me ha dicho mi demonio que….”, que
puede interpretarse como una intuición, un “don” que tengo, un “genio”, algo
que tengo aquí dentro y que me dice que… nada que ver con el concepto de
“demonio” que pasaría al cristianismo.
El “daimon o demonio” es un don que alguien tiene para algo
pero, moralmente, ni bueno ni malo, sino neutro, y que podrá ser benévolo o
malévolo.
Pero como dios-dios es la representación del máximo Bien, el
demonio, como contrapunto, será la representación del máximo mal.
Cuando un pueblo invadía y conquistaba a otro, por lo
general los dioses del invasor/vencedor seguían siendo dioses, los buenos y
benévolos, mientras los del perdedor y vencido pasaban a ser ídolos y/o
demonios, malévolos.
Baal, el dios benévolo de los cananeos, cuando el pueblo de
Israel invadió y conquistó Canaán, pasó a ser un ídolo o falso dios, en
contraposición a Yahvé.
Todos hemos estudiado el dualismo de la religión persa entre
Ormuz (dios o principio del Bien) y Arimán (dios o principio del mal),
considerando la historia como una lucha entre ambos dioses.
Cuando ocurría alguna desgracia, general o particular, era
interpretada como un castigo, como si el dios bueno hubiera permitido que el
demonio hiciera de las suyas.
“¿Quién pecó, éste o su padre?” – le preguntaron a Jesús
ante la presencia del un tullido.
Algo habrá hecho, él, su padre, su abuelo, su
bisabuelo,….hasta la cuarta generación puede verse afectada por el pecado
cometido por uno.
Incluso enfermedades raras (por desconocidas) como podía ser
la locura o la epilepsia, era considerada como la posesión demoníaca de una
persona, “poseso/a”.
Satán le disputa al Creador el dominio y señorío de la
tierra y de los hombres, como en igualdad de condiciones, y el que pecara,
desobedeciendo a Dios, era cómplice del mal que le ocurriese a la tierra y a
los hombres.
El dualismo divino persa de Ormuz y Arimán pasaría al
Maniqueísmo, fundado por Mani en el siglo III d. C. con los dos principios de
Dios y la Materia.
El dios de la luz y el de las tinieblas.
El dios de la verdad y el del error.
El propio San Agustín pasó por el maniqueísmo hasta que dio
con la fórmula de que si Dios ha creado todo lo que existe, puesto que el mal
existe, también tendría que haberlo creado Dios….
“El mal no existe como algo positivo (habría sido creado por
Dios) sino que es “ausencia de bien”, por lo que Dios quedaba libre, eximido de
responsabilidad de la existencia del mal.
En la Biblia no sólo aparece una figura, Lucifer (“el
portador de luz”) o Satán, sino que existen figuras demoníacas (la serpiente
que tentó a Eva), Asmodeo,….
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