martes, 13 de mayo de 2014

8.- 19 - DIOSES Y DEMONIOS.


 
Igual que hay seres superiores, dioses, benévolos, hay, también, seres superiores, demonios, malévolos.

Si la historia ha sido/es considerada como una lucha de buenos (que somos nosotros) contra los malos (que son, siempre, ellos), igualmente las religiones.

Los dioses, luchando por imponer el bien, y los demonios, luchando por imponer el mal, aunque, al final de los tiempos, ganará el bien y todos contentos y felices.

Pero el término “demonio”, proviene del griego “daimon”, que significa “don”.

Sócrates solía decir: “me ha dicho mi demonio que….”, que puede interpretarse como una intuición, un “don” que tengo, un “genio”, algo que tengo aquí dentro y que me dice que… nada que ver con el concepto de “demonio” que pasaría al cristianismo.

El “daimon o demonio” es un don que alguien tiene para algo pero, moralmente, ni bueno ni malo, sino neutro, y que podrá ser benévolo o malévolo.

Pero como dios-dios es la representación del máximo Bien, el demonio, como contrapunto, será la representación del máximo mal.

Cuando un pueblo invadía y conquistaba a otro, por lo general los dioses del invasor/vencedor seguían siendo dioses, los buenos y benévolos, mientras los del perdedor y vencido pasaban a ser ídolos y/o demonios, malévolos.

Baal, el dios benévolo de los cananeos, cuando el pueblo de Israel invadió y conquistó Canaán, pasó a ser un ídolo o falso dios, en contraposición a Yahvé.

Todos hemos estudiado el dualismo de la religión persa entre Ormuz (dios o principio del Bien) y Arimán (dios o principio del mal), considerando la historia como una lucha entre ambos dioses.

Cuando ocurría alguna desgracia, general o particular, era interpretada como un castigo, como si el dios bueno hubiera permitido que el demonio hiciera de las suyas.

“¿Quién pecó, éste o su padre?” – le preguntaron a Jesús ante la presencia del un tullido.

Algo habrá hecho, él, su padre, su abuelo, su bisabuelo,….hasta la cuarta generación puede verse afectada por el pecado cometido por uno.

Incluso enfermedades raras (por desconocidas) como podía ser la locura o la epilepsia, era considerada como la posesión demoníaca de una persona, “poseso/a”.

Satán le disputa al Creador el dominio y señorío de la tierra y de los hombres, como en igualdad de condiciones, y el que pecara, desobedeciendo a Dios, era cómplice del mal que le ocurriese a la tierra y a los hombres.

El dualismo divino persa de Ormuz y Arimán pasaría al Maniqueísmo, fundado por Mani en el siglo III d. C. con los dos principios de Dios y la Materia.

El dios de la luz y el de las tinieblas.

El dios de la verdad y el del error.

El propio San Agustín pasó por el maniqueísmo hasta que dio con la fórmula de que si Dios ha creado todo lo que existe, puesto que el mal existe, también tendría que haberlo creado Dios….

“El mal no existe como algo positivo (habría sido creado por Dios) sino que es “ausencia de bien”, por lo que Dios quedaba libre, eximido de responsabilidad de la existencia del mal.

En la Biblia no sólo aparece una figura, Lucifer (“el portador de luz”) o Satán, sino que existen figuras demoníacas (la serpiente que tentó a Eva), Asmodeo,….

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