¿Qué es “el ser”? El ser es un punto de vista desde el cual
nos acercamos a las cosas, las interpretamos; para lo cual nos colocamos más
allá de las cosas mismas.
Así entenderemos el ser de las cosas de una u otra manera y,
al hacerlo, nos entendemos, también a nosotros mismos de una u otra forma.
Así surge la historia del mundo, el menos en Occidente, como
“una sucesión de distintas respuestas a la pregunta de qué sea el ser.
Por ejemplo. Para PLATÓN el ser del mundo radica en las
ideas. Así pues, la realidad aparece dividida en dos ámbitos: a.- El mundo
plenamente real (el mundo inteligible, el “Mundo de las Ideas”) y el mundo
aparente (el mundo sensible, materia, este mundo).
¿Qué “son”, pues, las cosas? Imágenes, imitaciones,
participaciones,…. de las Ideas, que son la “autentica realidad” mientras este
mundo es sólo un “mundo aparente”
¿Qué “es” el hombre? Un tipo de realidad que habita los dos
ámbitos del mundo (por poseer un “alma” pertenece al mundo de las ideas y por
tener un cuerpo, material y sensible, pertenece a este mundo, al mundo físico).
El CRISTIANISMO medieval, sin embargo, tiene una distinta
“concepción del ser”.
El “ser” radica en Dios, este mundo es concebido, “es” una
obra de Dios (como creación, de la nada) y el hombre “es” otra “criatura” de
Dios, aunque una criatura especial, “hecha a imagen y semejanza de Él” y
destinada a estar eternamente con Él, en la vida ultraterrena, tras la muerte.
Para DESCARTES, como en otros lugares hemos expuesto, “es”
una “res (cosa) cogitans (que piensa).
O para PASCAL “es” una caña movida por el viento….”
O para MARX……
O para NIETZSCHE….
¿Cuál es la concepción del “ser” del mundo que aparece con
la interpretación científico-técnica actual?
Heidegger sostiene que la interpretación científico-técnica
del mundo actual convierte a toda la realidad en “cosa” = en “pura cantidad de
energía dispuesta para su consumo” y, así, ya no es posible ninguna otra visión
del mundo.
Al encerrarnos en un mundo de cosas la pregunta por el “ser”
(y, por tanto, la posibilidad de trascender las cosas) ya no tiene sentido.
Se cierra, con ello, la historia humana y quedamos presos en
un mundo de puras cosas.
Pero al hacerlo el hombre se convierte, también, a sí mismo
en pura cosa, en un útil entre otros, en un instrumento más.
Frente a esta situación, Heidegger propone una vuelta a la
reflexión sobre el “ser de las cosas” que nos haga superar esta situación.
Esta propuesta la resume en una frase: “El hombre no es el
dueño del ente sino el pastor del ser”.
Con ello quiere decir que debemos abandonar esta pretensión,
nacida con el mundo moderno, de entender el mundo como cosa a dominar por los
sujetos humanos, y debemos dejarle ser lo que es (dejar que el árbol sea árbol,
que el río sea río,…) en vez de ver en todo una fuente de energía a controlar y
consumir.
Esta toma de posición de Heidegger es, hoy, asumida por
muchos planteamientos ecologistas actuales, críticos con el monopolio del
pensamiento que ejerce la técnica.
Para Heidegger el Arte será el modo de desvelar el ser de
las cosas.
Frente a la Técnica y su reducción de toda realidad a “cosa”
para uso humano, como útil, como instrumento para el hombre, quedando toda la
realidad uniformizada y perdiéndose toda riqueza que la realidad encierra, el
Arte “desvela el ser de las cosas”.
Y, así, el color se convierte en longitudes de onda, el
sonido en vibraciones, el peso y la densidad de las rocas en cantidades, la
lisura de la superficie del mármol en un coeficiente de rozamiento,….
Todo, pues, reducible a número, a cantidades, a algo
calculable para ser puesto al servicio del hombre, para ser consumido.
Pero, al hacer eso, al tratar así a las cosas, anulamos su
“ser”, lo ocultamos y a las cosas las gastamos, las consumimos, pues su “ser”
ha quedado reducido a útil, a producto consumible.
El ARTE, por el contrario exhibe el color, la dureza, la
textura de los materiales.
La obra de arte no es hecha para ser gastada, consumida,
sino para ser exhibida, para que nos paremos en su presencia.
A través del ARTE la realidad se nos muestra en toda su
riqueza, se nos desvela el “ser” de las
cosas.
La primera concepción de la VERDAD, fue la Verdad como
DESVELAMIENTO, como “Aletheia”, la de los presocráticos.
Después habrá otras concepciones, como la Verdad ÓNTICA de
San Agustín. También dentro de la concepción de la Verdad como “propiedad de
las cosas”.
Otra es la concepción de la Verdad como “propiedad del
Entendimiento” (a.- como “concordancia” del entendimiento y la cosa, b.- como
“coherencia”, o c.- como “certeza”).
Y otra concepción de la Vedad es como “propiedad de la
acción” (concepción “pragmática de la verdad”, la del Pragmatismo, aunque también
asumida por filósofos tan dispares como Marx, Nietzsche o Unamuno).
Heidegger se encuadra en la primera concepción de la verdad:
como “desvelamiento”, “des-ocultamiento”.
Quiere decir lo siguiente: nosotros solemos contraponer la
Verdad a la Falsedad. Y, así, decimos que alguien miente cuando hace una
afirmación que no se corresponde con la realidad.
Por ejemplo: miento si digo que el agua es más pesada que el
oro”
Según esta manera usual de entender la verdad, ésta se da en
un juicio (proposición o enunciado).
Para Heidegger es mejor entender la verdad como
“desvelamiento o manifestación de la cosa” que como “correspondencia”.
Para poder saber si la proposición arriba enunciada es
verdadera tengo que conocer primero el oro, éste tiene que dárseme de alguna
manera, tengo que saber que lo que estoy comparando es un “verdadero oro” con
una “verdadera agua”.
A este proceso por el que las cosas se me hacen patentes, es
a lo que se llama “verdad como desvelamiento”,
Mientras la actividad científico-técnica anula la realidad
al reducirla a mero objeto para consumo, el Arte manifiesta la realidad en toda
su riqueza, y a esto es a lo que se llama “verdad como desvelamiento”
TIERRA Y MUNDO
Son dos categorías para explicar el modo como la verdad
desvela el ser de las cosas.
“TIERRA” es algo
similar a lo que solemos denominar “materia”, pero teniendo en cuenta que es
una categoría científico-técnica, que puede ser descrita en términos
físico-matemáticos.
Podemos decir, pues, que la “tierra” es la materia en tanto
no reductible a cuantificación de ningún tipo.
El ARTE, pues, opera sobre esta “tierra” dándole forma, de
modo que crea productos a través de los cuales se exhibe esa realidad oculta.
El ARTE crea, así, un entramado de significados al que
Heidegger llama MUNDO.
Yo he visitado, este verano, en Palencia una exposición de
los distintos tipos de palomares que existen en la región. Algo que yo,
salmantino, desconocía.
Un palomar es, en principio, un útil, un instrumento hecho
con una finalidad no artística. Pero puede ser contemplado, también, como obra
de arte.
Más aún, como ya no tienen el valor de utilidad pueden ser
contemplados y apreciados como obras de arte.
El palomar está hecho de adobe (barro y paja), elemento de
construcción muy usado en toda la comarca, por lo que forman parte del entorno,
pero están en él, por decirlo así, como ignorados. Sobre ellos pasamos la vista
como si no existieran.
El palomar se encuentra en medio de la meseta con su figura
vertical.
Esta verticalidad hace, por contraste, todavía más llana la
llanura.
Como mucho valoramos de ellos su valor utilitario, pero al
contemplarlo como obra de arte aparecen resaltados y se hacen patentes en el
entorno,
Así, la obra descubre la “tierra”, llenando el entorno de significados, volviéndose, así, un
espacio habitable, que adquiere cierta consistencia de “hogar”.
A este llenar de significados el entorno, convirtiéndolo en
algo habitable es a lo que Heidegger denomina “mundo”.
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