Verdad, Bondad y Belleza son tres trascendentales que acompañan a todo ser.
La Verdad tiene que ver con el Cocimiento, la Bondad con la
Ética/Moral y la Belleza con la Estética.
La Verdad se expresa en juicios. Tres tipos de juicios:
analíticos, sintéticos y sintéticos a priori. La ciencia está compuesta de
juicios sintéticos (que amplían el conocimiento) a priori (independientes de la
experiencia).
La ciencia existe (Física y Matemáticas). La pregunta, pues,
es: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las Ciencias? (porque
tienen que ser posibles puesto que las ciencias existen).
Y, después, la pregunta: “¿Son posibles los juicios
sintéticos a priori en la Metafísica?”. NO. Por lo tanto no podremos demostrar
con la Razón ni la existencia de Dios, ni la inmortalidad del alma, ni la otra
vida tras la muerte.
La Bondad se expresa en imperativos. Hay dos tipos de
imperativos: hipotéticos y categóricos. La Ética tiene que ser Formal, Autónoma
y venir expresada en imperativos categóricos.
La Belleza, junto con el Gusto, es el tema de la Estética.
Si para dilucidar la Verdad (el tema de la Ciencia y si lo
es o no la Metafísica) lo hace en la Crítica de la Razón Pura y para la Bondad
(la Ética y/o Moral) lo hace en la Crítica de la Razón Práctica, para el tema
de la Belleza y el Gusto lo hace en su tercera Crítica, la Crítica del Juicio.
(Hasta aquí el recordatorio).
La Crítica del Juicio ha sido considerada como el fundamento
de la Estética Moderna.
Su investigación sobre la Belleza y el Arte ha sido la
fuente de la que han bebido las teorías estéticas de los siglos XIX y XX.
“Juicio” en Kant significa “la facultad de juzgar”, “la
capacidad de juzgar”, de distinguir, de evaluar y de decidir acerca de objetos
y acontecimientos.
“Crítica” significa “investigación”.
“Crítica del Juicio” es, pues, “investigación sobre la
facultad de juzgar estética”.
Eso es “el Gusto”: la “facultad de juzgar que posee cada ser
humano en materia de lo estético”
Solemos decir de alguien que tiene “buen gusto” o “mal
gusto” en el vestir, en la decoración, en la elección de los regalos, en la
conversación…
Nuestra vida, pues, está rodeada de cuestiones que tienen
que ver con el gusto.
Pero hay dos dimensiones del gusto:
1.- El gusto que va unido a los sentidos. Nos gusta o no nos
gusta el olor de un perfume, el sabor de una comida, el olor y el sabor de un
buen vino, el color de un vestido, una buena ducha o un buen baño un día de
calor, el sonido de una melodía o de un instrumento musical,…
Este ámbito del gusto constituye la “esfera de lo
Agradable”, que no debemos confundir con la “esfera de los bello”.
2.- Desde el punto de vista estético “Gusto es la facultad
de juzgar lo bello y, en este sentido, pertenece a “la esfera de la razón” y no
a “la esfera sensible”
Según Kant todos los seres humanos podemos ponernos de
acuerdo acerca de qué es lo bello, porque todos participamos de la misma
racionalidad y de unos mismos principios gracias a los cuales juzgamos la realidad.
Igual que podemos ponernos de acuerdo en la “esfera del
conocimiento” y en la “esfera de lo moral” también podemos ponernos de acuerdo
en la “esfera del gusto” desde el punto de vista estético.
Tenemos pues lo AGRADABLE, lo BELLO y lo BUENO.
Lo AGRADABLE.
Es lo que place a los sentidos en la sensación. De ello
decimos que “nos gusta”, un sabor, un olor, un sonido,….
Cuando decimos que “eso me agrada” no estamos exigiendo a
nadie que esté de acuerdo con nosotros, sino que, simplemente, estamos manifestando
nuestra opinión.
Es la esfera del “gusto inferior”, ligado a los sentidos. Y
así podemos decir que “cada uno tiene sus gustos”.
Lo de que “sobre gustos no hay nada escrito” podríamos decir
que cada uno podría escribir sus gustos sensibles. Y seguramente que “cada uno
tiene sus gustos”, en uno se coincidirá y en otros no, pero parece imposible
que todos se pongan de acuerdo en todos los gustos.
Es el denominado “empirismo del gusto”, cada cual lo
experimenta a su manera, según sus sentidos y según su experiencia sensible.
Es particular, de cada uno, y contingente (no necesario),
mañana puede cambiar y ya no le gusta lo que antes le gustaba o viceversa.
Lo BUENO
Es “aquello que es apreciado, que tiene un valor objetivo”
Y puede ser que “sea bueno para algo” (lo bueno como “útil”)
y “aquello que es bueno en sí mismo”
Dormir es bueno para la salud, leer es bueno para el
espíritu, la gimnasia es buena para el cuerpo,…
Dormir, leer, hacer gimnasia son buenas para algo, son
útiles.
Por otra parte, una acción moral (ayudar a un accidentado,
dar una limosna…) es buena en sí misma y pretende ser universal y necesaria.
Podemos, pues, decir que todos estamos de acuerdo en “socorrer al necesitado”.
Lo bueno es propio de las acciones morales y no pertenecen a
la esfera estética, sino moral.
Pero, igual que “lo bueno”, también “lo bello” pretende ser
universal y necesario.
Lo BELLO
Lo bello es “aquello que place sin interés alguno”.
El desinterés es la condición de posibilidad de la
experiencia estética. No así de la experiencia de lo agradable, en la que hay
un interés de los sentidos en el placer sensible.
Imaginemos un bosque y deduzcamos las perspectivas de un
botánico (interesado en conocer la salud o la enfermedad de los árboles para
conservar el bosque), de un maderero (le interesa conocer la calidad de la
madera para ver si es rentable su compra,…) y de un contemplador (sentir placer
en la visión de los árboles del bosque, sólo le interesa la contemplación
estética).
La experiencia estética es distinta a la experiencia
sensible, a la moral y a la científica.
Aunque el desinterés absoluto no exista, cuanto más
desinteresada sea más estética es la experiencia.
Ir por gusto de contemplar la obra de Velázquez en el Museo
del Prado, no es igual que ir obligado por el profesor de Arte. Aunque en este
caso haya interés de aprobar la asignatura no obsta para que, también se sienta
experiencia estética.
Como no es igual leer por placer que por obligación.
Pero como somos racionales y animales es difícil el desinterés
absoluto.
Además del DESINTERÉS también es esencial en la experiencia
estética la UNIVERSALIDAD.
¿Qué diferencia hay entre estos dos juicios: “me gusta esta
rosa” y “esta rosa es bella”?
La diferencia fundamental es la “pretensión de validez, de universalidad”
En el primer juicio no exigimos a nadie que esté de acuerdo
con nosotros, sólo decimos que nos gusta. En el segundo caso la misma
formulación lleva consigo la exigencia de que todos estén también de acuerdo.
Para Kant también podemos ponernos de acuerdo en cuestiones
de gusto, pues todos participamos de las mismas estructuras racionales.
Kant habla, incluso, de un “sentido común estético” del que
todos participamos por el que podemos ponernos de acuerdo, todos, en la esfera
estética. Como lo hacemos en el ámbito moral y científico.
Señala Kant dos tipos de Belleza: LA BELLEZA LIBRE Y LA
BELLEZA ADHERENTE.
LA BELLEZA LIBRE es la propia de los objetos de la
naturaleza (pájaros, árboles, ríos, montañas,…). Se llama “libre” porque nadie
tiene un concepto previo de cómo debe ser un pájaro, un árbol, un río, una
montaña, un amanecer,… Simplemente, sentimos placer al contemplarlos.
La Belleza de la Naturaleza no está sometida a reglas. La
contemplamos estéticamente como objetos cuyo ideal de belleza nos viene
impuesto por sí mismo.
LA BELLEZA ADHERENTE es la del Arte que, aunque dependa de
la libertad, voluntad y originalidad del artista, debe estar ejecutada
siguiendo unos cánones o principios de belleza y en conformidad con unas reglas
técnicas que el artista debe tener en cuenta.
Además de inspiración hace falta dominio de la técnica
Pero para él la verdadera experiencia estética está en la
naturaleza.
La belleza viene expresada por un sentimiento de placer que
surge en la mente a causa de la armonía que se produce entre la facultad de
conocer (entendimiento) y facultad de sentir (sensibilidad).
Para él el Arte no es Naturaleza porque ésta crea sus
objetos (desde una piedra al hombre) de acuerdo con principios libres y no
regulables por ningún elemento ajeno a ella. Ni tampoco es Ciencia, cuya tarea
consiste en imponer reglas, leyes y teorías con el fin de conocer la realidad.
El Arte no es tan libre como la Naturaleza ni está sometido
a reglas, como la Ciencia, sino que es una actividad especial por la que el ser
humano, libremente (pero también conforma a unas reglas y habilidades) crea
objetos bellos cuya realización lleva consigo una especial satisfacción en el
sujeto que crea, y cuya contemplación debe producir un sentimiento de placer en
el contemplador estético.
El Arte Bello no es el Arte Mecánico ni el Arte de lo
Agradable.
El Arte Bello consiste en la creación libre y desinteresada
de un objeto, sin conocimiento previo alguno de lo que se pueda saber de ese
objeto, utilizando la imaginación, el gusto y una cierta habilidad.
Los productos artísticos deben estar hechos tan libres de
sujeciones a regla alguna que puedan parecer objetos de la Naturaleza.
El Arte debe imitar a la Naturaleza del mismo modo que la
Naturaleza en algunos objetos (el caracol, una hoja multilobulada,..) parece
imitar al Arte.
EL ENDIOSAMIENTO.
Para los griegos el estado ideal de creación artística
consistía en el “endiosamiento”, es decir, en el hecho de que el artista se
convertía en un “medium” a través del cual la diosa o musa se manifestaba y se
expresaba.
¿No son eso los escritores de los libros de la biblia,
“médiums” de los que el Dios de Israel se vale para que. por escrito, pongan
sus advertencias, consejos, amenazas, normas,…para que el pueblo lo sepa y lo
acate, única manera de no desairarle y ser causantes de la venganza divina
sobre ellos y/o sobre todo el pueblo?.
Tanto para Kant como para Schopenhauer el concepto de
“endiosamiento o medium” se transforma en el concepto de GENIO.
La visión del genio está iluminada por el Sol, mientras la
del hombre vulgar sólo por una linterna,
Junto al “gusto”, que es la facultad de juzgar lo bello
propone Kant el “genio” como facultad de crear o producir objetos bellos.
Genio es, pues, “el talento (o don natural) que da la regla
al arte”, es “la capacidad espiritual innata mediante la cual la Naturaleza da
la regla al arte”.
El genio, pues, es un “don”, un regalo que la naturaleza
proporciona a la persona, el artista, para que pueda crear objetos bellos.
Nadie se dona nada a sí mismo, el “don” siempre es “donado”.
Ese talento, esa capacidad innata (no producida, nace con la
vida) es lo que hace que el artista se comporte, en la creación de objetos
bellos, como si fuera “naturaleza”.
El artista es una “naturaleza creadora”.
Por ello, el Genio:
1.- Es ORIGINAL. Produce objetos bellos sin tener en cuenta
regla alguna, sino simplemente guiándose por las ideas de su propia imaginación
o mente.
El Genio es el envés del “espíritu de imitación”. El genio
jamás imita a nadie.
Es verdad que todo proceso de aprendizaje lleva consigo una
cierta imitación. Pero lo que hace el genio es seguir las orientaciones de
otros genios, de ahí que lo que produce el genio son modelos o ejemplares para
que puedan ayudar a otros genios.
2.- Sus productos son MODELOS y/o EJEMPLARES que sirven de
orientación de/para otros artistas, entre los que puede aparecer otro genio.
Los productos del genio son distintos a los productos de la
habilidad y de la imitación.
3.- Dado que el GENIO es NATURALEZA y NO es CIENCIA no puede
comunicar a nadie las reglas conforme a las cuales produce su arte.
En ello se distingue de las ciencias, que pueden ser
aprendidas con esfuerzo y con buenos maestros.
Al ser una capacidad espiritual innata, es imposible aprender
o enseñar la genialidad: EL ARTISTA (EL GENIO) NACE, EL CIENTÍFICO SE HACE.
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